El retornado / OPINIÓN

La cultura del relato: El Argar, una oportunidad

8/06/2022 - 

MURCIA. La cultura es un motor de transformación social. La cultura define las identidades de las personas, y es capaz tanto de reforzar la cohesión social como de dividir sociedades. El mayor pecado de la derecha tradicional española ha sido ignorar esto, dejando vía libre para que la izquierda imponga su agenda ideológica.

Una muestra la tenemos aquí, en la Región de Murcia, donde los sucesivos gobiernos no han hecho nada por modificar el componente ideológico de la cultura ni por definir iniciativas culturales a largo plazo. Más bien han puesto el piloto automático y se han limitado a considerar la cultura como un bien más que hay que gestionar eficazmente, ignorando el valor político que comporta y su poder de cambio social.

Las políticas culturales tienen que responder a una cosmovisión y a un objetivo más allá de entretener o cubrir el expediente, y para eso tienen que ser ambiciosas, formar parte de un proyecto a largo plazo y buscar un relato capaz de repercutir en la sociedad.

"¿En qué hemos fallado para que los murcianos no sepamos de 'la sociedad guerrera del Sureste de España', como la define National Geographic?"

Voy a poner un ejemplo de lo que podría ser una iniciativa cultural valiosa para nuestra Región en los términos que he descrito anteriormente: se trata de la cultura prehistórica de El Argar, reconocida internacionalmente como una de las primeras civilizaciones europeas, con más de 4.000 años de antigüedad, y cuyo epicentro está en nuestra provincia con yacimientos tan importantes como La Bastida, en Totana. Conocida como la Troya de Occidente, La Bastida es la primera ciudad amurallada de Europa Occidental, como lo demuestran las estructuras descubiertas hace pocos años. Pero, pese a la importancia que tiene esta cultura prehistórica y al interés que despierta fuera de nuestra Región, la mayoría de los murcianos desconocen su existencia.

¿En qué hemos fallado para que los murcianos no sepamos de "la sociedad guerrera del Sureste de España", como la define National Geographic? ¿Cómo es posible que ignoremos que la primera civilización de Europa Occidental tiene su origen en esta tierra? La respuesta es que, hasta ahora, ningún gobierno regional ha sabido ver que poner en valor la Cultura Argárica es una oportunidad de desarrollar una política cultural con un objetivo más trascendente que el mero entretenimiento.

Que la Región de Murcia sea el origen de la primera sociedad urbana y estatal de Europa Occidental y de (posiblemente) la primera ciudad propiamente dicha en España puede generar un beneficioso sentimiento de orgullo en una zona, el Sureste peninsular, mirada tradicionalmente con cierto desdén desde otras regiones de España con menos historia. El mundo argárico puede ser el punto de partida para la creación de un relato de épica basado en ese pasado glorioso, dirigido sobre todo a los más jóvenes. Somos lo que nos contamos, y los relatos construyen el mundo en que vivimos.

Ese sentimiento de orgullo nos ayudaría a construir una sociedad más fuerte, más competitiva y segura de sí misma, lo que se traduciría en una imagen más positiva para nuestra provincia, su producción y sus empresas (Marca Región de Murcia). La cultura tiene el potencial enorme de provocar el cambio en el espíritu humano, y ese debería ser el primer objetivo de cualquier acción cultural.

"La historia antigua y la prehistoria son nichos turísticos y culturales para explotar"

En segundo lugar, cualquier política cultural debe tener también el objetivo de generar riqueza, empleo y visitantes, a ser posible con una continuidad en el tiempo y no de manera estacional. En este caso y con las decisiones correctas, la Cultura Argárica ofrece esa posibilidad si se potencian los yacimientos de Totana y Pliego, por citar los más relevantes, y se da pie a la creación de nuevos contenidos en torno a este mundo mítico. Y es que, cada vez existe más interés por conocer nuestros orígenes como sociedad y como especie. Recuerden el éxito de libros como Sapiens. La historia antigua y la prehistoria son nichos turísticos y culturales para explotar.

Por último, la cultura debe tener el poder de transcender del ámbito local, creando sinergias y fomentando un diálogo cultural que vaya más allá de nuestras fronteras. En el caso que utilizo como ejemplo, la Cultura Argárica, existen otras provincias en España con importantes yacimientos (sobre todo en Almería, Granada y Alicante) que podrían ser parte de un itinerario cultural que abarcase todo el Sureste, desde el que establecer vínculos con otras culturas prehistóricas europeas relacionadas con el mundo argárico.

Pero si lo que se busca en las políticas culturales es la inmediatez, entonces de nada sirve iniciar acciones con objetivos a largo plazo. Seguiremos anclados en la fugacidad de las cosas que nos entretienen hoy y se olvidan mañana, mientras dejamos que las ideas y el relato queden en manos de quienes los persiguen.

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