MURCIA. La guerra de Ucrania, la pandemia y el colapso logístico han provocado la mayor crisis socioeconómica de nuestra historia reciente, poniendo de manifiesto la extrema vulnerabilidad de España ante acontecimientos sobre los que no tiene posibilidad de intervención.
La excesiva dependencia energética y alimentaria de nuestro país de mercados y países exteriores está ocasionando un incremento desmesurado de los precios y unos costes de producción disparatados que son muy difícilmente asumibles para la frágil economía española.
Sectores productivos como la agricultura, ganadería, transportes e incluso la propia economía doméstica están siendo castigados con continuas subidas de los precios de combustibles, electricidad, gas, alimentos, etc., provocando el colapso de las economías de los autónomos y pequeñas empresas y llevando a situaciones límites a los más vulnerables.
"España debe incrementar su capacidad de autoabastecimiento"
Ante esta situación es evidente que España debe incrementar su capacidad de autoabastecimiento. Se trata de recuperar la soberanía energética y alimentaria para hacerla más fuerte y resistente ante posibles nuevas crisis internacionales y no estar sometida a los vaivenes de objetivos políticos basados en la nueva doctrina dogmática medioambiental
La energía solar (fotovoltaica y termosolar), eólica, nuclear e hidráulica junto al aprovechamiento energético de los residuos derivados de la actividad domestica y agrícola (biogás, biocombustibles, etc) constituyen los pilares básicos para conseguir una capacidad de generación suficiente como para abastecer la demanda nacional. Además, la implantación de centrales hidroeléctricas reversibles permitiría generar energía en las horas no productivas por el viento o el sol, aprovechando mejor el agua de nuestros ríos.
La soberanía alimentaria depende de la capacidad de la producción agrícola y ganadera, de la superficie de cultivo y del agua disponible para el regadío. En España no falta agua, está mal gestionada. A título de ejemplo, solo con una gestión adecuada de los ríos trasnacionales de la vertiente atlántica (cumpliendo el Tratado de Albufeira de caudales mínimos a su paso a Portugal) permitiría disponer de hasta 40.000 hm3 más de agua.
Se podría conseguir incrementar los 14.000 hm3 de agua que anualmente consumimos en España para regar 3,8 millones de hectáreas cultivadas, hasta unos 56.000 hm3 anuales, lo que permitiría aumentar enormemente la capacidad de producción agrícola (cereales, girasol, almendra, etc.) con la puesta en regadío de mas de 17 millones de hectáreas y alcanzar el autoabastecimiento para gran numero de productos agrícolas.
Una gestión nacional del agua, junto a las necesarias infraestructuras hidráulicas de almacenamiento y transporte, permitiría que todas las regiones de España pudieran ver satisfechas sus necesidades para riego, industria y abastecimientos urbanos disminuyendo la dependencia de los fenómenos climatológicos extremos (sequías e inundaciones).
"La soberanía energética española podría generar hasta 10 millones de nuevos empleos"
Además de conseguir una cierta independencia alimentaria, el incremento de zonas cultivadas y verdes permitiría la absorción de unas 0,26 GTn / año de CO2 (20 toneladas por hectárea) permitiendo compensar prácticamente la totalidad de las emisiones de España y reduciendo enormemente el gasto inducido por emisiones.
La soberanía energética española, además de conseguir controlar los precios de la energía o posibles desabastecimientos alimentarios y minimizar los impactos de posibles nuevas crisis económicas, podría generar hasta 10 millones de nuevos empleos, mejorando la calidad de vida de los españoles, combatiendo la despoblación del campo y mejorando la calidad de vida de la España rural.
El binomio agua-energía y un gran acuerdo nacional de las principales fuerzas políticas nacionales son los factores claves para alcanzar la soberanía energética y alimentaria que nuestra nación necesita y contribuir positivamente a la reconfiguración de las políticas agrarias y energéticas de la UE. Frente a la resignación, innovación y voluntad de cambio. Si se quiere, se puede.
Miguel Ángel Cámara Botía
Catedrático de Química Agrícola
Director Cátedra de Ecoeficiencia Hídrica
Universidad de Murcia