MURCIA. Los Nobel de química y física han sido otorgados a personas cuya labor de investigación ha tenido que ver directamente con el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
Como cada año en estas fechas la Academia Sueca de Ciencias otorga los premios Nobel para reconocer la excelencia y el trabajo innovador en un campo concreto. Cuando hablamos de los premios relacionados con las ciencias nos referimos al de medicina, al de física y al de química; los otros, paz, economía y literatura, fueron instaurados posteriormente y no aparecían originalmente en la primera versión del testamento de Alfred Nobel (inventor de la dinamita que instauró los premios para que su nombre no fuera recordado ni asociado a lo negativo del invento que lo hizo multimillonario).
"dos premios otorgados a personas que se les podría considerar más informáticos que científicos"
Este año los premios han sido muy polémicos y han inundado las redes sociales con memes y críticas muy ácidas. Con excepción del de medicina, entregado este año a Victor Ambros y Gary Ruvkun, por el descubrimiento del microRNA en relación con su función en la regulación postranscripcional de la expresión de los genes y que abrió un enorme campo de investigación. Por ejemplo, en el estudio de la proliferación celular tras el desarrollo de tumores. Desde aproximadamente el año 2008 se esperaba que tarde o temprano el premio Nobel fuera a parar a estos científicos. Por fin este año se ha reconocido su trabajo.
La polémica ha venido de la mano de los otros dos premios que han sido otorgados a personas que se les podría considerar más informáticos que científicos desde una perspectiva generalista.
El premio de química ha ido a parar a la IA (Inteligencia Artificial); bueno, más bien a tres personas que han hecho progresar la ciencia trabajando con ella. David Baker por el desarrollo de una IA, llamada RoseTTAFold, que permite el diseño computacional de proteínas. Los otros dos galardonados fueron Demis Hassabis y John M. Jumper por el desarrollo de otra IA en los laboratorios de Google, llamada AlphaFold. La comprensión y predicción del plegamiento de las proteínas, que era un gran problema para la ciencia, ha sido resuelta de manera casi definitiva por las inteligencias artificiales. La irrupción de AlphaFold en los laboratorios ha sido totalmente revolucionaria y ha hecho avanzar el conocimiento en este campo de una manera jamás soñada.
Los especialistas en el campo esperaban que el Nobel de química, tarde o temprano, fuera otorgado a AlphaFold, aunque no tan pronto.
Donde realmente ha saltado la polémica ha sido con el premio de física y que también ha sido otorgado a la IA. Los dos galardonados con este premio han sido John J. Hopfield, un visionario que empezó a trabajar con las redes neuronales artificiales, y Geoffrey E. Hinton, que también trabajó para Google, y que aplicó los principios de física estadística a las redes neuronales artificiales.
La polémica ha surgido porque se dice que el premio ha sido otorgado a "programadores" y no a "verdaderos científicos". Todos ellos han dedicado su carrera profesional al desarrollo y optimización de redes neuronales artificiales que están teniendo su expresión hoy en día con herramientas del tipo chatGPT o Copilot y que no paran de sorprendernos o incluso atemorizarnos. Uno de los galardonados, John J. Hopfield, está últimamente advirtiendo sobre los posibles peligros de la IA y metiéndonos el miedo en el cuerpo. Puede que todo ello sea producto de la perspectiva con la que ve el mundo a su edad, 76 años.
Con lo comentado hasta aquí ya coge sentido el título del artículo: de los 3 premios Nobel de ciencias, dos de ellos, química y física, han sido en parte otorgados a personas que trabajan o han trabajado en los laboratorios de desarrollo de la IA en Google.
José J. Morcillo
Ingeniero de telecomunicación
Puede observarse con cierto hastío la cantidad de eventos, jornadas, congresos y seminarios de todo tipo sobre inteligencia artificial (IA) a los que podríamos asistir, si no tuviéramos que lidiar con la todavía presencial y fatigosa vida real