TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Isabel Celaá: ¿la ministra de la Stasi o el retorno al Cantar de Mío Cid?

¿Conseguirá este gobierno social-comunista seguir los pasos del nacional-socialismo de la Alemania nazi o influenciado por su vicepresidente preferido, el podemita  Iglesias, se lanzará en los brazos del prosoviético y estalinista régimen totalitario para alcanzar el utópico nirvana?

31/01/2020 - 

La 'Staatssicherheit' (el ministerio para la Seguridad del Estado) más conocido por su abreviatura  Stasi, fundada en febrero de 1950 en Berlín, era, además de una organización policial secreta, el órgano de Inteligencia de la RDA (República Federal Alemana) que vigilaba y luchaba contra los opositores a la dictadura del Partido Comunista o contra los que consideraba como tales. La Stasi bajo el lema, 'Lealtad al partido y Lealtad a la patria' (en ese orden), desarrolló una tupida red de vigilancia destinada a detectar posibles focos de resistencia, y a desactivarlos a través de múltiples mecanismos. Algunos sutiles y otros brutales en la terrible prisión de “Hohenshönhausen” cuyas celdas estaban en una especie de bunker aislado llamado “el submarino”.

A Isabel Celaá, la nueva titular del ministerio Educación y Formación Profesional del  gobierno social-comunista del narcisista y ambicioso Sánchez, deberíamos concederle, por unanimidad y sin lugar a dudas, el premio al “Mejor viajero del tiempo y de la Historia”. ¿Por qué…? Sencillamente porque con la rueda de prensa del viernes 17 batió todos los records posibles con su polémica afirmación: “Los hijos no son de los padres”, en franca referencia al debatido y mal llamado pin parental aprobado en la Comunidad Autónoma de Murcia.

La mayoría de padres cree que esto es un derecho fundamental al estar recogido en el  Art. 27.3 de la Constitución y avalado por varias sentencias del Tribunal Superior de Justicia. Para la ministra Celaá -fiel portavoz y paniaguada escudera del insaciable y narcisista Sánchez, presidente del primer gobierno de coalición con comunistas, filoetarras e independentistas -este mismo derecho es  inadmisible e ilegal (?) y por no ajustarse a “su derecho e ideario” lo va a denunciar ante el Tribunal Constitucional. Mucho me temo que esta vasalla, por llamarla de alguna manera, pese a sus licenciaturas y en teoría haber pasado por las universidades de Deusto y Valladolid, éstas prestigiosas universidades “no han pasado por ella ni la han marcado intelectualmente”; de lo contrario nunca jamás hubiera afirmado y en público esa nefasta, aciaga y anticonstitucional frase “los hijos no son de los padres…”.

Por un lado,  esta acertada afirmación nos retrotrae y transporta a los regímenes autoritarios marxistas-leninistas de la Stasi en los años 50 y, por otro, nos ubica, en el año 1207, en plena Baja Edad Media (ss. XI-XV) cuando Alfonso VI, rey de Castilla y León, le respondió a Rodrigo Díaz de Vivar, alias “Sidi”: “Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”. Aquella regia, popular e fidedigna frase, recogida por la historia en el Cantar de Mío Cid, fue distorsionada, en el 1605, en el Quijote, cambiada por “Cosas veredes…”, falsamente atribuida a D. Alfonso Quijano y dirigida a su fiel escudero Sancho Panza. Y es así, en esta adaptación, como nos ha llegado, la conocemos y la usamos. ¡Celaá, cosas tenedes y cosas veredes Celaá…!

