CARTAGENA. A Nuria Castillo donde le gustaría estar en estos momentos es en Cabo de Palos. Allí, entre el mar, la arena y el viento, esta empresaria, presidenta de las mujeres empresarias de Cartagena (Amep), encuentra la paz que le permite afrontar con energía semana tras semana. Ahora, en tiempos de crisis y de confinamiento, echa de menos más aún esta otra vida, ahora imposible. Castillo, quien el año pasado obtuvo el Premio 8M a la Mujer Murciana, no solo lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo laboral, sino por transmitir ese espíritu de lucha y tesón que le ha servido para que Amep sea valorada y se haya convertido en un potente altavoz de las mujeres de empresa de Cartagena.
.- Ha cumplido cinco años como presidenta de AMEP y le quiero preguntar en qué se parece aquella asociación en la que recogía el testigo en 2015 a la de la actualidad?
.- Sustituí en ese momento a una compañera que se presentaba a las listas del PP en Cartagena. Después, en las nuevas elecciones, salí como nueva presidenta. Estoy muy satisfecha, porque cogí una entidad con 15 asociadas y ahora sumamos 155. Cartagena estaba mustia en este sentido. La ciudad tiene población empresarial femenina suficiente para tener una asociación con entidad. Estoy muy orgullosa de las mujeres que forman parte de Amep y eso es lo que te ayuda a seguir luchando.
.- ¿En qué se ha avanzado en este lustro, desde que usted es presidenta?
.- Pues, principalmente, nos hemos hecho un hueco en el mundo empresarial de la ciudad. Se nos oye y escucha, y además empezamos a ocupar determinados cargos en instituciones públicas y privadas, que antes no los desempeñábamos. Hemos tenido que tocar muchas puertas, y no pocas se cerraron en nuestras narices, pero hemos insistido para que nos escucharan. De ahí que nuestras relaciones con las administraciones sean buenas. Saben que existe una asociación de mujeres empresarias representada al 100% por profesionales y emprendedoras, que lo que pretende es seguir generando riqueza y convertirse en motor de la economía.
.- ¿Cuál es el perfil de empresaria en Cartagena, o al menos las que forman parte de Amep?
.- No nos hemos ceñido al sector comercio o al profesional, el perfil es muy variado. Mujeres con una edad que oscila entre los 35 y los 45 años, que van desde empresarias del mundo agrícola y ganadero, hasta directoras gerentes de mutuas, bancos, instituciones financieras, etc... Contamos con veterinarias, abogadas, psicólogos, logopedas... En fin, un poco de todo, tanto en el ámbito profesional como de actividad empresarial.
.-¿Cómo están viviendo las empresarias de Cartagena este caos económico en el que estamos sumidos?
.- Lo que estamos haciendo es reinventarnos, porque no nos queda otra. Cada una de las asociadas busca la fórmula para seguir en la actividad empresarial y salir a flote en la situación actual. Desde Amep hemos puesto en marcha una campaña de promoción a través de Youtube. Hay que dar visibilidad a los proyectos, y con el lema 'Construyendo el futuro juntas' ha surgido una iniciativa en tiempos de confinamiento que tiene como finalidad presentar a todas las mujeres valientes que forman parte de la asociación y que son el motor de la economía de Cartagena y su comarca.
.- ¿Qué cualidades debe tener una empresaria para obtener éxito en su negocio?
.- El tesón, la capacidad de lucha y resistencia. El hombre piensa con más frialdad y nosotros lo hacemos desde otra perspectiva, más pausada, e intentando buscar siempre soluciones. Hay magníficos empresarios, al igual que empresarias en Cartagena, por eso muchas veces digo que lucho por la igualdad dentro de la igualdad.
.- Le he escuchado en algún otro momento decir que a la mujer empresaria le cuesta más trabajo levantarse de un fracaso. ¿Por qué lo cree así?
