MURCIA. Lo primero es lo primero, hay que empezar por eliminar el consumo innecesario de energía y, una vez conseguido, que la energía consumida provenga de fuentes renovables, nunca al revés.
2todos somos protagonistas e igualmente responsables en el uso racional de la energía"
Cuando hablamos de consumo de energía no debemos pensar que se trata de un problema de las grandes empresas y que son únicamente éstas quienes deben realizar las acciones encaminadas su reducción. De hecho, el entorno urbano supone un peso del 60% sobre el consumo total de energía, muy por encima por tanto del sector industrial y el primario. Con estos datos, se pone de manifiesto que no sólo debemos focalizar en la necesidad de ahorro en las empresas sino que es igualmente importante que estas acciones se lleven a cabo el resto de consumidores, todos somos protagonistas e igualmente responsables en el uso racional de la energía.
Pero, aun siendo protagonistas, quizás no estamos ejerciendo como tales, o al menos no al nivel que podríamos hacerlo. Somos una sociedad de consumo y la conciencia social de ahorro de energía es un capítulo pendiente, nos hemos acostumbrado a que la energía es un bien siempre disponible, encendemos un equipo consumidor y el sistema nos proporciona la energía que necesitamos, pero, al igual que se ha extendido la conciencia en el uso, por ejemplo, del agua, en materia de energía aún no se dan, generalmente, buenas costumbres de uso. Pequeños gestos del día a día en nuestros propios hogares pueden suponer grandes cambios: una correcta gestión de la climatización, con programas adaptados a la presencia de los habitantes de la vivienda y a la temperatura necesaria, el uso de los electrodomésticos a carga completa como la lavadora o el lavavajillas, aprovechar el calor residual del horno o de la vitrocerámica para terminar de cocinar los alimentos, sustituir la iluminación convencional por tecnologías más eficientes como la LED y no hacer uso de más iluminación que la necesaria en las diferentes estancias.
Un ejemplo demostrativo del uso indebido de la energía está en el uso del grifo monomando que, siendo muy cómodo, abierto en posición intermedia entre el agua fría y la caliente sólo para unos segundos no suele estar justificado, ya que pone en funcionamiento todo el sistema de producción de agua caliente de la vivienda sin que, generalmente, llegamos a usar ni deseamos, pero que sin embargo sí se ha consumido energía. Hay otras acciones mucho más sencillas que no requieren de ninguna tecnología y que en la Región de Murcia pueden suponer grandes ahorros, como el uso de toldos, las cortinas o las propias persianas no sólo como elemento decorativo si no para evitar el exceso de calor en el interior de las viviendas o la ventilación natural para enfriar el interior de la vivienda aprovechando el descenso de temperatura de noche en verano. Son sólo algunos ejemplos de la cantidad de energía que podemos ahorrar y que multiplicada por todos los consumidores, conduciría a grandes ahorros globales energéticos y por lo tanto económicos junto a una notable mejora en el cuidado del medioambiente.
Esos grandes ahorros globales, ya de por sí, supondrían que, con la cantidad de energía renovable que se está generando a día de hoy, nos encontremos más cerca de los ambiciosos objetivos de sostenibilidad y cuidado del medioambiente que nos hemos marcado. El ahorro de energía es la base y un concepto fundamental sobre el que debemos, entre todos, incidir si queremos cambiar la situación actual.
En conclusión, hay que avanzar en la eficiencia energética, siempre podremos hacer un mejor uso de la energía que consumimos ya sea modificando nuestros propios hábitos o porque la evolución de la tecnología nos permita hacer uso de equipos de menor consumo y, para ello, es fundamental propiciar una conciencia social en el uso racional de la energía a todos los niveles como pilar de la transición energética.