LA VENTANA DE COLABORA MUJER RM / OPINIÓN

Hoy vengo de resaca

12/03/2020 - 

Sí, hoy vengo de resaca y espero que entre todos me ayuden a superarla, queridos lectores, bien sean hombres o mujeres, por eso necesito que ambos lean el artículo hasta el final, porque necesito de todos ustedes como de un Ibuprofeno 600 para superarla.

Escribo hoy este artículo en un día de resaca del 8 de Marzo. A lo largo de toda la semana pasada tuve el orgullo de ver a grandes mujeres, amigas mías y otras grandes que deseo que lo sean por lo que pueden aportarme, premiadas, reconocidas en sus trabajos, reconocidos sus emprendimientos, entrevistadas, en congresos, en carreras, en manifestaciones… y todo ello en su mayor parte desde la viudedad.

Por eso tengo esta sensación horrible que te deja una buena resaca cuando abusas de algo y necesitas echar fuera de ti todo ese exceso para sentirte bien y recuperar la normalidad.

He sido triste espectadora de entregas de premios  a seis mujeres empresarios de Murcia, es decir, empresarias, que han recibido su premio como un mero trámite por parte del responsable de turno para cubrir el expediente que “la fecha exige”. No obstante, lo más inverosímil de todo es que en un aforo de 50 personas sólo había mujeres. Miento, tres hombres y el cámara, para ser exactos.  

Situada en la última fila del salón y con esta triste perspectiva me pregunté, ¿pero qué no hemos entendido todavía del 8 de Marzo? Quise convencerme de que había sido algo anecdótico, pero no, días más tarde en un evento realizado para la Mujer y organizado y desarrollado por mujeres, me encuentro exactamente con la misma situación. Una foto de grupo con los asistentes y adivinen: así es, sólo mujeres.

El día 8 de Marzo es el día Internacional de la Mujer, en el que se conmemoran diversos hechos ocurridos a lo largo de la historia, siendo el más importante el incendio de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist el 25 de Marzo de 1911, en Manhattan, donde perecieron quemadas más de 140 mujeres en un edificio de 10 plantas. El edificio se encontraba cerrado a cal y canto para que las trabajadoras no se escaparan. ¡Qué fantástica idea!

Este día busca ser un altavoz para que se reconozcan nuestros derechos, sobre todo en lo relativo a la igualdad laboral, salarial, a la violencia de género y la conciliación. Sin embargo, si sólo somos visibles para el 50% de la sociedad, no estamos cumpliendo nuestro objetivo.

El objetivo es que la sociedad al completo escuche nuestras necesidades, valore nuestro papel en la parte más importante, que es la familia, que nos descarguen esa mochila que no vaciamos en todo el día ya que estando en el trabajo gestionamos temas familiares y cuando estamos en casa resolvemos papeletas laborales.

Necesitamos de usted, señor, para que conozca nuestro anhelo de ser valoradas como una profesional, no como una mujer en “edad de procrear”, porque en la mayoría de los casos lo habitual, que no por ello lo normal, es que sea usted quien decida a quien promociona porque cuando usted llegó ahí eso era un mundo de hombres.  

Necesitamos que escuche que nuestras necesidades como mujer son diferentes a las suyas porque somos diferentes. Yo nunca he querido ser como un hombre, sólo he querido tener los mismos derechos.

Esperen, que nosotras tampoco nos libramos. Vamos a tener también nuestro propio repaso, porque ¿acaso la responsabilidad de que estos actos estuvieran llenos de mujeres y de que no hubiera hombres es sólo de los hombres? Por supuesto que no. Han sido actos dirigidos y promocionados por y para las mujeres. ¿Hemos invitado a los hombres a participar en nuestro orgullo de recoger un premio o escucharnos en un congreso de la mujer? NO, entonces muy señoras mías ¿de qué nos quejamos? Nosotras mismas somos las que producimos el sesgo de la audiencia.

Si tan claro tenemos que para llegar a la igualdad femenina necesitamos de los hombres, ¿por qué no contamos con ellos? La única manera de sensibilizar es que nuestro evangelio llegue a todos los estamentos y capas de la sociedad y a todas las edades.

Mucho tiene que ver todo esto con la cultura que hemos recibido. Esa mochila de la que hablaba que se han encargado de llenarnos nuestros padres, abuelos y maestros y que ahora llevamos grabado a fuego y nos genera ese sentimiento de culpabilidad cuando nos centramos en la carrera profesional. Hombres y mujeres tenemos que reiniciarnos y compartir responsabilidades sin reproches, sino esto no llegará a ningún puerto.

Queridos lectores, tengo que confesarles que me había jurado y perjurado que no escribiría sobre el 8M, ya hay gente más cualificada que yo para hacerlo, pero llegados a este punto del artículo tengo que decirles que sinceramente me encuentro mucho mejor al haberles hecho partícipes de todo este malestar que llevaba dentro tras la resaca de este día y que ustedes me han permitido aliviar con su lectura.

Deseo que no caiga en saco roto y quien me haya leído entienda que los actos no son de hombres ni de mujeres. Necesitamos que todos los hombres maravillosos que están a nuestro lado nos dejen ser como queramos ser, en la sombra o en el candelero, pero que nos ayuden a SER. Nunca una estrella pidió permiso para brillar. Gracias por su lectura.


Trinidad Guía Sánchez

Licenciada en Ciencias Económicas, Máster en Dirección y Administración de Empresas y Experta en Ventas.

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