.- Porque, por nuestra forma de ser, para iniciar una actividad empresarial nos lo pensamos mucho más que un hombre. No arriesgamos tanto. Somos más cautelosas, miramos bien, establecemos unas pautas más meditadas. Cuando lo tenemos todo muy claro es cuando arrancamos. Por otro lado, cuando no funciona ese negocio, nos cuesta volver a reinventarnos por el miedo a volver a fracasar.
.- Y usted, como experta, ante estas circunstancias, cuando una empresaria le plantea esta disyuntiva de cerrar o seguir, ¿cómo le replantea la situación?
.- Siempre les digo que el mundo es de los valientes, que se cuestionen porqué no funcionó su proyecto y vuelvan a resetear.
.- Habrá visto de todo, sobre todo de proyectos que están al borde del precipicio y son capaces de recuperarse.
.- No hay que perder nunca ese espíritu de emprendedor. Por los cursos que he impartido de formación y capacidad emprendedora, ves a gente que desde el primer momento nos muestra esa capacidad para crear. No hay cosa más bonita coo cuando una emprendedora se pone delante tuya y te transmite la ilusión que tiene por su idea de negocio o por cómo lo va a poner en marcha. Las mujeres nos convertimos en nuestro peor crítico, porque somos capaces de ver los problemas que nos vamos a encontrar, pero a la vez ofrecemos diferentes alternativas para solventarlos. Por mis años de formación, esto solo me lo plantean las mujeres, no los hombres.
"SOMOS MUY CRÍTICAS CON NOSOTRAS MISMAS. A LA VEZ QUE VEMOS LOS PROBLEMAS A LOS QUE NOS ENFRENTAMOS, PROPONEMOS DIFERENTES SOLUCIONES. POR MIS AÑOS DE FORMACIÓN, ESTO SOLO ME LO PLANTEA LA MUJER, NO LOS HOMBRES"
.- ¿Está en el 'adn' de la empresaria y del empresario la capacidad de afrontar mejor el fracaso que el resto?
.-No. Pero sí hay personas que lo asumen mejor que otras. En estos momentos en los que estamos, no se puede pensar que el empresario tiene una coraza para sobrellevarlo sin inmutarse. Son los que más ayuda necesitan para sacar a sus trabajadores adelante.
.- ¿La cuesta sigue tan empinada para una mujer, respecto de un hombre, a la hora de poner en marcha su negocio?
.- En otras generaciones sí pasó. Le tenemos que dar las gracias a las luchadoras de años atrás por abrirnos el camino, pero en estos momentos una mujer puede iniciar un negocio, con más o menos inversión, en las mismas condiciones que un hombre. Sí que encuentra problemas, por otro lado, para alcanzar determinados puestos de dirección o para buscar una conciliación entre la vida laboral y familiar. Es la mujer la que asume, en parte, esta responsabilidad, aunque poco a poco vaya cambiando.
.- A vuelta de la conciliación, ahora, con el regreso a las oficinas tras salir del confinamiento, las mujeres trabajadoras y las empresarias se encuentran con un problema añadido. ¿Lo ve así?
.- Así es. Con colegios y guarderías cerradas ¿qué hacemos con nuestros hijos? Tenemos empresarias en nuestra asociación que les ocurre y se plantean cómo volver a esta nueva normalidad. Pero no son solo nuestros hijos, de la conciliación también forman parte nuestros mayores. La mujer, por nuestra forma de ser, cuando el problema de los hijos se disipa, afrontamos el de nuestros mayores, que es igual o más preocupante. Ellos nos necesitan más que nunca y somos las mujeres las que solemos asumir esa responsabilidad.
.- Por último, ¿Qué mensaje le transmite a las nuevas emprendedoras cartageneras?
.- Encontrarán muchas dudas en su trayecto. Se van a enfrentar al miedo y se preguntarán si están o no capacitadas. Ahí, hay que ser valientes y arriesgar. El mundo es de los valientes, no cabe la indecisión. Si uno lo tiene claro, va a triunfar. Así me lo acreditan mis 24 años de profesión.