MURCIA. Hay ocasiones en los que los datos no permiten maquillar una realidad incómoda. Y en la Región de Murcia reflejan que la innovación es aún una asignatura pendiente. En Europa, se destina un 2,08 del del Producto Interior Bruto (PIB) a innovación. En España, esa cifra se reduce al 1,2%. En la Región, se retrae incluso más, hasta el 0,92%. Y eso que los programas electorales de los principales partidos políticos es unánime: el gasto en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) debería crecer hasta rondar el 2 por ciento PIB.
“El proceso para hacer innovación en la Región de Murcia es muy mejorable”, asegura José Luis Munuera, catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Murcia y responsable del proyecto ‘Ecosistema de Innovación de la Región de Murcia’. “Hemos propuesto un pacto que puede dar la vuelta a esta situación entre los tres colectivos: empresas, universidades y administración”.
En el proyecto liderado por el catedrático participan 25 investigadores y profesionales de los sectores público y privado. Llevan un año trabajando en varios estudios que persiguen hacer una radiografía de la situación actual de la Región para ver las posibilidades de crecimiento. Entre ellos se encuentran Antonio Bernáldez, de PC Componentes; Juan Castejón, de Vocalí; Gloria Alarcón, de la Facultad de Economía y Empresa; Juan de Dios Hernández, de Prosur, o Pedro Núñez, de Andamur.
Munera llama la atención sobre la importancia que la fuerte inversión en innovación tiene sobre la economía, poniendo como ejemplo a grandes empresas como Apple, Google o Amazon, y cómo esta inversión marca la diferencia en el mercado respecto a otras multinacionales.
De hecho, las empresas que más crecen en el mundo son las que más invierten en I+D. Según datos de 2017, la empresa que más destinó a innovación fue Amazon, con un montante de 16 mil millones de dólares, “que es más de lo que invierte España”. Le sigue Alphabet (Google), con 14 mil millones, e Intel, con 12 mil millones. Supone entre un 10 y un 12% de su facturación anual. “La mayoría de las grandes empresas en España no destinan más del 3,4%”, señala Munuera.
Esta lógica de inversión en innovación para conseguir mayor riqueza e impulso económico es la que Munuera y el grupo que lidera quieren trasladar a la economía regional. “No nos conformamos con la situación actual, queremos modificar esta situación”.
Según la investigación realizada para este proyecto, la inversión empresarial en I+D+i sigue la misma tendencia que la estatal: en Europa, representa el 60%, en España, el 52 %, en la Región, se queda en el 42%. “Las empresas, en general, no apuestan por la inversión, lo que hace que sus productos no tengan valor añadido y sólo puedan competir por precios, lo que también repercute de forma negativa en los salarios. Es un círculo vicioso que queremos cambiar”, apunta Munuera.
Y Munuera añade más datos. Las empresas contratan a la mitad de los investigadores, 17 de cada 100, cuando en España son 37 de cada 100. En cuanto a la administración pública, se quedan en 7 de cada 100 cuando en España la media es de 16. “Estamos muy por debajo de las cifras nacionales. La inversión en I+D básicamente es pública, no privada, y debería ser al revés”.
Destaca que tampoco ayuda el modelo impulsado desde las distintas administraciones con numerosos viveros y centros tecnológicos. “Requiere una revisión profunda para ver donde se están destinados los recursos y si es lo más productivo”. En la actualidad, señala, hay 24 viveros de emprendedores que dependen de los ayuntamientos y ocho centros tecnológicos que dependen de la Comunidad o el Estado.
Para Munuera, hay una triple responsabilidad en esta coyuntura. “Las universidades, que no están volcadas al mundo de la empresa y sus necesidades; las empresas, que tienen objetivos cortoplacistas más que a medio plazo, y una administración dispersa con multitud de organismos trabajando sin coordinación”.
Desde el proyecto ‘Ecosistema de Innovación de la Región de Murcia’ están trabajando en un diagnóstico que permita conocer en profundidad la situación y una hoja de ruta para impulsar otro modelo más moderno, innovador y productivo. “El valor añadido que hace que puedas cobrar mucho más por un producto y no competir por precios requiere mucha innovación, tecnología y riesgo”, destaca.