MURCIA. La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente con repercusión clínica y la que más consultas genera en los servicios de urgencias.
En España, la presencia de esta patología en mayores de 40 años supera el 4% y aumenta con la edad, tanto en varones como en mujeres: según el estudio CARDIOTENS, la prevalencia general de fibrilación auricular crónica se incrementa con cada década de vida hasta alcanzar el 11,1% en sujetos de 80 o más años.
Este incremento generalizado está muy asociado con el envejecimiento de la población, pero también con el aumento de los factores de riesgo cardiovascular, con la mejora de la supervivencia a enfermedades cardiovasculares y con la existencia de herramientas de diagnóstico más eficaces y avanzadas.
El enfoque multidisciplinar y la prevención son fundamentales para el tratamiento de esta patología.
La fibrilación auricular es una alteración del ritmo cardíaco conocida popularmente como “arritmia”.
En condiciones normales, las aurículas del corazón (derecha e izquierda) se activan y se contraen de forma rítmica y homogénea en coordinación con los ventrículos. Esto es lo que se conoce como “ritmo sinusal normal”.
En los casos de fibrilación auricular, las aurículas se activan y se contraen de manera desorganizada e irregular, lo que provoca que los latidos del ventrículo y la palpitación sean irregulares.
La fibrilación auricular aparece como consecuencia de algún tipo de alteración o daño en las aurículas porque existe una cicatriz (fibrosis), o porque no pueden activarse de manera homogénea.
Según explica el Dr. José Nieto, jefe de cardiología del Hospital Quirónsalud Murcia, la fibrilación auricular está “producida por una actividad eléctrica auricular caótica e irregular que da lugar a una contracción de la aurícula igualmente irregular e inefectiva. Su mecanismo es complejo, pero, por lo general, se inicia a partir de unos focos de actividad eléctrica que se localizan en las venas pulmonares, siendo estas las dianas del tratamiento invasivo para abordar esta enfermedad”.
Las manifestaciones de la fibrilación auricular incluyen desde casos asintomáticos que se descubren de forma casual, hasta cuadros de fatiga, falta de aire, dolor torácico, intolerancia al esfuerzo, síncope o palpitaciones. "En otras ocasiones", añade el Dr. Nieto, "la fibrilación auricular se descubre en pacientes que han sufrido un ictus, siendo el origen de este, muy probablemente, una embolia en la aurícula como consecuencia de las alteraciones en dicho nivel".
En función de estos síntomas y de su duración, los expertos distinguen entre diferentes tipos de fibrilación auricular. "La clasificación más extendida atiende a criterios de duración y finalización de la arritmia, pudiendo ser paroxística (si finaliza espontáneamente o mediante la intervención en los primeros siete días), persistente (si dura más de siete o días), o permanente". Por otra parte, los síntomas de la fibrilación auricular y del flutter auricular (también llamado aleteo auricular) suelen confundirse, de ahí que ambas patologías se manejen de clínicamente de manera similar.
La fibrilación auricular es una dolencia del corazón asociada a un aumento de la mortalidad, al deterioro de la calidad de vida, a la presencia de ictus y al aumento de las hospitalizaciones.
Estas consecuencias son especialmente graves en personas con mayor riesgo cardiovascular. De hecho, algunos de los factores de riesgo de fibrilación auricular son la edad, la presencia de hipertensión, la obesidad, la enfermedad coronaria, la enfermedad renal o la insuficiencia cardiaca, así como el consumo de alcohol.
Para detectar esta enfermedad, existen diferentes alternativas.
Tal y como explica al Dr. José Nieto de Quirónsalud Murcia, "el diagnóstico de la fibrilación auricular requiere su documentación o registro con un electrocardiograma de 12 derivaciones, pero hoy en día disponemos de otros métodos (Holter, smartwatch, dispositivos implantados, etc.) que permiten tener un diagnóstico inicial ante la mínima sospecha".
Otras herramientas para el diagnóstico de la fibrilación auricular son:
Holter-ECG.
Prueba de esfuerzo.
El tratamiento de la fibrilación auricular requiere un enfoque multidisciplinar que permita detectar la arritmia y evitar las complicaciones derivadas de la misma.
Este tratamiento integral incluye medidas como la anticoagulación, el control de la frecuencia cardiaca o la restauración/mantenimiento del ritmo cardiaco, bien con cardioversión eléctrica o farmacológica, bien con cirugía.
"En este último apartado se pueden emplear fármacos antiarrítmicos o técnicas de ablación por catéter, seguras y más efectivas para mantener el ritmo normal del corazón", añade el jefe de cardiología del Hospital Quirónsalud Murcia.
El objetivo de estos procedimientos de ablación es crear lesiones para rodear y aislar las venas pulmonares, situadas en la aurícula izquierda, que es donde se origina la fibrilación auricular.
La ablación se puede hacer con catéteres, que son tubos estrechos que se introducen por una vena de la ingle y que son controlados por el médico. La cirugía invasiva se reserva para casos muy concretos, como la aparición de fibrilaciones tras una ablación con catéteres.
Respecto a la prevención de la fibrilación auricular, el Dr. José Nieto nos da algunos consejos generales. "Para prevenir su aparición o reducir su recurrencia, es necesario controlar los factores de riesgo cardiovascular asociados de la fibrilación, entre ellos la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo. Se recomienda llevar una vida saludable, lo que incluye perder peso, realizar ejercicio o actividad física de forma regular y evitar el consumo de alcohol. Los pacientes con apnea del sueño tendrán que hablar con su médico para tratar ambas enfermedades de manera paralela".
