MURCIA. Recién terminada la primera fase de su rehabilitación con la puesta en valor de 891 metros cuadrados, que a finales de febrero se abrirán a los murcianos y visitantes, la Cárcel Vieja ya prepara el segundo asalto para que el edificio principal, el panóptico central, los patios interiores y las zonas de celdas vuelvan a latir, pero con un uso distinto al que se imaginó hace 90 años cuando se construyó.
Y es que el Ayuntamiento de Murcia ya está ultimando la segunda fase, que abarca unos 3.667 metros cuadrados, y cuyas líneas principales las marcará la empresa municipal Urbamusa, que será la encargada de redactar el proyecto con un coste de 190.000 euros. La previsión es que salga a licitación y comience a ejecutarse antes de que acabe 2022 y que el presupuesto total sea de más de 7 millones de euros, que se fían en gran parte a los fondos europeos 'Next Generation', como explicaba el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, quien añadió que la intención es que la memoria histórica de la institución tome más protagonismo.
La remodelación de todo el conjunto arquitectónico se está llevando a cabo en base a un proyecto del estudio IH Arquitectos, que ganó el concurso de ideas convocado para ese fin con su propuesta 'Muros etéreos'.
Pero lo que ya es palpable es que casi un siglo después de su creación y 40 desde que se cerró, la Cárcel Vieja de Murcia está cada vez más cerca de dar un giro a sus funciones y abrirse por fin. Ahora toca que los vecinos de Murcia y los visitantes la disfruten y abrirá al público a finales de febrero con una muestra fotográfica en la que se podrá ver todo el recorrido que ha tenido el histórico edificio de la plaza Circular para su recuperación y puesta en valor tras cuatro décadas de abandono.
El edificio ya preparado está dedicado a las nuevas tecnologías y a lo digital y cuenta con espacios de coworking, un estudio de vídeo acristalado, una galería de formación, un auditorio híbrido y una cafetería-mediateca.
En esta primera fase ya concluida se ha remodelado el edificio de entrada a la prisión, que alberga una tienda y sala de exposiciones y una cafetería en la planta baja y otras dos salas en la planta alta, una de las cuales se utilizará provisionalmente como salón de actos hasta que esté finalizada la segunda fase, en la que hay prevista la construcción de un auditorio con capacidad para un centenar de personas.
Los patios interiores de la cárcel se convertirán en plazas abiertas ya que el muro perimetral de la prisión se va a eliminar y sustituir por perfiles metálicos. Así, se mantiene el volumen que tenía el muro, pero al acercarse al mismo, este se desvanece y permite a las personas transitar por los antiguos espacios carcelarios, formando los 'muros etéreos' que daban nombre al proyecto, explica el arquitecto.
Las piedras que componían los muros no se desecharán, sino que se utilizarán para habilitar el suelo de las nuevas plazas y zonas de paseo y estancia. En el interior del edificio ya acondicionado se ha optado por tonos y materiales neutros con el objetivo de que la antigua prisión sea protagonista sobre el nuevo proyecto.
Se ha elegido el color blanco para paredes, suelos, techos y carpintería, y se han aprovechado todos los ventanales y lucernarios del edificio para dotarlo de luz natural. La fachada del inmueble se ha mantenido intacta y, para evitar que siga soportando más peso, se ha creado una doble estructura para descargar los componentes originales.