Una práctica que, salvo determinadas excepciones, debería estar desechada desde hace tiempo, como la carga y descarga de los camiones por los propios conductores, no solo es que se halla visto reducida o eliminada, tal y como aconseja la Comisión Europea, para evitar contagios, es que ha pasado lo contrario; cada vez son más los cargadores que exigen que estos trabajos los realice el propio conductor, en lugar de disponer, como sería lo correcto, de personal propio especializado para la realización de tales tareas. Pero amigo, la pela es la pela y si me puedo ahorrar mano de obra, pues miel sobre hojuelas, por el precio del transporte, que lo haga el conductor.
A no ser que la actividad desarrollada lleve implícito la participación del conductor en la carga o descarga -a título de ejemplo, en porta vehículos, cisternas, hormigoneras o distribución urbana- en el resto del transporte nacional o internacional de carga general, frigoríficos, etc. no debiera estar permitida la realización de tales tareas por el conductor, en primer lugar por seguridad y salud de los trabajadores y en segundo porque no es misión de un conductor, y así está reflejado en el Acuerdo General para las Empresas de Transporte de Mercancías y en los distintos convenios colectivos.
Sin embargo, una vez más, un sector que está en una clara posición de debilidad frente a sus clientes, vuelve a estar sometido a las exigencias de éstos y, o admite estos abusos, o no realiza el transporte. Así de claro.
Recientemente, el grupo de distribución DIA, después de una etapa en la que no permitía que los conductores que entregaban mercancías en sus plataformas descargaran los camiones, y ello tras un grave accidente ocasionado a un conductor, ahora vuelve de nuevo a exigirlo como lo hacen los demás. De vergüenza.
Por eso, el sector viene reclamando insistentemente desde hace años que, salvo excepciones, se prohíba por ley que el conductor realice estas tareas.
Otro claro abuso es el denominado intercambio de palés, que consiste en que cuando se entrega una mercancía, se recogen del destinatario, un número de palés equivalente a los entregados y se cargan en los porta-palés que, a tal efecto, llevan los camiones en los bajos de la carrocería, sometidos a toda clase de suciedad en el transcurso del viaje y se devuelven posteriormente a su propietario. Estos palés los tiene también que cargar y descargar el conductor y cada palé pesa 25 kilos y se transportan 33.
Otra tarea que, sin coste alguno para el cliente, se realiza por el transportista y cuya práctica además de ser contraria a la salud de los trabajadores no resulta en absoluto higiénica y es contraria a la seguridad alimentaria.
Pero seguimos tragando y el ministro de Transportes, mirando hacia otro lado y protegiendo los intereses de las grandes cadenas de distribución, y al pobre transportista, que le den; eso sí, aplaudamos la labor que está realizando durante la pandemia.
Señor ministro, esto no es una cuestión negociable, no se trata ahora de cambiar cromos, yo te doy esto y tú me das lo otro. Es cuestión de justicia, responsabilidad y sentido común.
Manuel Pérezcarro es secretario general de la Federación de Empresarios de Transporte