Muchas son las noticias que sobre estos hechos recibimos a diario, en exceso diría yo porque no da tiempo a asimilarlas con un mínimo de reflexión sino a saltar de una en otra en titulares y un rápido overview. Además llegan desde múltiples fuentes y, ya sea por los errores y contradicciones claramente observables en unos, ya por las interpretaciones críticas que hacen otros, la credibilidad sobre contenidos es más que cuestionable, de modo que el ciudadano común no sabe a qué atenerse y se limita al cumplimiento disciplinado de la norma impuesta por nuestro Gobierno, desamparado ante la sensación de continua improvisación y desatino, con la angustia del obligado confinamiento y los choques emocionales que ello conlleva, frustrado por cuanto dejó sin hacer intuyendo que cuando lo retome ya no tendrá sentido, y sin proyección a futuro, porque no sabe qué ocurrirá mañana, pero convencido de que en gran medida no depende de él por muchos mensajes de empoderamiento entusiasta que nos lleguen.
Pero no todo es pesadumbre: sabemos que superaremos esta crisis como lo hicimos en otras anteriores con menos capacidad de respuesta científica, otra cosa es a qué coste, sobre todo en vidas humanas; y sorprendentemente, la principal y única, por ahora, beneficiaria de este entuerto es la Naturaleza, que recupera parte de su biodiversidad al estar el hombre privado de realizar sus habituales abusos y perversos usos.
Diego Yepes es psicólogo-coach