¿Qué simboliza realmente la locución cosas veredes? ¿Qué queremos transmitir en esta expresión? ¿No señalamos con ella perplejidad, confusión y desconcierto ante hechos, dichos o cosas inusuales que ocurren a nuestro alrededor y que normalmente no deberían sobrevenir nunca por atentar contra la voluntad, la ideología y filosofía de los estados democráticos y constitucionalistas? Esta expresión equivale a decir: ¡Lo que hay que ver y escuchar, Sra. Celaá, aunque parezca inverosímil y sea inadmisible en la España del siglo XXI, libre, plural y democrática! ¿Qué pensar y decir de unos agradecidos conmilitones  que proclaman, sin avergonzarse, cosas como que: …"Los hijos no pertenecen a los padres” (Celaá); “La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento” (Zapatero); "El dinero público se puede gastar sin controlar su gasto porque no es da nadie” (Carmen Calvo).

Opinar sobre estos personajillos metidos a políticos, podemos opinar todo lo malo que queramos y más, pues como son públicos no son de nadie. En lo tocante a comentar, podemos sentenciar: que forman parte del peor gobierno imaginable de cualquier país europeo, que son unos retrógrados, involucionistas e indocumentados politiquillos de “tres al cuarto” y que, a pesar de su bien simulado progresismo siguen anclados a las sombrías y totalitarias cadenas de las galeras ideológicas nacional-socialistas donde las personas no tienen ningún derecho que no sean los del Estado. Y sobre todo, una cosa es cierta e irrefutable: ¡Todos expelen el mismo fétido y maloliente tufo político tan característico de los estados totalitarios y de las repúblicas comunistas bananeras!

Adolf Hitler dijo en un discurso, el 6 de noviembre de 1933: "Cuando un opositor dice: No me acercaré a vosotros, yo le respondo sin inmutarme: Tu hijo ya nos pertenece…y muy  pronto no conocerán más que esta nueva comunidad. Tú no piensas como yo, pero tus hijos ya me pertenecen”. No le faltaba razón. Según cuenta la historia, estos niños fueron las únicas personas, la única generación, que el nazismo pudo modelar completamente y  gracias a su estatal y totalitario sistema educativo, llegaron a ser  más nazis que los propios nazis. Hitler logró crear así el verdadero lobo-hombre ario que estaba buscando. A finales de 1939 las Juventudes Hitlerianas, cuyo ingreso era todavía voluntario (tras el estallido de la guerra todos los jóvenes eran reclutados de forma automática), llegaron a contar con ocho millones de militantes.  Para dejar a sus enemigos internos sin palabras Hitler utilizaba una frase que, sin duda alguna, pesaba sobre ellos: “Tu no piensas como yo, pero tus hijos me pertenecen”.

Para el Führer, la formación de los jóvenes alemanes era una de las piedras angulares del Tercer Reich y dedicó mucho tiempo a crear un adoctrinamiento sistemático y eficaz. ¿Lo es también para el gobierno-binomio de Sánchez e Iglesias? A tenor de lo visto y oído… parece ser que vamos por el mismo camino hacia la total destrucción de la persona en favor del todopoderoso Estado y de su sumo sacerdote Pedro Sánchez. Para dejar a sus enemigos internos sin palabras Hitler utilizaba una frase que, sin duda alguna, pesaba sobre ellos: “Tu no piensas como yo, pero tus hijos me pertenecen”.

¿Conseguirá este gobierno social-comunista seguir los pasos del nacional-socialismo de la Alemania nazi o influenciado por su vicepresidente preferido, el podemita  Iglesias, se lanzará en los brazos del pro-soviético y estalinista régimen totalitario para alcanzar el utópico nirvana ? ¡Si terrible es el dilema… mucho peor será solución! ¿Alguien puede decirme qué respondería el fabuloso y mitológico rey de Tebas, Edipo…? A estos ni les pregunto: ¡unos porque no han pasado por las salmantinas universidades y, otros porque las licenciaturas no han pasado por ellos y…así nos va!

No sé quién fue el que dijo –y razón no le falta- que: “Si los mediocres están en el Poder, es porque sus votantes se sienten bien representados”. Esta popular sentencia de ignota autoría me traslada a la Francia de la Ilustración donde, por boca de Voltaire, se preconizaba que: ”La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”.

Pedro Manuel Hernández es licenciado en Medicina y en Periodismo y ex Senador autonómico del PP por Murcia