MURCIA. Miguel Valverde, uno de los pintores murcianos más desconocidos, nacería en Monteagudo, en la mitad de la década de los esplendorosos años 20 del pasado siglo XX. Hijo de huertanos, cómo no, colaboraba en las labores propias de la huerta, bajo la sombra de su progenitor. Pero pronto, descubrió su vocación, que fue la pintura, ingresando muy joven en el Cículo de Bellas Artes de Murcia para perfeccionar su técnica.
Su afán por crecer en este campo le llevó a realizar en su juventud un provechoso recorrido por toda la geografía nacional, plasmando con sus pinceles estampas costumbristas. Atraído siempre por su vecina Adelaida, se casó con ella y fruto de este amor, nacería su único hijo.
Trasladó su residencia a Madrid, donde fue copista homologado del Museo del Prado. Gran admirador de Goya y El Greco, se convertiría en un experto en pintar retratos, bodegones y paisajes, tales como el Puente Viejo de Murcia, su amado Castillo de Monteagudo, la huerta… No quisiera dejarme en el tintero su fascinación por el cuadro de Las Meninas de Velázquez.
Retornó a finales del siglo XX a Murcia, a su casa de Monteagudo, donde plasmó encargos en sus lienzos. En su taller, rodeado de huerta, Miguel intentó trasmitir su técnica a sus discípulos Doris Valverde, Braulio Lorca y Francisco. Tal fue su afán por compartir sus conocimientos, que realizó un viaje de trabajo con Braulio por Almería, Las Alpujarras, Extremadura, Toledo, … reflejando paisajes en los 18 óleos que realizaron entre los dos. Además, Miguel, con su genio particular, se volcaría con su alumna aventajada Doris.
Realizó retratos moldeados por sus brochas de muchas personalidades de la sociedad murciana, como por ejemplo el torero de Cehegín Pepín Liria y el deportista Alejandro Valverde, así como de distintos políticos. Obras de Valverde posee la Comunidad Autónoma de Murcia, pero también muchas de ellas están en colecciones particulares. En estas últimas se puede encontrar otra temática poco conocida de este artista, como es el desnudo. La mayoría de ellos los realiza en su otro estudio, de la vecina localidad de El Esparragal, donde da su nombre a una calle a modo de homenaje.
Un gran revés en su vida fue la muerte de su mujer Adelaida. Aún así, Miguel seguiría pintando hasta los últimos días de su vida. El artista añoraría que los murcianos no valoraran en su justa medida su obra, pero eso no le obsesionó.
Expiró en Murcia, el mes de diciembre de 2021. Murió el pintor, pero no su arte, que ha quedado plasmado en cientos de cuadros.
Como narró su colega Saura Mira: "Y, ha vivido sobre todo, que es lo importante, esa vivencia que es conocer lo que se siente, y auscultar el alma que llevamos dentro; hablar de Valverde es hablar de un momento feliz de la pintura murciana". También recordó, las reuniones de este con Saura Pacheco, su padre.
Hace años que los murcianos no ven una exposición de este singular pintor; allá a lo lejos, queda la silueta de las últimas realizadas en la capital y Beniel.
Como se suele decir, nadie es profeta en su tierra, pero ya es hora que el rinconcico de tierra que le vió nacer le tribute un gran homenaje a Miguel Valverde, merecido y ganado a pulso.
* Raúl Jiménez y Lorca es cronista de Torreagüera