Llevamos años reclamando el reconocimiento que los informáticos de las administraciones públicas se merecen y demandando un papel de mayor importancia dentro de ellas. Esto es necesario para evolucionar ya que seguimos anclados en un funcionamiento arcaico, obsoleto, ineficaz, ineficiente y cargado de burocracia.
Poco a poco desde los departamentos TIC de las AAPP estamos intentando virar el rumbo para que este cambio sea posible, pero aún queda mucho camino por recorrer. Este camino no tiene fin. En la actualidad debemos subirnos a la ola de la IA, el Big Data y de todas las nuevas tecnologías que pueden hacernos mejorar los servicios que ofrecemos al ciudadano, ya estamos tardando. No hay que inventar nada, las herramientas ya existen, y los informáticos las hemos desarrollado, conocemos su verdadero potencial y somos los únicos que sabemos cómo integrarlas y utilizarlas en nuestro beneficio.
"Es momento de Ampliar los departamentos TIC de las entidades locales"
Es momento de invertir y ampliar los departamentos TIC de las entidades locales. Debemos tener claro el nuevo esquema del que partir. Hay que separar las funciones imprescindibles que tradicionalmente se desarrollan desde estos departamentos técnicos, como son las de abastecer de hardware y software a los empleados públicos, garantizar la continuidad del servicio informático, asegurar las redes informáticas, velar por la seguridad informática... del aprovechamiento y explotación de las nuevas tecnologías en pro de la modernización y avance de la sociedad.
Debemos separar estos grandes cometidos imprescindibles para el funcionamiento diario. Si estamos inmersos en las funciones tradicionales, es imposible llevar a buen término los nuevos proyectos emergentes que están llamando a nuestra puerta.
Por nuestra experiencia, sabemos que muchas veces, las nuevas tecnologías sólo sirven para que gente que se dedica a teorizar y vender humo, venda historias que resultan ser muy llamativas pero imposibles de implementar. Estas prácticas conllevan un grado elevado de frustración y desconfianza tanto para los actores como para los promotores de la idea, y construyen muros de resistencia a la hora de emprender nuevos proyectos.
Nosotros, los técnicos informáticos, somos los más capacitados para aterrizar las posibilidades que nos brindan estas nuevas herramientas, dentro de la resolución de problemas cotidianos internos y externos. No nos perdemos en lo teórico, ni hacemos proyectos inviables que sólo provocan gasto de dinero y recursos públicos. Conocemos como ningún otro, como funcionan nuestras entidades internamente y externamente. Somos transversales. Somos capaces de optimizar los recursos al máximo.
Es hora de mostrar a los responsables políticos de nuestras AAPP las herramientas que poseemos, con las que se puede mejorar la eficiencia y eliminar trámites y burocracia. Hay que aprovechar las oportunidades e incorporarlas a nuestros servicios al ciudadano. Este proyecto debe ser prioritario en la hoja de ruta política, no se puede demorar.
Aun siendo ente público, el espíritu que debe emanar es el de ser mejores cada día. No debemos ser conformistas sino todo lo contrario, debemos ser ambiciosos, esforzándonos día a día para evolucionar y mejorar.
Dicho esto, todos tenemos que estar codo con codo para que esta evolución se lleve a cabo. Nadie mejor que los TIC para abanderar y propulsar el cambio.
Aunque este espíritu debe ser común y debe inundar a todos los departamentos informáticos de las AAPP, es cierto que se debe dirigir y planificar desde la visión y dirección de los ayuntamientos y de su experiencia como último eslabón de la cadena que llega al ciudadano.
Estamos de enhorabuena, tenemos mucho margen de mejora y debemos ejecutarlo. Desde Atial opinamos que es la hora, vamos a por ello.
Fernando Torregrosa Navarro
Presidente de Atial (Asociación de Técnicos de Informática de la Administración Local)
Puede observarse con cierto hastío la cantidad de eventos, jornadas, congresos y seminarios de todo tipo sobre inteligencia artificial (IA) a los que podríamos asistir, si no tuviéramos que lidiar con la todavía presencial y fatigosa vida real