Estos días atrás he podido congratularme de haber podido ver durante casi dos horas el documental de Hispanoamérica: canto de vida y esperanza. El estreno en España fue el pasado 12 de abril de 2024 y ha pasado sin pena ni gloria. Artistas, catedráticos, músicos, etc, todos los encuestados, todos de aquellas latitudes, te enorgullecías al oírles, donde tras sus palabras existían días de estudios fortalecidos en su pasado. Ahí no cabían ideologías baratas: bibliotecas, universidades y las voces de sus antepasados lo constataban. Ya se encargaron ingleses, holandeses, algún francés que otro y ciertos españoles resabiados para darle la vuelta a la tortilla. A lo largo del impresionante documental me venían las historietas baratas donde hoy, dícese descolonizar nuestros museos, eso sí, a golpe de ideología.
¿Qué se supone sea un museo "descolonizado"? Personalidades de la fundación Juan March, al respecto, argumentaban: "Al museo se le exige que deje de ser monológico, capitalista, occidental, etnocéntrico, exclusivo y excluyente, nacional, colonial, identitario, imperial, masculino, machista, racista, patriarcal, heterosexual, cisgénero, singular, identitario, autoritario y acrítico, y que se convierta en dialógico, multicultural, inclusivo e intersexual, diferente, transnacional, postimperial, feminista, decolonial, de género fluido, plural, transdiferente, participativo, crítico y disidente de cualquier régimen y norma".
"Los invocados derechos especiales de las comunidades indígenas actuales no tienen fundamento"
Academias de la Historia de países hispanoamericanos parece lo tienen medianamente claro: la devolución no ha lugar. Los invocados "derechos especiales" de las comunidades indígenas actuales no tienen fundamento. Nadie puede alegar, con base en lo que se ha podido comprobar científicamente, que la colección Finlandia (Colombia) es obra de sus antepasados directos, pues no se tiene noción alguna de cuál era la identidad étnica de los fabricantes de estas piezas ni de la lengua que hablaron, nada del origen y destino, tras la desaparición de su actividad en el área. En resumen, que es posible no hubiesen tales pueblos al que restituirles objetos algunos.
Quizás La Moncloa no ha respondido en el sentido que marca el veredicto del tribunal colombiano pues los objetos no le pertenecen. El patrimonio histórico cultural es inalienable y pertenece al pueblo español, no al Gobierno. Las devoluciones proceden únicamente en casos de flagrantes expolios. En los museos llamados enciclopédicos, como el Louvre, el British, el Met, que se crearon de esa manera, ahí si que serían discutibles. Pero en España no tenemos ese tipo de objetos (expoliados). En lo que respecta al patrimonio, nuestro mundo se ha vuelto demasiado provinciano.
A la arista comentada anteriormente, si discutimos el mundo de la "descolonización". Ejemplo clave: Los mulatos de esmeraldas, creada en 1599 en el virreinato del Perú y que muestra a un padre negro y a sus dos hijos, ataviados con ricas vestiduras y alhajas. Con ese título se exhibió años atrás en la muestra temporal Tornaviaje, del Museo del Prado, pero su actual enunciado en el Museo de América evita referencias raciales: Don Francisco de Arobe y sus hijos, caciques de Esmeraldas.
"No podemos analizar los hechos desde nuestra perspectiva actual"
No podemos analizar los hechos desde nuestra perspectiva actual: hemos de hacer el esfuerzo de trasladarnos al momento en que el autor consideró que el título de una obra debía ser La enana barbuda y admitir que es ese. Luego, si deseas renombrarlo como La señorita pequeña será un gasto innecesario, pues tendrás que reeditar los catálogos. Somos demasiados reduccionistas, y la historia no lo es. Si en un momento dado tenemos que adaptarnos a la tendencia sociopolítica imperante, ¿qué va a pasar cuando esta cambie? Porque el propio movimiento woke se está desvaneciendo….
Amén de la retirada de los términos potencialmente "ofensivos o discriminatorios", el objetivo macro es que el discurso museográfico fraguado al calor de la "descolonización" se actualice según "la evolución que la sociedad española ha tenido en sus valores, ideales y composición". De resultas, y dado que el Ministerio está en manos de quien está, presumiblemente, determina en qué sentido debe fluir tal determinación y varias cartelas del museo "en descolonización" portan una carga ideológica mal disimulada.
En la introducción de la exposición Espejito, espejito, se le comunica al visitante que la muestra "reúne a un conjunto de artistas, arquitectos y diseñadores cuyas obras escenifican identidades y futuros disidentes al legado patriarco-colonial y eurocéntrico". Una sala dedicada al tapirage (técnica de coloración de plumas por parte de una tribu amazónica) se hace saber que la perdurabilidad de esa costumbre evidencia la capacidad de resistencia de las sociedades indígenas, cuya vida social, sin embargo, puede desconfigurarse por el avance del sistema capitalista. ¡Menuda desfachatez!
Otros enunciados impresos, como la sugerencia de la inserción forzosa de América en la economía capitalista mundial, o la invitación a actividades en las que se abjura de cualquier legado europeo positivo allende el Atlántico. Un documental titulado Nuestro juramento: venganza anticolonial no parece un canto a la hermandad hispanoamericana, denotando una combatividad militante que quizás no es lo que va buscando una familia que se acerca un fin de semana con sus hijos.
Alegra suponer que deben ser muy pocos quienes entran al Museo de América o al MNA buscando deshacer agravios "colonialistas", y sería positivo que estuviese en el ánimo de las autoridades españolas ni de ningún país hispanohablante despertar tensiones por un pasado en el que no participamos los ciudadanos de hoy, y aún menos trasladarlas al ámbito de la cultura. "Ni España es heredera de la monarquía católica, ni México lo es del imperio azteca". Todo es una invención morrocotuda, que responde a la política interna, porque apelar a la historia de muchos votos, y el populismo y el nacionalismo siempre la utilizan en su beneficio. Es simple utilización política.
Ya pueden la Huiracocha Inca y la Quetzalcóatl (serpiente emplumada) hallarse a gusto cada vez que venga a España, que algún político woke se empeñará en convencerlos de lo contrario. Ver el documental comentado nos aireará de pájaros mal agüeros.