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'retro play'

La historia de la empresa de videojuegos Dinamic en la Edad de Oro del software español

15/10/2023 - 

MURCIA. Hablar de Dinamic en este país es mencionar la cúspide del mundo de los videojuegos cuando España exportaba juegos para los microordenadores entre los 80 y principios de los 90. Dinamic fue una desarrolladora y también distribuidora esencial en la década de los 80. A ella pertenecen juegos tan emblemáticos, queridos y hoy muy apreciados como Abu Simbel, Profanation (1985), Phantomas (1986) o el mítico Freddy Hardest (1987). Una parte de Dinamic estará en Retro Play, un nuevo evento sobre videojuegos que se celebrará en Torrent el 28 y 29 de octubre en el C.C. Las Américas para hablar de aquellos intensos y revolucionarios años. Charlo con Luís Rodríguez, grafista, músico y portadista de la compañía, por el que pasaron algunos de sus mejores juegos. 

Dinamic era una idea de los hermanos Ruíz, probablemente las personas más destacadas de la denominada Edad de Oro del Software Español. Pablo, Nacho y Víctor Ruíz montaron en la buhardilla de su casa un “estudio de desarrollo de videojuegos”. Todavía eran casi unos chavales y ya habían visto claro que con los ordenadores de la época se podían diseñar juegos y venderlos. Eran unos visionarios y emprendedores, además de vecinos de Luís. “Yo con Pablo coincido a los 3 años en el jardín de infancia, yo soy Rodríguez y él es Ruíz, entonces nos sentaron en la misma mesa por orden alfabético, así empieza la historia”, relata orgulloso Rodríguez, y no es para menos, porque esa casualidad le abre un mundo. “Coincidimos en un colegio, en el Pablo VI, allí en Madrid. Y da la casualidad que nos trasladamos las dos familias a la vez, nos vamos a Montepríncipe, que en nuestra época era irte a un pueblo que habían montado un colegio, el CEU de Montepríncipe y una urbanización para los profesores”, comenta.

Gracias a esa casualidad y amistad, Luís pudo pasar de jugar con Madelmans, a verse inmerso en un mundo de ordenadores, portadas, música… “Un día yendo a su casa subo arriba, y tienen allí un altillo que es donde lo tenían todo. Y les veo allí con televisiones, porque, claro, no había monitores, todo eran televisiones, una de ellas en color, digo, qué chulo, porque todavía no teníamos; total, les veo allí con ordenadores, bueno yo no sabía lo que era. Era un Spectrum, un ZX81, unos cassettes y me comentan: estamos haciendo un videojuego, y les digo, ¡ostras, no jodas! ¿se puede hacer?, y me dicen, llevamos unos meses dándole vueltas”, recuerda la sorpresa inicial. 

De aquella primera impresión al ver a sus amigos entre cachivaches informáticos e ideas alucinantes de crear juegos a los que querían jugar, llegó la primera colaboración. Los Ruíz le propusieron, dentro de todo ese amateurismo aventurero, que se encargara de la música de un juego. Pensad: llegas a casa de unos amigos en 1984 y te preguntan si quieres hacer la música de un videojuego. Tuvo que ser increíble. “A mí también me gustaba la música, tenía un casiotone y me dice Víctor: oye, Luís ¿tú no tienes un grupo?, sí, es un grupillo, Misión Imposible, era tecno muy básico, era super amateur, yo con el casiotone componía de oído y me dice, ¿por qué no le pones la música a éste juego que se llama Yenght?, es un tema épico, hice una sintonía, la programó y ya tenemos la música hecha”, señala divertido. 

La charla con Luís es magnífica, es como abrir un cofre del tesoro, algo que seguro podrán disfrutar las personas que acudan a verlo en directo. Meterte dentro de una industria que estaba en pañales, con unos jóvenes que lo estaban inventando todo casi desde cero, es muy emocionante. El tiempo que Dinamic estuvo en casa de sus padres llamaron a su centro de operaciones, la Mansión Dinamic, que se hizo realmente conocida. Luís pasó de músico a portadista, así, en un instante. “Al ver las portadas de Yenght y Artist les pregunté quién las había hecho, era el profe de dibujo, hablo yo con el profe porque yo dibujo mejor que él (risas) y me dicen: coño, haznos la siguiente que el Saimazoom (1984). Y voy una tarde y les hago una carátula, entonces como les mola, ya estaban haciendo la segunda parte, y entonces me dicen, oye Luís, házmela, en vez de tan pequeñita más grande, así reducimos la fotocopia y ya les monté el Babaliba”, señala.

Estoy seguro que la mayoría de gente que vivió aquellos años recuerda la portada de Babaliba, que como algunas carátulas de películas del videoclub, ofrecía más que lo que había en su interior. Luís tiró de ingenio para dibujar al protagonista de la trama, Johny Jones, que tenía más bien poco que ver con el que aparecía en el juego. “Fíjate, yo me inventé el Johny Jones de la portada, porque el Johny Jones, si Víctor me hubiera dicho que era un cabezón, gordito lo dibujo de otra forma, me dijo, pon un tío guaperas corriendo con una taza de café”. El juego se licenció en Inglaterra y tuvo mucha repercusión. Hubo una tercera entrega, Abu Simbel, Profanation que hoy en día es de culto.

