MURCIA. La interprofesional citrícola estatal, Intercitrus, ha perdido una gran oportunidad para volver a plasmar, más de 15 años después, uno de los objetivos con los que nació en 1998: la promoción de los cítricos españoles. Y no solo eso, sino que las diferencias evidenciadas entre los diferentes colegios en la reunión de su comisión de gobierno de este viernes vuelven a hacer tambalear los cimientos de una organización que ya estuvo durante muchos años enterrada en vida.
La convocatoria de la comisión de Gobierno de la entidad, con siete puntos en su orden del día, tenía uno fundamental: el aval a un acuerdo para volver a programar campañas promocionales, algo de gran importancia en un contexto de reducción paulatina del consumo de cítricos en beneficio de otras frutas. Para ello, dos colegios, comercios privados y cooperativas, habían lanzado una propuesta a la rama productora con la que están dispuestos a asumir el montante de la campaña que no cubriesen las ayudas llegadas de Bruselas. Y es que este domingo, 14 de enero, la Comisión Europea abre la convocatoria al respecto, para la que ha previsto 185 millones de euros para el conjunto del agro europeo con la posibilidad de sufragar hasta el 80% del total del coste promocional.
Pero antes de la cita ya se conoció que el acuerdo no sería posible. El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, así lo señaló en la rueda de prensa que había convocado la organización agraria para hacer balance del último ejercicio justo antes de la reunión en la interprofesional. Aguado expresó sus reticencias acerca del hecho de que la extensión de la norma (el instrumento legal por el que Intercitrus adopta sus decisiones, que obliga a todas las partes y que a su vez es adoptado por consenso) les incluyese, aunque en este caso los productores, de los que forma parte AVA-Asaja, no tuvieran que abonar importe alguno. Asimismo, también mostró sus dudas sobre este hecho y se preguntó "a quién van a repercutir" los comercios el importe y acto seguido dio la respuesta: "Aquí todo se repercute al que produce".
Pero la verdadera razón para la negativa de las organizaciones agrarias estaba en el añadido que solicitaron incluir en el orden del día de la reunión. Seis puntos con uno por encima de todos: el contrato agrario. Y es que, aunque desde hace muchos años hay un contrato homologado para la compraventa, la realidad es que cada comercio utiliza el suyo. Estos suelen incluir el IVA en los precios, un porcentaje (habitualmente el 3%) de fruta para el destrío y, en muchos casos, una cláusula con la que las empresas se garantizan evitarse problemas legales si el precio no cubre los costes de producción, algo prohibido por ley pero que en la campaña en curso no ha generado ningún problema, pues las cotizaciones están muy por encima.
De esta manera, el debate de Intercitrus se centró en este asunto, en el que el colegio de la rama productora (integrado por AVA-Asaja, COAG y UPA) no dio su brazo a torcer y el acuerdo para la promoción no fue posible. Inmediatamente, desde el Comité de Gestión de Cítricos criticaron el "error histórico" y su presidenta, Inmaculada Sanfeliu, alertó de que, en el caso de reconducir la situación, será muy complicado llegar a tiempo de presentar la solicitud en la presente convocatoria de la Comisión Europea, que finaliza el 24 de mayo (AVA-Asaja ha pedido una comisión con el Ministerio para evaluar el asunto), con lo que la promoción arrancaría, como muy pronto, en la campaña 2025/2026.
Con todo esto, Intercitrus ha perdido la oportunidad de retomar, más de tres lustros después, las campañas promocionales de cítricos que desarrolló en España y en Europa entre 1998 y 2008. Precisamente, este es un punto en el que el Ministerio de Agricultura ha insistido reiteradamente desde que en diciembre de 2018 la interprofesional citrícola volvió a la vida. De hecho, ya desde el principio hubo varios intentos, pero hasta ahora no se han podido plasmar y ahora tampoco se llevará a cabo.
Más allá de esto, la interprofesional citrícola vuelve a evidenciar sus frágiles cimientos y queda en una situación de debilidad en que, lejos del consenso que la marcó en sus primeros años, sigue lastrada por las diferencias que le llevaron a desaparecer durante casi una década.