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La salud mental, la puerta no se abre y el trabajo

14/10/2021 - 

MURCIA. Les voy a contar una historia. Un día, cuando se disponen a salir de casa la manivela de la puerta se queda ‘pegada’ a su mano. Ponen un pie en el rellano pero el cuerpo les tiembla como si fuera gelatina. Parece que frente a ustedes hay una fiera y sólo desean volver dentro y cobijarse. El corazón late rápido, están mareados y creen que se desplomarán.

¡Acertaron! Hablo del miedo. Pero del miedo irracional. Este mes donde se da visibilidad a la salud mental, he pensado poner el ejemplo de un caso de ansiedad generalizada. No me refiero a ese agobio lógico que todos tenemos en algún momento (al ver una factura, por ejemplo)

Yo les hablo de un problema llevado al límite, a su máxima escala. El que es capaz de paralizar tu vida personal y profesional. Ese problema lo viví y alguna vez me visita. ¿Creen que es responsable que lo cuente? Para mí es normal porque he crecido con estas sensaciones, pero aún hay reparo a hablar sobre temas relacionados con la salud mental y es un cajón de sastre para: la depresión, la ansiedad y mil problemas más.

Cuando un personaje público comparte en alguna red social que ha sufrido un “ataque de pánico” justo antes de salir al escenario, despierta la solidaridad de todos. Aunque sólo le conozcamos por sus canciones. Sin embargo, ¿qué ocurre con tu vecino de arriba? ¿Por qué sigue viviendo en casa de sus padres? Quizás no haya tenido la oportunidad en su vida laboral de desarrollar todo su talento.

El estigma de compartir lo que nos ocurre si va ligado a un problema de este tipo es tremendo. Se normaliza la diversidad funcional ¡Un gran paso! Pero todavía se esconde la depresión. La probabilidad de que pasemos por una es muy alta. Sobre todo tras la pandemia, que todavía no ha desaparecido.

El problema en esta sociedad es habernos contagiado de ese espíritu ‘siempre happy’ que además de no ser cierto, no es sano. Llorar, reír, sentir… es lo lógico y natural en el ser humano. Cualquier psicólogo/a estará de acuerdo. Esconder las emociones que son menos populares nos llevará a acumular estrés, inquietud, tristeza, agobio.

En el ámbito laboral, se dan bajas por este tipo de enfermedades. Y algunas, con el tiempo, si no se tratan, se convierten en crónicas. Y otras, simplemente forman parte de nuestra personalidad. Pero como todo, tienen su lado positivo. Una persona con ansiedad, suele ser exigente, perfeccionista y cumplidora.

Podemos sonreír y fingir que somos felices. O podemos decir sin pudor que hemos tenido o que tenemos un problema, pero que no es obstáculo para afrontar cualquier desafío tanto personal como profesional.

Quizás sea hora de dedicar una Sonrisa de Duchenne, a ese vecino o a ese compañero porque lo que para nosotros es tan sencillo como abrir una puerta todas las mañanas, para él implica enfrentarse a la jungla. Y lo hace a diario. Todo un ejemplo de superación y valentía.

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