Fotos: S. E. G.
MURCIA. La primera vez que se escuchó hablar de El Albedrío en la Región fue hace diez años, más concretamente en Lorca, en la Plaza Calderón de la Barca. El encanto que desprendía el local junto a su tradición gastronómica cautivó a los lorquinos. Esto llevó a esta empresa familiar a viajar hasta Cartagena. Tras cinco años de éxito en la ciudad costera, apostaron por su tercer local y el último hasta la fecha, en Murcia.
Desde mayo, El Albedrío comparte su cocina artesanal en Santa Eulalia, "Al principio nos daba un poco más de miedo abrir en Murcia, ya que es una ciudad muy fuerte gastronómicamente hablando", contaba Salvador Lucas a Murcia Plaza, uno de los socios de la empresa.
Murcia le brindó una agradable acogida al local, donde rápidamente reinó el boca a boca debido a la llamativa estética de sus instalaciones y a la huella gastronómica que remarcan en cada elaboración.
Una apuesta territorial donde involucrar el sabor y la fuerza de la Región, reforzando su esencia al captar la atención de los lugareños. "Hemos querido usar productos de la Región como la alcachofa, o también cosas mas típicas que se consumen en la zona como el chato murciano, la morcilla, la sobrasada...", explicaba Salvador. Además, cuenta con una exclusiva bodega donde escoger entre una selección de vinos de diferentes regiones de España.
Alcachofa y berenjena en tempura, sepia con panceta ibérica y ajo negro o el timbal de puerro con pulpo son algunas de las combinaciones más distintivas de la carta, pero uno de los platos que más destaca entre los visitantes son los Daditos surtidos. "Queríamos hacer algo diferente con más variedad para que las personas pudieran probar distintos sabores. Hemos cambiado y evolucionado en muchas cosas, pero los daditos llevan desde el principio", relata Salvador.
Se trata de una tabla de croquetas con una explosión de sensaciones como portobello con trufa, bacalao de Islandia, Pata Negra o morcilla con pera. Debido a su llamativa forma cuadrada y su mezcla de sabores es uno de los manjares más solicitados por el público.
La distintiva composición y los ingredientes de primera calidad han ayudado a mantener un aforo completo, pero lo que se hace con pasión tras los fogones es lo que marca la diferencia, "Tenemos platos que se han mantenido en nuestra carta desde el inicio, pero también incluimos cosas menos vistas con las que nuestro chef decide innovar para dar otras experiencias", añadía Lucas González.
La empresa familiar va creciendo día tras día, ganándose el amor de los murcianos con clientes habituales que les visitan desde el principio. Su buena aceptación ha contribuido en el desarrollo del local, esperando poder visitar otras zonas en el futuro.