MADRID. Europa tiene el objetivo de cero emisiones netas de carbono para 2050 y es por ello que el hidrógeno ocupa un lugar central en la hoja de ruta del Viejo Continente. Actualmente, los cimientos en los que se sustentan los ingresos de Enagás (ENG) dependen de una base de activos regulados sin vinculación directa a la inflación. Los mismos donde se aprecia una disminución paulatina en el retorno para la compañía. A continuación, veremos cómo ha abordado la gasística española este problema y cómo podría afectar a parámetros tan relevantes como su dividendo.
En primer lugar, y con la intención de diversificar el negocio, la gasista española ha estado durante años buscando la expansión geográfica. Se aumentó la presencia en países como Grecia y Estados Unidos, con escaso rendimiento. En el caso de Estados Unidos teniendo a posteriori que desinvertir y deshacerse de algunas de sus adquisiciones previas.
A la cotizada del Ibex 35 también hay que apuntarle inversiones en Perú, con complejo desenlace. A consecuencia de su operativa, ENG está pendiente de la resolución de un arbitraje contra el país sudamericano que, en caso de caer para su lado, le aportaría un rédito neto de hasta 200 millones de euros.
En definitiva, la diversificación llevada a cabo en la última década no ha logrado revertir la tendencia a la baja de los resultados anuales. Enagás centra ahora todos sus esfuerzos de expansión en el Europa y en adaptarse de la mejor manera posible a los marcos regulatorios.
Otra característica que la energética ha adoptado como propia es la de repartir un nutrido dividendo todos los años, hasta el punto quizás de estar sobrepasando el límite de lo aconsejable dadas las circunstancias. El actual dividendo de 1,74 euros por acción -un 10% de rentabilidad- estaría soportado por los ingresos y recursos propios de la empresa.
Sin embargo, la realidad es que en un contexto de ingresos a la baja, costes de financiación elevados -ENG está apalancada- y una tendencia ascendente de inversión en macroproyectos de hidrógeno verde, el cuantioso volumen de capital empleado en la remuneración a los accionistas vía dividendo podría tener los días contados.
Veremos si con la actualización del plan estratégico, prevista para el primer semestre de 2024, tenemos una revisión del pago del dividendo. A todo esto hay que sumar que las desinversiones habitualmente se hacen a pérdidas, y tienen una capacidad finita de aportar liquidez. El dividendo anual establecido está pensado para un marco en el que no hay que acometer ninguna inversión relevante.
Sin embargo, con la proyección actual, necesitará destinar mucho capital tanto para mantener dicho dividendo como para afrontar el irremediable cambio estructural al modelo del hidrógeno y su conectividad en el continente europeo. Todo no va a poder darse al mismo tiempo.
La multinacional energética española ya se centra en el cambio disruptivo en su modelo de negocio, que supondrá pasar al hidrógeno verde como combustible del que dependerá su fuente de ingresos. Hoy en día, esta fuente de energía se produce a través de una transformación basada en la electrólisis que resulta cara. Este proceso camina hacia una mayor eficiencia en términos económicos, pero será imposible llegar a ella sin una fuerte inversión en tecnología.
En principio se trata de la infraestructura clave que aunará a nuestro continente es el corredor del H2Med, cuya aspiración es la de conectar España y Portugal con Francia y Alemania, y que pueda estar en funcionamiento para 2030. Enagás participa plenamente en esta iniciativa junto al operador alemán OGE, el grupo portugués REN y los franceses GRTgaz y Teréga.
En un par de meses conoceremos si este proyecto troncal se convierte en apuesta firme por parte de la Unión Europea y recibe una subvención que se podría ir hasta los 2.500 millones de euros en exclusiva para el H2Med. Este factor podría llegar a aliviar las cuentas de una Enagás, que para afrontar este cambio de modelo de negocio necesario para su supervivencia a largo plazo, se verá obligada a acometer fuertes inversiones en 2026 a lo más tardar. Mientras tanto, el dividendo del bienio 2024-2026 podría empezar a remitir.
Adrián Hostaled es analista de XTB