Era otra época, mediados de los ochenta y la programación era mucho más complicada que hoy. Con todo, Dinamic, y el resto de compañías españolas que publicaban juegos, sacaban oro a sus escasos recursos. Desarrollaban los juegos básicamente con dos programas. “Primero con Basic avanzado, código máquina y luego un software muy chulo con el que más trabajé que se llamaba Melbourne Draw. Luego se avanzó mucho para las conversiones para otras plataformas, todos estos que te he dicho los programábamos para Spectrum, pero ya Abu Simbel ya empezamos a mirar para sacarlo en Amstrad. Esto fue en el 84 o 85”. A todo esto, Luís, como casi todos, eran unos chavales, apenas habían superado la mayoría de edad o quizás ni eso. “Estaba currando por la noche, porque mi padre no me dejaba, decía que eso eran maquinitas y tal, y era después de estudiar cuando se dormía la gente en mi casa y me ponía yo a programar”, recuerda.

La Mansión de Dinamic se hizo pequeña de repente. La compañía había crecido, el mercado estaba en plena ebullición, era un nuevo sector que estaba alcanzando nuevos horizontes, había que cambiar de sede. Dinamic se trasladó a Torre Madrid, a las plantas 29 y 30. En aquel momento el rascacielos más alto de la capital. El salto hiperespacial que dio la compañía fue asombroso. Eran unos jóvenes capitaneando el sector del videojuego en España. “Yo tendría 19 o 20 años, y era la época que Tom Cruise hizo Risky Business (Paul Brickman, 1983), nos creíamos la hostia, y además era el rascacielos más alto de España en esa época, Torre Picasso no existía. Era un poco el sueño americano, era una sensación fuerte, entrábamos en esa torre, que la mitad eran viviendas pero la otra eran oficinas, nos cruzábamos con yuppies y niños”, comenta. 


Otra de la patas esenciales en aquel despegue sideral del sector y la compañía fueron las revistas. “Fundamental. Empiezan a sacar ZX, Todospectrum, MicroHobby y entonces unos se alimentaban de nosotros, la verdad tuvimos un apoyo acojonante, yo siempre miraba las notas, y es verdad que en los gráficos tuve la suerte que siempre me ponían unas notazas; y a veces los juegos molaban más o molaban menos pero nos trataban muy bien”, señala. Por aquella época la reina del sector revistero era MicroHobby. “Estaba muy bien, te acuerdas que muchos de los artículos que se publicaban eran códigos de programación, mucha gente aprendió a programar así, la gente participaba”. No solo las revistas de videojuegos se interesaban, lógicamente, por Dinamic y lo que estaba sucediendo en Torre España, también los medios generalistas se hicieron eco. “El bombazo fue cuando nos hacen la entrevista El País, o sea portada, tres páginas dentro. Me acuerdo perfectamente cuando llegó la prensa allí, la que se lió.  De hecho ese mismo año creo que a Pablo le dieron el premio del empresario del año”, recuerda.

De entre todos los juegos en los que trabajó Luís, en el departamento que fuera, Dustin fue de lo mejor. El juego, creado por el castellonense Enric Cervera, que era un adolescente en aquella época, tenía una de las mejores portadas de toda esa época, marca del genial dibujante, Alfonso Azpiri. “Esa portada mola porque la historia se basa en que Dustin, le puse yo el nombre al juego, era un tío que se escapaba de una cárcel, entonces me dice Nacho, hay que cambiar los gráficos a un juego, le digo, por qué no hacemos como Papillon, entonces Dustin Hoffman hacía de Papillon, con las gafitas y corbata, pues ahí es Dustin por Dustin Hoffman. Hablé con Alfonso (Azpiri) y tengo varios bocetos que no me molaron, y cuando ya llegó con esto, hostia, este mola, se está escapando con los focos”, comenta.

Luís se dedicó a lo que estaba estudiando y se desligó de Dinamic. “No me retiro porque me aburriera, sino porque yo lo hacía por hobby, me saco la carrera de empresariales, entonces ya me dedico a lo que es mi negocio actual que es consultor de riegos, abandono 100% este tema”. Sin embargo, en 2014 una llamada le devolvió al sector, se dio cuenta del fenómeno en el que se había convertido el videojuego retro en todo el mundo, y especialmente en España. Luís era el autor de uno de los juegos más recordados, Freddy Hardest, programado por Emilio Salgueiro, y su nombre siempre ha estado presente entre los aficionados al mundo de los juegos. “En el año 2014 hubo una feria en Madrid, Retro Madrid, en el Matadero, que me dicen desde El País que era el homenaje de mi juego estrella Freddy Hardest y era el cartel incluso”. 

La sorpresa fue mayúscula para Luís. “Me llama Víctor que había hecho una versión del Freddy para móviles y lo iba a presentar en 2014 en Madrid. Montamos allí una conferencia pero se lió parda, el aforo se petó. Estaba previsto un aforo pero cuando se dijo que íbamos a ir, Azpiri, Víctor, Nacho y yo se lió”, recuerda entre risas. Luís está encantado de contar su historia en Dinamic, lo que fueron aquellos años donde todo era nuevo, lo hará en Retro Play pero también en un libro que está preparando. “Entonces me empecé a interesar un poco por el mundo retro, y desde entonces, el año que viene hace diez años, que retomé el contacto y ahora hay más de quince o dieciséis libros que hablan de nuestras cosas. Estoy preparando un libro cinco veranos, que se va a llamar Los Trece Libros que hice con Dinamic. Lo tengo que redondear, porque tengo más de trescientas y pico páginas, material inédito”.

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