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La ruta de 'los Fulgencios' entre monte y huerta: algunos apuntes sobre los pintores Saura Pacheco y Saura Mira

3/03/2024 - 

MURCIA. Y como todos se preguntaran: ¿quiénes son los Fulgencios? Pues bien, aclaro la incógnita: me refiero a Fulgencio Saura Pacheco y su descendiente Fulgencio Saura Mira, ambos pintores por vocación pero de vida laboral muy distante de su don natural. 

El primero de ellos nacería en el primer lustro del siglo XX en la calle San Nicolás de la capital de la Región. De profesión sastre y teniendo su taller en la calle San Pedro de Murcia, compaginaba trabajo con su afición pictórica en su estudio de pintura, sito en calle Alfaro. Pero no solo pintaba en él, era muy habitual verle por parajes de huerta y sobre todo muy cerca de su amado rio Segura, que inmortalizó en varias de sus obras. 

Como narran varios biógrafos, entre ellos José Alberto Bernardeau, tuvo que buscar año a año el reconocimiento de los murcianos de la época, que conseguiría gracias a su perseverancia, puesto que logró un premio otorgado por la Asociación de la Prensa y un accésit de la Diputación Provincial. Pero su gran victoria, la consiguió cuando el Estado adquirió una obra suya para el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, tal como me narraría orgullosamente su hijo. 

El río Segura con niño y perro, de Saura Pacheco

En el último lustro del siglo XX, recibió un homenaje del Ayuntamiento de Murcia, poniéndole su nombre a una calle; pero también en este periodo, llamó la muerte a su puerta, en concreto en 1999. Pero Saura Pacheco no murió, dejo su legado en Fulgencio Saura, su hijo, más innumerables obras de arte.

Fulgencio Saura Mira, al que tengo el grandísimo honor de conocer, puesto que es compañero cronista de Alcantarilla y Fortuna, ha seguido los pasos de su padre de forma muy parecida, no siendo la pintura su profesión. Fulgencio, profesionalmente fue secretario de Ayuntamiento, en primer lugar de Totana y después en Alcantarilla. Donó varias obras para actos de beneficencia y en algunas exposiciones compartieron pared con oleos de Bonafe, su padre, Muñoz Barberán, Pedro Flores... Los temas de sus pinturas, tanto acuarelas como óleos, van enfocados al paisaje de nuestra huerta, así como marinas y montes de la Región, sin olvidar los barrios capitalinos, plasmados también en sus lienzos. A principios del siglo XXI, realizó acuarelas de las pedanías de la capital, tanto de huerta como del campo, que después servirían al Ayuntamiento de Murcia para hacer callejeros de las mismas.

Una visita al estudio

Una mañana de noviembre, tuve la suerte de poder visitar su estudio en Molina de Segura en Villa Mila. Cuando abrió la puerta del mismo, me traslade a la década de los años 80. Al fondo. una estantería de viejos libros, a la izquierda, y como Fulgencio me confesaría, una de sus obras más queridas, un gran óleo del imafronte de la catedral de Murcia, rodeado por las fachadas de cada una de las iglesias de la ciudad; y cómo no, un trípode preparado para el nacimiento de una nueva obra pictórica. A la derecha, un enorme ventanal, entrando gran luminosidad a la sala, muy necesaria para el buen desarrollo de la actividad artística de cualquier pintor. 

Comenzó una conversación en la cual me relató que es miembro correspondiente de la Academia Alfonso X, que tenía varias calles con su nombre como en Abanilla, Alcantarilla… con una pasmosa humildad, una exposición permanente de cuadros suyos y de su padre en Ceutí y que también en esta misma localidad realizo pinturas para la ermita de Los Torraos. Me confesaría que Mila, su esposa, es su gran musa y fiel colaboradora, ya que como pude comprobar le ayuda a adquirir material de pintura en las tiendas de arte.

Continuando con el dialogo, me relató sus visitas a Torreagüera en la década de los 70 del pasado siglo acompañado de su padre, Saura Pacheco, recorriendo las callejuelas del centro de la pedanía, cuando las casas eran de poca altura; así como parajes de sierra cercanos al monte Miravete, pasando también por el Rincón de Gallego, para inspirar sus pinturas.

Pero la relación de Saura Mira con Torreagüera no se acabaría ahí, ya que la visita frecuentemente desde hace más de veinte años al ser un hijo suyo residente. Cuando lo visita, de vez en cuando realiza escapadas para visitar el cementerio, que le fascina con sus cipreses, la zona de la senda de las yeseras en el monte, para contemplar los atardeceres con su bella luz y la plaza de la iglesia. Prueba de ello es que, en los últimos  tiempos ha realizado varias obras inspiradas en paisajes de nuestra huerta como Rincón de Gallego-Benicotó, Landrona de Rodeo… 

Cabe destacar que ha donado la imagen de una acuarela suya para el certamen de villancicos 2022, de la Peña Huertana El Ciazo. Pero Fulgencio Saura no solo se ha ocupado de la pintura, sino también de la escritura, tanto con su labor como cronista como de poeta, con sus publicaciones en redes de textos poéticos, como el que un servidor pudo recitar, en un pequeño discurso, en mi nombramiento como cronista de Torreagüera. Y acabo este pequeño homenaje a Fulgencio Saura Mira, tal como pudimos conversar y reflexionar con un café en la mano, sobre la cultura y patrimonio arquitectónico en la Región. Coincidimos, en que tenemos mucho potencial pero no sabemos cómo encauzarlo, sea por la causa que fuere. Por ello se debe seguir buscando la formula y, mientras tanto, no dejar morir lo que aún perdura y que nuestros ancestros nos han legado, así como intentar que mentes privilegiadas en el ámbito cultural, como de cualquier profesión, no tengan que emigrar obligatoriamente.

* Raúl Jiménez y Lorca es cronista de Torreagüera.

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