MURCIA. En los últimos años se están produciendo reivindicaciones por parte de diversos grupos sociales frente al capitalismo especulativo, mostrando la necesidad de generar una nueva mirada que nos permita impulsar procesos de cambio para la construcción de sociedades más justas, igualitarias y sostenibles, que sean capaces de generar alternativas para potenciar su propia diversidad. Una prueba de ello es trabajar la inserción laboral de personas con trastorno mental desde una perspectiva social, la cual supone tener una mirada hacia la integridad de dichas personas. Favoreciendo su desarrollo vital como ser humano y facilitando la mejora continua en los aspectos fundamentales de su vida. Por este motivo la inserción laboral debe abordarse desde el mismo instante en que la persona inicia el proceso de cambio, es decir, que ha recibido su diagnóstico y tiene un tratamiento que le permiten estar equilibrada.
"hasta ahora, en la intervención con personas con trastorno mental ha primado el modelo médico-psiquiátrico"
Sin embargo, en la mayoría de los programas de recuperación en salud mental los aspectos relacionados con el empleo se abordan una vez terminado la recuperación producida por los efectos del programa terapéutico. Esta es la principal razón por la que la mayoría de los programas dejan la inserción laboral como la última fase de la intervención, cuando se presupone que la enfermedad está ya "curada" o por lo menos que la persona está "estabilizada". Sin embargo, otras teorías basadas en el modelo de recuperación en salud mental adoptan una perspectiva más integradora, facilitando que la dimensión social pueda ayudar a las intervenciones clínicas. Pues, hasta ahora en la intervención con personas con trastorno mental ha primado el modelo médico-psiquiátrico. Por ello, el objetivo de la inclusión social debe estar presente desde el principio del proceso, aunque la inserción laboral se desarrolle en la fase final del mismo. De esta forma se podrá tratar a la persona con trastorno mental desde su integridad como ser humano, ayudándole a potenciar su desarrollo armónico y no primar tan solo la medicación, sino buscar desde el inicio la mejora continua en aspectos clave de su vida.
A modo de conclusión podemos decir que la sociedad tiene un papel fundamental para facilitar los procesos de integración laboral de este colectivo, pues los ciudadanos podemos y debemos de ayudar a concienciar a las empresas y organizaciones, a través de un consumo responsable y comprometido, para que faciliten la integración laboral de estas personas, pues el empleo juega un papel clave a la hora de facilitar sus procesos de recuperación e inclusión social. Las empresas y organizaciones que se den cuenta y actúen con rapidez serán distinguidas por los ciudadanos con reconocimiento por la labor social que realizan, al ser capaces de conciliar la eficacia de su labor empresarial con una importante contribución social ayudando en la recuperación de personas con trastorno mental.
Llegados a este punto, es bueno tener en consideración que una empresa que hace una apuesta de compromiso a este nivel no solamente genera beneficios sociales, sino que también beneficios en su cuenta de resultados y, sobre todo, en su reputación. Pues el compromiso social mejora la imagen de la marca y la empresa en el mercado, logrando una mayor identidad y sentido de pertenencia de sus clientes, empleados y otros grupos de interés. En esta sociedad del siglo XXI necesitamos crecer sin dejar atrás a los más vulnerables, especialmente a las personas con trastorno mental que tienen el valor y la fuerza de luchar para salir de sus propios infiernos, para recordarnos a todos que con voluntad, esfuerzo y paciencia no hay logro que no podamos alcanzar. Su actitud de querer trabajar es una llamada a la esperanza, y es una obligación moral por parte de la sociedad darle dicha oportunidad para conseguir su plena inclusión en la misma, a través del empleo.