MURCIA (EP). La asociación naturalista Greenpeace señala al trasvase Tajo-Segura como "el origen de la extrema situación que vive el Mar Menor". Así pues, asegura que los "continuos trasvases han alimentado el descontrol de la agricultura intensiva, contaminado y provocado la muerte de la mayor laguna salada de Europa", según un informe de producción propia titulado 'El Mar Menor, una víctima del trasvase Tajo-Segura'.
Según este informe, "los datos demuestran que el trasvase ha sido letal para la cuenca cedente y para la receptora", añadiendo que "no habrá vertido cero al Mar Menor sin trasvase cero a la zona". En este contexto, reclaman, entre otros extremos, el trasvase cero y la reducción de regadíos industriales en Murcia.
Las conclusiones del estudio apuntan a que el exceso de agua, generado principalmente por el aporte del trasvase, "trajo consigo un desarrollo exponencial de la agricultura de regadío intensiva e industrial, basada en agrotóxicos, y su consiguiente contaminación de las aguas, que ha provocado la muerte de la mayor laguna salada de Europa".
"La ciencia ha hablado y dictaminado: el Mar Menor se muere por culpa del exceso de agua del modelo agrícola intensivo e industrial de la zona. Es inadmisible que tras varios años viendo mortandades masivas de peces, la última esta misma semana, y una degradación evidente de la laguna, las administraciones implicadas en la conservación del Mar Menor sigan discutiendo entre ellas y evitando tomar medidas", ha declarado el doctor en Hidrogeología y responsable de la campaña de agua de Greenpeace, Julio Barea
"todos los años entran al mar menor no menos de 1.000 toneladas de nitratos y 240 toneladas de fosfatos".
Algunos datos esgrimidos por la asociación ecologista "exponen con claridad la magnitud del problema". Recuerdan que en los años 70 "ya había un regadío incipiente en el entorno del Mar Menor, pero utilizaba solo el agua subterránea propia de la zona", y al no existir aportaciones externas procedentes del trasvase Tajo-Segura, "el agua del Mar Menor era cristalina y sus ecosistemas asociados estaban vivos".
Al inicio de los 80, con el comienzo del trasvase, ganó peso la superficie de regadío sobre el total hasta pasar de un 27% a más del 50%, con casi la totalidad repartidos entre herbáceos y cítricos. "Entre 1988 y 2009 el regadío pasó de unas 25.150 hectáreas a unas 60.700 hectáreas, lo que supone un aumento de casi un 60%", asevera Barea.
En virtud de este informe, asegura que al Mar Menor entran todos los años unos 100 hectómetros cúbicos al año procedentes de distintas vías (subterráneas y superficiales), y estas escorrentías "llevan consigo no menos de 1.000 toneladas de nitratos y 240 toneladas de fosfatos".