MURCIA. Un grupo de investigadores de la Región de Murcia trabaja en la búsqueda de la dosis mínima eficaz del fármaco que sirva para la protección de un paciente que acaba de sufrir un infarto agudo de miocardio. Este proyecto recibe ayudas de la Fundación Séneca dentro del Programa Regional de Ayudas a la Transferencia del Conocimiento 'Prueba de Concepto' (PdC) 2023 cuya finalidad es que estas investigaciones puedan concluir en un producto que se pueda comercializar y cuyos resultados se puedan explotar.
"El objetivo de este proyecto (PdC) es avanzar en el desarrollo de un compuesto, el BC01, para que termine siendo un tratamiento aplicable a personas que sufran un infarto agudo de miocardio, que permita reducir el daño producido en el músculo cardiaco", ha explicado el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, que este martes ha visitado el centro en el que se desarrolla este proyecto, acompañado por el rector de la Universidad de Murcia, José Luján.
Este compuesto es un ácido ribonucleico (ARN) de interferencia pequeño (siRNA), que actúa en una de las principales vías que causan inflamación en el miocardio tras un infarto agudo, impidiendo que esta inflamación sobreactúe causando un daño irreparable en el corazón. De tal modo, que el tratamiento servirá para controlar y reducir el daño que se produce en el corazón y, por tanto, para que el paciente tenga un mejor pronóstico, y una mejor y más pronta recuperación tras sufrir un infarto agudo de miocardio.
Este proyecto se desarrolla junto con la EBT Biocardio S.L., spin-off de la Universidad de Murcia, fundada en 2020 por los doctores Antonio Lax y Domingo Pascual, y que junto a la doctora María del Carmen Asensio son los investigadores descubridores de esta nueva vía terapéutica. El grupo de investigación forma parte del Instituyo Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB).
Antonio Lax es investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Murcia e investigador principal del proyecto; el profesor Domingo Pascual es catedrático de Cardiología en la UMU y jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca; y Mari Carmen Asensio es, actualmente, investigadora del Programa Torres Quevedo en Biocardio.
La investigación que ha dado lugar a esta prueba de concepto ha sido desarrollada y afianzada durante los últimos 10 años por estos tres investigadores, y el resto del grupo de investigación, con un claro enfoque al descubrimiento de los mecanismos de acción de biomarcadores relacionados con el remodelado cardiaco adverso tras un infarto de miocardio, y su traslación a la práctica clínica.
Vázquez ha señalado que "el reto del Programa Regional de Transferencia de la Fundación Séneca, que ha financiado ya más de un centenar de proyectos en los últimos 5 años, es el de acelerar la circulación del conocimiento que nace de los equipos de investigación y trasladarlo lo antes posible a la economía y a la sociedad. El impacto que este proyecto puede llegar a tener sobre la salud cardiovascular es un excelente ejemplo de cómo las soluciones pueden pasar del laboratorio al paciente".
"Esta línea de investigación, avalada con publicaciones del más alto nivel internacional, culminó con una patente de invención y uso terapéutico, que actualmente está protegida a nivel internacional y se encuentra en las fases nacionales de los principales países a nivel mundial. La participación de la empresa Biocardio asegura que los resultados seguirán su camino hacia el mercado", añadió el titular de Investigación.
El único tratamiento tras el infarto agudo de miocardio actual es la apertura de la arteria coronaria obstruida para recuperar el suministro de oxígeno y limitar el daño al corazón. Sin embargo, esta apertura solo es eficaz si se realiza en la primeras dos horas desde el inicio de los síntomas, por lo que en la mayoría de pacientes existe un daño en la estructura y perdida de función de su corazón, que condiciona secuelas y mortalidad importante en los meses y años posteriores.
De llegar a comercializarse con éxito, el mercado objetivo sería de unas 80.000 personas cada año en Europa y EEUU. Además, las nuevas terapias con ARN están revolucionando el modo en el que los pacientes serán tratados, tal y como ocurrió en la vacuna contra la COVID, y como están demostrado tratamientos ya comercializados como el Inclisirán, capaz de reducir el colesterol de forma eficaz y segura con solo una inyección subcutáneas cada seis meses.