MURCIA. Murcia es una ciudad con historia en España. Ello ha supuesto que en la ciudad haya edificios muy misteriosos, y de los cuales se ha dicho que están encantadas. En Murcia Plaza vamos a ofrecer una selección de edificios que se han supuesto encantados para visitar.
Comenzamos esta selección con el Palacio de Saavedra, en lo que hoy día es el Colegio Mayor Azarbe. Este edificio fue construido en 1648 por orden de Gregorio Saavedra y Fontes, sobrino del famoso diplomático de Felipe IV, Diego Saavedra Fajardo. Esta casa siguió en posesión de la familia hasta 1886, cuando se vendió.
Sobre la casa circula una historia terrorífica, relacionada con una mujer de la familia que causó deshonra al dejarse cortejar por un extranjero, se cuenta que la mujer fue emparedada viva, aunque otras versiones afirman que se volvió loca, y tras su muerte, su espíritu vagó por los tejados y las ventanas de la casa entre grandes lamentos.
Antes de que el Teatro Romea fuera un teatro, eran una serie de terrenos que poseía la Orden de Predicadores u Orden de Santo Domingo. Cuando llegaron las desamortizaciones, un dominico enfadado maldijo los terrenos en los que se construiría el futuro teatro. Este monje afirmó que se darían tres incendios en el teatro, en el primero no habría víctimas, en el segundo moriría una persona y en el tercer incendio, estando el teatro completo, morirían todos y el teatro quedaría destruido. En 1877 hubo un primer incendio en el que no falleció nadie, 12 años después hubo un incendio en el que murió un persona. Ante el miedo del tercer incendio, la leyenda cuenta que a partir de este último incendio, el acomodador se queda con una entrada para que no haya aforo completo y no se produzca este tercer incendio.
La casa de Pedro Díaz Cassou, fue levantada a principios del siglo XX por el arquitecto Jose Antonio Rodríguez para Pedro Díaz Cassou, abogado y escritor murciano, muy interesado, precisamente, en las tradiciones y leyendas de Murcia. Esta casa es una casa representante del modernismo murciano y sede de actividades culturales.
Nadie se atrevía a entrar en la casa porque temían "encontrar algo". Este miedo puede venir del hecho de que la casa se encontraba al lado del orfanato y de la funeraria de la ciudad. de hecho era muy habitual el traslado de ataúdes a la planta baja de la casa. Albañiles que han trabajado en la rehabilitación de la casa afirman que escucharon ruidos, lamentos, sollozos y conversaciones; así como haber visto luces y sombras extrañas.
Enfrente del Teatro Romea, el Palacio Campuzano llama la atención por su color rojo intenso. La leyenda cuenta que uno de los trabajadores del Palacio, recibió un manotazo que le tiró al suelo sin poder defenderse; cuando se levantó para devolver el golpe se encontró completamente solo. Cuando pidió ver las grabaciones para identificar al agresor, vio el ataque pero no vio al atacante.