CARTAGENA. Torremocha no es una vivienda cualquiera de Cabo de Palos. Es una de las más antiguas del pueblo -su construcción data de 1948-, se encuentra en la subida al Faro y es de las pocas que tiene nombre propio y no se conoce por el de la familia propietaria. Se trata, además, de una edificación singular, cuyo elemento más representativo es una torre con dos arcos de medio punto en la parte inferior, desde la cual -al igual que desde la terraza superior- se puede contemplar el mar. Tras décadas de abandono, esta casa con solera está siendo sometida a una rehabilitación integral por parte del estudio de arquitectura murciano Ad Hoc, cuyos resultados ya se pueden apreciar, aunque las obras no acabarán hasta Semana Santa o el mes de junio. En estos tiempos de pandemia es difícil hablar de plazos, señalan desde este estudio.
Aunque de momento prima la prudencia, tanto por parte de los arquitectos como de la actual propietaria, esta última confirma a Murcia Plaza que su aspiración sería ver convertida la casa Torremocha en un hotelito con encanto en Cabo de Palos. Las propias obras que se pueden apreciar a simple vista confirman que la rehabilitación del inmueble está enfocada a que la vivienda pueda tener en el futuro un uso como establecimiento hotelero.
Explican desde el estudio Ad Hoc que la rehabilitación que se está llevando a cabo en Torremocha -que comenzó en enero de 2020- ha buscado conservar la esencia de la casa original incoporando elementos más actuales. De hecho, destacan y valoran que la propietaria haya querido preservar el espíritu de esta casa emblemática a pesar de no estar protegida o catalogada, ni por el Ayuntamiento de Cartagena ni por la Comunidad, ya que reformarla completamente como están haciendo -estaba muy deteriorada por la falta de mantenimiento y por la cercanía del mar- resulta más costoso incluso que edificar una nueva vivienda desde cero. Y es que, a pesar del estado de abandono que presentaba antes de las obras, "todo el mundo le otorgaba un valor a la casa, porque lo tiene, y por eso tiene tanta importancia que alguien haya tenido la fuerza y la decisión de querer conservarla", aseguran.
Actualmente, ya se puede observar que se le ha dado a la fachada un color verde muy claro, "muy elegante y con una intencionalidad", respetanto los elementos de piedra que presentaba la torre. Igualmente, señalan en Ad Hoc que las letras originales del nombre de la casa (que estaban en la torre) se han conservado para un posterior uso. Otra reforma evidente es que se han abierto unos arcos ocupados por unas puertas con ventanales que rompen con la fachada más pobre que había anteriormente y que permiten que una luz con matices verdes invada el interior. Igualmente, se han distribuido unas terrazas exteriores dividas por unos pequeños muros que dan a las distintas habitaciones.
El color verde claro también predominará en el interior, cuyos suelos son de unas baldosas hidráulicas que reproducen los dibujos geométricos que había en las casas antiguas. Además, se ha reformado la terraza superior que había originalmente, que contará con una piscina y que dispone de unas increíbles vistas de los alrededores: hay que recordar que por un lado está La Manga, por otro el faro y enfrente la parte que da a los acantilados.
Este proyecto de rehabilitación de la casa Torremocha se remonta al año 2016, aunque no fue hasta enero del pasado año que se empezó ejecutar y no será hasta dentro de unos meses que se pueda observar el resultado completamente acabado. Será a partir de entonces cuando se conozca oficialmente si el sueño de su propietaria se hace realidad y Cabo de Palos pasa a contar con un hotelito con encanto que se sume a otras iniciativas exitosas en la zona como ha sido el del hostel Sub-Up (orientado al turismo de buceo), donde anteriormente estuvo el antiguo Hostal Micaela.