TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

La familia, entre la esperanza y la angustia

12/04/2020 - 

Solidaridad ante esta pesadilla del coronavirus, esta terrible enfermedad que se hace patente con la respuesta que están dando los profesionales de la medicina, y todo el personal que hace posible el funcionamiento hospitalario, desde las limpiadoras a los conductores de ambulancias, así como de todos aquellos que con su trabajo hacen posible las actividades básicas para el mantenimiento de todos los servicios y la cadena alimentaria, para que puedan llegar hasta el último rincón de España. A todos ellos nuestro reconocimiento y eterna gratitud, que se hace patente todas las tardes a las ocho con un aplauso que nace del corazón de todos.

Las familias que se encuentran entre la angustia y la esperanza, se confirman como el núcleo fundamental y absolutamente necesario en la sociedad, realidad posiblemente minusvalorada en el mundo en que vivíamos, un mundo cuyos principales paradigmas se han venido abajo, y que cuando esto pase, y que Dios quiera que sea pronto, será otro mundo, otra realidad. La familia ha sido y es el principal motor de apoyo y defensa  de las personas que la integran, y fundamental para la sociedad, por ello es responsabilidad del Estado articular normas y actuaciones tendentes a su fortalecimiento social y económico.

Cumplimiento de la familia, como el principal soporte de mayores y menores, de todos los que la integran, base clave del respeto y el cumplimiento de las indicaciones del Gobierno y los profesionales, asumiendo el confinamiento como una prueba mas de su fortaleza, así como de los sacrificios que toda esta situación conlleva. A la vez que reafirma la necesaria solidaridad y apoyo a los mas débiles y singularmente a los sin techo, demandado del Estado y sus instituciones medidas para ayudarles, y hacer lo menos dura posible esta gravísima situación.

Anticipación, dada la situación de emergencia nacional en que estamos inmersos, y a las necesidades de los ciudadanos presentes y futuros, la anticipación debería ser obligación principal de todo gobernante, trabajar hoy pensando en el medio y largo plazo, construyendo el futuro, y ser excluyente el actuar solo en el corto plazo, en el día a día en razón a los problemas que se van presentando, ello no solo no resuelve los problemas de fondo, sino que los agranda a medio y largo plazo. No se puede ir a ninguna parte si no se tiene claro el destino.

Trabajar por el mayor consenso posible, dejando a un lado las posibles diferencias, para Juntos afrontar soluciones al presente y preparar el camino del futuro, que dada la gravedad e intensidad de la crisis, no será nada fácil ni para los que lo han de gestionar, ni para la sociedad en su conjunto. Este debería ser el principal compromiso de todos los líderes de los partidos y de las organizaciones sindicales y empresariales, sumar, proponer, negociar y acordar un plan y conformar un Gobierno con una amplia mayoría política y social y con un objetivo claro: España y los españoles.

La crítica a posteriori es muy fácil, decir que se debería haber hecho, cuando la crisis ha pasado o está en vías de solución, es además de fácil injusta. Si se conocían se debieron hacer publicas para que se aplicaran. Lo que diferencia a un gobernante del resto es su capacidad de anticipación, es su capacidad para el diálogo y el Consenso, de renunciar a parte de sus postulados o ideas, para alcanzar los acuerdos necesarios y resolver los problemas, dando respuesta a las necesidades presentes y futuras, este es su mayor merito y su responsabilidad, construir el futuro con el mayor consenso posible y para toda la sociedad.  

Realismo, la gravedad extrema que conlleva esta crisis producida por el coronavirus, ha puesto de manifiesto las debilidades del Estado como responsable de una sanidad nacional fuerte, preparada para poder servir a todos los españoles, y aflorado las diferencias entre unas y otras comunidades, así como la falta de anticipación en la preparación y equipamiento para poder afrontar una posible crisis sanitaria, que ya era evidente en otros países.

Esta crisis ha evidenciado con crudeza la debilidad de Europa como Unión real para afrontar esta crisis que afecta, en mayor o menor grado, a todos sus ciudadanos, lo que debería llevar, cuando pase esta situación, a un replanteamiento de su realidad que no puede ni debe ser solo económica, dado que lo que esta en riesgo es la propia Europa y su futuro.  

Consenso para sumar voluntades y compromisos dada la situación emergencia nacional en que nos encontramos alcanzando los acuerdos precisos para no poner en riesgo la propia realidad de España tanto desde la perspectiva social como de la económica, dada la situación que se esta configurando y que puede llevar a la desaparición de los autónomos y las pequeñas empresas, además de afectar gravemente a las medianas y posiblemente a las grandes (el tejido empresarial en su conjunto es la base del desarrollo social y económico), motor de la economía española, que se encuentra en caída libre y que es urgente y necesario apoyarlo con realismo para incentivar su recuperación.

Compromiso para juntos, y con la mayor urgencia, poner en marcha las medidas necesarias para afrontar el presente y garantizar el futuro, este compromiso no debe ser solo responsabilidad del actual Gobierno, sino que demanda reflexión y participación de todos los partidos y sus líderes, asumiendo que esta situación necesita de un Gobierno, al menos entre el PSOE, el PP y Ciudadanos, con una gran mayoría parlamentaria y con el máximo respaldo social, que necesita del Consenso y el Acuerdo también de los sindicatos y los empresarios, para valorar los distintos escenarios que se anticipan y adoptar con el mayor respaldo posible las medidas que se precisan para reconstruir España.  


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Ángel Martínez, empresario, fue presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de la Región de Murcia