MURCIA. Son emprendedores que, en un momento determinado, decidieron trasladar su residencia a Estados Unidos, bien porque les surgió una oportunidad bien por iniciativa propia al objeto de empaparse de conocimiento en la Meca emprendedora mundial y crear sus propios proyectos.
Muchos de ellos se fueron cuando eso de emprender en España no se llevaba y el ecosistema nacional estaba en pañales. El caso es que al final se aclimataron mejor de lo previsto, aunque no tanto como para fijar de manera definitiva su lugar de residencia en EE.UU. Como aquel que dice, llegaron, vieron, fundaron, triunfaron y luego regresaron.
"Lo poco o mucho que sé, que lo aproveche mi tierra", es la reflexión que hizo Ramón González Sánchez, ingeniero informático y doctor en robótica, cuando rechazó seguir trabajando en el MIT Robotic Mobility Group. Allí tuvo oportunidad de trabajar para organismos como la NASA o la OTAN y allí podría seguir de no haber rechazado la oferta de renovar el contrato. Pudieron las ganas de emprender y el amor a su tierra: Almería. Aquí es donde ha fundado Robonity, una startup agrotech que aplica la inteligencia artificial y la robótica a solucionar problemas de la agricultura, empezando por los invernaderos almerienses.
Javier García Martínez también permaneció un tiempo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Allí desarrollo durante su estancia postdoctoral la tecnología que le llevaría a fundar en 2006 la empresa Rive Technology -ahora propiedad de la multinacional química Grace- para comercializar la tecnología Molecular Highway para procesos catalíticos y de separación, como los utilizados para refinar el petróleo, producir productos químicos y biocombustibles y purificar el aire y el agua.
La empresa la creó en Boston, pero su fundador hace años que regresó a Alicante donde este catedrático de Química Inorgánica y director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante (UA). Además de ejercer como docente, desarrolla trabajos de investigación en nanomateriales y en su aplicación en el sector energético.
A caballo entre Estados Unidos y España vive ahora Iñaki Berenguer, fundador de CoverWallet, el tercer caso de éxito de este emprendedor en serie nacido en Muro de Alcoi. Tras protagonizar tu tercer exit y vender Coverwallet a la compañía de seguros Aon en enero de 2020, todavía no ha podido desvincularse del todo del proyecto y está por ver dónde establecerá su residencia definitiva una vez que lo haga. En cualquier caso, teniendo en cuenta que todas las empresas las ha fundado Berenguer en EE.UU. y que, como inversor participa en numerosos proyectos de startups norteamericanas, es fácil predecir que seguirá tomando aviones durante un tiempo.
Otro que consiguió dejar el pabellón valenciano en lo más alto del ecosistema emprendedor de EE.UU. es Iker Marcaide, en la actualidad al frente de ZubiLabs. En EE.UU. triunfó con Flywire, inicialmente bautizada como peerTransfer, que logró convertir en el tercer unicornio español. La compañía la fundó el Boston (USA), donde los problemas que tuvo para financiar la matrícula para cursar un MBA en el MIT le procuró la idea de negocio, una solución de pagos para estudiantes.
Marcaide siempre apostó por el desarrollo tecnológico desde Valencia donde llegó a reunir un nutrido equipo de perfiles muy cualificados.
Más que sentirse atraídos por el estilo de vida y la cultura estadounidense, muchos se fueron algo: aprendizaje, sinergias, escalar un proyecto, financiación…pero, una vez conseguido el objetivo, parece que nada les retiene allí y que es la tierra lo que tira. “Su compromiso con esta tierra y motivos familiares”, es la razón que apuntaba AlicanTEC sobre la vuelta a España de Javier García.
También el fundador de Glamping Hub, plataforma líder en reservas online para hoteles, cabañas y hospedajes exclusivos en entornos naturales, dice que sintió el compromiso con la tierra, Sevilla en este caso. David Troya fue becado por la Junta de Andalucía para cursar un MBA en San Francisco, donde quería ir “para contagiarme del espíritu emprendedor de Silicon Valley”. Fue en una de esas clases donde escuchó por primera vez la palabra “glamping”, una mezcla entre glamour y camping, de donde surgió la idea de negocio. El proyecto lo arrancó en San Francisco donde, sin mucho esfuerzo, consiguió financiación.
Podría haber continuado allí y hacer progresar el negocio de no ser porque el hecho de llegar subvencionado le hizo sentir “la obligación moral de devolver a la sociedad española lo que había hecho por mí”. Igual no ha crecido tan deprisa como lo hubiese hecho en EE.UU., pero tampoco el regreso a España ha sido óbice para impedir que la compañía sea, a día de hoy, líder global en el sector, con un total de 23.000 alojamientos en oferta.
Al fin y al cabo ya dijo Bernardo Hernández, otro de nuestros emprendedores más conocidos que lograron hacerse un hueco de honor en el ecosistema estadounidense, aquello de “En España no hay un Google porque nadie se lo ha propuesto”.