BRUSELAS. Los niños que nacieron entre 2020 y 2030, años 0 a X d. C. -después de la covid- siguieron vacunándose cada invierno previo a las fiestas de navidad. Las familias solían reunirse para celebrar una comida e intercambiarse regalos esquivando todas las medidas de seguridad de la pandemia, como mascarillas, distancia social, lavado de manos… Poca broma. La navidad del Año 0 fue especialmente mortal, pero en el Año I todos los adultos del TerritorioEuropa estaban vacunados, los más vulnerables incluso con una tercera dosis. Todos no, quedaban algunos grupos de negacionistas que seguían movilizándose en las calles, antes de pasar al OtroLado junto a LaResistencia o de convertirse en hologramas forzosos.
El objetivo de aquellas fechas fueron los abuelos. Y, por tanto, los gobiernos se propusieron vacunar a los niños de 5 a 12 años, para que pudieran seguir abrazando a los suyos. Eso fue antes de que la vacuna se inoculara al nacer mediante un chip que iba destilando la dosis anual. Pero los inicios de la pandemia, originada en LaGranFábrica, fueron terribles a nivel mundial. África se desangraba en guerras y virus, mientras la Unión se refugiaba entre sus alambradas cerrando fronteras. La Guerra del Este estuvo a punto de estallar en aquel blanco invierno. El TerritorioKremlin avanzaba hacia el sur y las tropas de la Unión se replegaban en la Frontera-Kiev, mientras peligraban los Acuerdos de Minsk y el gasoducto Nordstream II.
Aquél Consejo de Asuntos Exteriores comenzó con un debate sobre el despliegue militar de Rusia en la frontera con Ucrania. “La Unión Europea está unida y firme, en apoyo de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”, decían en un mensaje que traslucía cierto temor de que la paz no fuera el fin. Los ministros fueron muy claros al apoyar el ultimátum del Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, quien advirtió de que “cualquier agresión contra Ucrania tendría consecuencias políticas y un alto costo económico para Rusia”. La UE coordinaba estrechamente esta posición “con socios transatlánticos y de ideas afines”, lo que podía acabar en otra guerra mundial.
Con Asia central envuelta en llamas y el Sahel en manos del yihadismo, la Unión no dudó en perseguir y sancionar al Grupo Wagner, una entidad militar privada formada por mercenarios con sede en Rusia. El Grupo Wagner había reclutado, entrenado y enviado agentes militares privados a zonas de conflicto de todo el mundo para alimentar la violencia, saquear recursos naturales e intimidar a civiles. Las personas incluidas en la lista de la Unión estaban involucradas en torturas y ejecuciones o en actividades desestabilizadoras en algunos países como Libia, Siria, Ucrania (Donbas) y la República Centroafricana. “El grupo también estaba difundiendo su influencia maligna en otros lugares, especialmente en la región del Sahel”, explicaron los ministros en aquel Consejo.
No sé si debía haber hecho mención a esta parte de la SIM que me dejó en herencia la Tieta. Y menos ahora que David no me puede ayudar. Sigue desaparecido desde que volvió a su misión en la ZonaAnatolia, tras la última revuelta de los ingenieros RDII por la escasez de semiconductores para los chips. Creo que le han llamado para que investigue la última insurrección de los Señores de la Guerra en el cuerno de África. Nunca se sabe si el Grupo Wagner sigue en la sombra 50 años después. Debían de ser unos niños cuando se les comenzó a perseguir…