MURCIA (EFE). Algunas familias marroquíes han llevado este lunes a sus hijos al colegio Juan González de Lorca, donde el 90% del alumnado es de ese origen, al no haberse enterado por la barrera idiomática de que las clases presenciales han sido suspendidas in extremis en el municipio por la elevada incidencia del coronavirus.
Su directora, María Dolores García Pérez-Castejón, ha dicho que su centro tiene 600 alumnos, la mayoría hijos de inmigrantes marroquíes que no hablan español, por lo que la comunicación del aplazamiento del curso ha sido dificultosa, aunque se ha hecho desde el sábado por la tarde a través de llamadas de familias que sí dominan el idioma y que se lo han ido notificando al resto.
García y su equipo directivo han colocado carteles en la valla exterior del centro con el mensaje "Por orden de la Consejería no hay clases presenciales. Se darán por internet. Es obligatorio instalarse en los móviles la aplicación Telegram".
La directora ha reconocido que los equipos informáticos de que dispone el centro son obsoletos y que la mayoría de los ordenadores ni siquiera tiene cámara, un hecho al que hay que sumar que la mayor parte de sus alumnos tampoco tienen internet en casa y usan los datos de los teléfonos móviles de los padres.
También se ha quejado de la falta de profesores de refuerzo en el centro, que tiene 43 docentes y que desde este lunes cuenta con uno de apoyo.
Su colegio, con 10.000 metros cuadrados de patio lo tenía todo listo para la vuelta a las aulas, cerradas desde el 14 de marzo.