MURCIA. Todo comenzó un desafío. Fue la empresa aguileña Campos Serrano Biólogos la que planteó el reto de diseñar un sensor autónomo para la detección de insectos en una apuesta por mejorar las primeras fases en el control de plagas. De este objetivo nació la startup murciana Coplain, que bajo el amparo de Incoova fue capaz de alcanzar esta meta y ahora ya comercializa su dispositivo CPI.EVO en el mercado.
Este aparato, de un tamaño aproximado al de un paquete de tabaco, funciona como una especie de trampa, pues gracias al uso de atrayentes consigue atraer insectos para que entren en su interior, momento en el que se activa el sensor y se toma una foto del intruso que será enviada a la empresa de control de plagas que lo haya colocado.
Una vez que la compañía responsable recibe los datos, resulta posible identificar la especie y, en consecuencia, si merece la pena o no enviar un fumigador que limpie la zona. A través de esta innovación, resulta posible sustituir el papel adhesivo, la herramienta tradicional que se viene empleando hasta ahora en el sector como detector: "Este aparato permite obtener datos las 24 horas del día, por lo que sabemos en todo momento si hay o no presencia de insectos", explica Vicente Ramón Sánchez, CEO de Coplain, a Murcia Plaza.
Y es que este producto no está enfocado al consumidor final, sino que son las mismas empresas de control de plagas las que compran el dispositivo y lo colocan puntos de control estratégicos para optimizar la detección temprana de insectos. En concreto, se trata de un aparato diseñado para lugares sensibles a la presencia de estos animales, como los hospitales, las farmacias, la hostelería y las empresas de alimentación. En consecuencia, la principal amenaza que ayuda a prevenir es la infestación de cucarachas.
Asimismo, también está programado para enviar información sobre la temperatura y la humedad en el ambiente cada cuatro horas, lo que permite a Coplain obtener datos estadísticos de cara a la prevención.
Si bien lo que nació como un desafío ya ha evolucionado hasta ser una empresa en toda regla, no siempre tuvo el viento a favor. Y es que en un principio la compañía incipiente logró crear un primer prototipo, pero la llegada de la covid provocó la separación del equipo: "Hubo un momento en el que me quedé yo solo, pero en poco tiempo logré formar otro grupo y pudimos completar el desarrollo", relata Vicente.
Una vez navegada la tormenta, la startup se encuentra en vías de hacer el modelo escalable y de diversificar su catálogo con la incorporación de nuevos productos. En específico, ya tienen previsto añadir un dispositivo que permita controlar la presencia de otros tipos de insectos, como las termitas, pero su principal objetivo reside en implementar el uso de inteligencia artificial para automatizar el proceso de detección.