El coronavirus acecha a las distintas economías europeas. Italia ya está adoptando medidas para paliar los efectos negativos de las caídas del sector turístico
La economía mundial, aunque bajo un impacto limitado, se encuentra sometida a la evolución del coronavirus. Con el paso de los días, la propia economía, así como los mercados, han tenido grandes dificultades para encontrar la normalidad en sus comportamientos. El efecto del virus, así como la expansión que está logrando por el resto de Europa, y ante un gran alarmismo desmesurado, ha tenido un impacto en la economía.
Si miramos el caso del IBEX, por ejemplo, el índice bursátil español cerraba esta semana con sus peores registros desde hace años. El desplome, precedido por un mal comportamiento en aquellas empresas más expuestas al virus, ha acabado relegando al índice a su peor nivel desde 2010. Conforme se incrementaba el número de infectados, el mercado bursátil español iba empeorando sus resultados. Unos resultados que han situado al IBEX en los 8.723 puntos.
Como podemos observar, aunque estemos hablando de un virus que aún no se ha cobrado vidas en el país, aquellas que sí se ha cobrado en países como Italia han despertado el pánico en el país. Un pánico que sigue extendiéndose por todo el planeta, completamente injustificado si nos basamos en estadísticas reales. Hablamos de una situación que no representa ningún catastrofismo, pero que, en la percepción social, las expectativas, como decíamos, han sido completamente desmesuradas.
Sin embargo, aunque hayamos notado los efectos en el IBEX, aunque sigamos temiendo los efectos del coronavirus, si algo debe preocuparnos, además de otros factores, es el posible impacto de dicha enfermedad en determinados sectores de la economía que, en base a su peso en el producto interior bruto (PIB), podrían considerarse ya sectores estratégicos. Sectores que, atendiendo a los datos estadísticos, podemos identificar su gran aporte a las distintas economías.
Y sí, con esto me refiero al sector turístico. Italia, por ejemplo, se encuentra en una situación coyuntural de gran complejidad. El fin del trimestre pasado, la economía italiana cerraba el año con una contracción en su producto interior bruto (PIB) del -0,3%. Ante estos datos, y con una recesión técnica que precedía al gafado trimestre, una situación como el coronavirus era el peor de los problemas al que se enfrentaba el país.
Un problema que, de acuerdo con el Gobierno, podría tener un gran efecto negativo en la economía Italiana. Precisamente, dos de los mayores aportes a la economía italiana, en estos momentos, atraviesan un escenario bastante complicado. El sector exterior, así como el turismo, se encuentran en una situación de bloqueo. Las medidas de contención del virus han provocado un cierre de fronteras, paralizando así tanto el tráfico de personas como el de mercancías. De esta forma, aquellas economías más expuestas se han visto en un gran escollo.
Algo que le ocurre a Italia. En la última década, el sector exterior, expresamente las exportaciones, han ganado un gran peso en el producto interior bruto. En cuestión de años, las exportaciones del país con el exterior han pasado a representar un 31%, de un 28% que era el peso que, anteriormente, supeditaban las exportaciones al PIB. Hablamos de un gran avance del comercio internacional en la economía italiana, ampliando así su exposición ante un posible shock, como el ahora vivido, en el comercio global y el flujo de transacciones.
El turismo, por otro lado, representa cerca del 6% del producto interior bruto. Hablamos de un gran número de turistas que, de forma interanual, visitan las costas y el interior de Italia para ejercer el consecuente gasto en el país. De esta forma, el efecto del Coronavirus y la paralización de fronteras ha provocado, ya no solo un desabastecimiento en el país en materia de stock de víveres y reservas, sino que también ha vaciado los aeropuertos de turistas que, como en otros escenarios, visitaban el país italiano para hacer turismo.
De cara a paliar la situación, el Gobierno de Italia ha desarrollado estrategias que traten de mediar la situación. Estrategias como el perdonar obligaciones fiscales a determinados territorios mientras el virus esté en la zona, evitando el pago de impuestos en un escenario en el que se carece de ingresos. Entre otras medidas, se está hablando de un mayor refuerzo hospitalario, aunque de momento, hasta el propio Giuseppe Conte ha manifestado su preocupación con la situación.
Pero, ante esta situación, si algo nos debería preocupar realmente es la economía española. Para hacernos una idea, España ya confirma más de treinta casos de coronavirus en el país. De esta forma, el coronavirus se va extendiendo por la península y, con el, los efectos en la economía. Comenzábamos hablando del IBEX, aunque en la economía doméstica, las caídas del IBEX son el menor de los problemas al que se enfrenta la economía española.
La situación de la economía española tampoco es tan boyante. Hemos pasado de unos crecimientos del 3%, hace unos años, a un 2%, este año. Para el 2020, se espera que el crecimiento sea del 1,6%. Es decir, la desaceleración de la economía española es un éxito. Sin embargo, cabe añadir el impacto del coronavirus en nuestra economía. Un impacto no descontado y que, haciendo una visión paralela a Italia, puede darnos una idea de lo que podría ocurrir en nuestro país.
Como digo, la economía española, a diferencia de Italia, posee cerca del 15% de su PIB supeditado al turismo. Es decir, más del doble que en el caso de Italia. Con este escenario, así como la necesidad de recordar que ese crecimiento del 0,5% durante el último trimestre se vio en gran parte apoyado por un incremento en las exportaciones, deberíamos comenzar a adoptar métodos y medidas paliativas para adoptar esta nueva situación de la mejor forma posible. España podría entrar en una situación parecida, o peor, que la de la economía italiana.
Francisco Coll Morales es economista, Regional CEO de HAC Business School y analista del servicio de estudios de la Fundación Civismo