MURCIA. El explorador de ruinas Chembos ha documentado con su cámara cientos de edificios en ruinas, captando con sensibilidad la decadente belleza de unas estancias que en otros tiempos estuvieron llenas de vida y denunciando con su testimonio el abandono de un patrimonio que se debe preservar. En este trabajo, este joven e inquieto murciano ha salido de las fronteras regionales para dejar constancia del estado que presentaba la que fuera una lujosa y espectacular finca, inspirada en los palacios árabes. Ubicada en el término municipal de Caudete (Albacete), a menos de veinte kilómetros de Yecla, El Paso es una construcción de estilo ecléctico, construida en el siglo XX, que afortunadamente ha salido de la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra tras haber sido restaurada.
Según recoge Chembos en su investigación, esta singular propiedad, también conocida como La Corbeyana, fue construida por Francisco Albalat Navajas, conde de San Carlos. No obstante, las primeras referencias de la fica datan de 1728, cuando Francisco Cebriá arrendó la "Heredad que llaman del Paso", compuesta por una casa de campo con oratorio, huertas, tierras de secano, viñas y plantíos de viña y olivos. En 1862, Cosme de Teresa Pérez adquirió la finca, que más tarde pasó a su hijo Luis de Teresa Pérez.
No fue hasta1908 que Francisco Albalat compró la finca, que incluía varias parcelas de tierra, huertos y tierras de cultivo, además de una casa principal y otras dependencias agrícolas. Ocupaba una extensión de más de 2 millones de metros cuadrados, con una mezcla de tierras de regadío, viñas y olivos. El conde comenzó a construir la nueva casa principal alrededor de 1911, concluyendo en 1914.
"Esta casa es un ejemplo del estilo ecléctico historicista, con influencias neomudéjares y elementos premodernistas", informa Chembos, quien describe que la casa principal está organizada en torno a un patio central, con tres plantas y un sótano. La distribución interior incluye habitaciones para el uso exclusivo del dueño, estancias comunes, y áreas para el servicio.
La finca, que mantuvo su función agrícola a lo largo de los años, fue también diseñada como lugar de recreo y esparcimiento. En el diseño arquitectónico de la villa, caracterizado por influencias neomudéjares y elementos premodernistas, destaca la integración de las vidrieras Maumejean, donde la luz filtrada creaba un ambiente íntimo y acogedor. Incluía jardines diseñados para el recreo y la contemplación, con elementos como un quiosco circular, rosales, frutales, y una réplica de la Gruta de Lourdes.
Estas son algunas de las imágenes más destacadas del trabajo de Chembos y la descripción que hace de las estancias que las protagonizan:
El patio central de La Corbeyana es el corazón de la casa, destacándose por su amplitud y diseño ornamental. Doce esbeltas columnas de hierro colado, acanaladas y con capiteles de inspiración almohade, sostienen arcos de herradura decorados con intradós dentellados y alfiz engalanado con ataurique y festones. El suelo está recubierto de mármol blanco macael pulido (mismo material que la fuente y suelo de El Patio los Leones de la Alhambra). Las paredes están alicatadas hasta media altura con un zócalo de azulejos sevillanos. En el centro del patio hay una pequeña fuente de mármol, que antiguamente estaba coronada por un niño abrazando una palmera de agua. Es de destacar que alrededor de ella había flamencos, búhos y otros animales disecados. Además, todo estaba lleno de plantas, creando un ambiente tropical.
El distribuidor de la primera planta, cerrado con carpintería de madera y vidrieras, incluye la imponente vidriera de la Rendición de Granada de Francisco Pradilla y Ortiz, que matiza la luz natural que inunda el espacio. La galería que rodea el patio central proporciona acceso a las habitaciones de la planta superior y antaño estaba decorada con tapices y fotografías que reflejaban la historia y prestigio de la familia Albalat. En las esquinas también había esculturas de mármol de diferentes animales.
La antesala del dormitorio principal de la planta superior cuenta con una chimenea de mármol. Sobre la chimenea, un gran espejo con un ornamentado marco de madera tallada en tonos dorados refleja la luz y amplía visualmente el espacio. Esta antesala, decorada con motivos clásicos conecta directamente con el dormitorio principal, ofreciendo un ambiente acogedor y elegante.
El comedor de la planta baja está dominado por una chimenea de mármol. Antiguamente la sala estaba acompañada por muebles de madera de cerezo y vitrinas que exhibían cuberterías y juegos de té.
La cocina de La Corbeyana, aunque sencilla en comparación con otras estancias, estaba equipada para satisfacer las necesidades de una casa de esta envergadura. El diseño incluía una zona de trabajo amplia y funcional, conectada discretamente con el comedor mediante un pasaplatos, una innovación de origen inglés.
Accesible únicamente por la escalera de servicio, el desván era utilizado para guardar objetos que no se usaban regularmente. Este espacio, aunque menos decorado, es funcional y refleja el uso práctico de la casa.
El baño principal, ubicado bajo la escalera, presenta una decoración en tonos azules que armoniza con las vidrieras de la misma tonalidad, creando un ambiente fresco y sereno, apreciándose cisnes en un lago. En este aseo la bañera debía ser llenada y vaciada por el servicio, ya que no había agua corriente ni desagüe en su día.
El remate de la escalera presenta frescos en el techo que representan un cielo en tonalidades azules con angelotes, creando una ilusión de espacio abierto y luminoso. El suelo está completado con losetas hidráulicas decoradas con patrones geométricos de estilo Art Decó, muy en la línea con el eclecticismo de la casa. Las molduras del techo, sin embargo, están decoradas con patrones mocárabes neonazarís, aportando textura, color y complejidad visual.
El oratorio de la casa, a diferencia de lo que solía ser común en este tipo de viviendas, está ubicado en la planta superior (normalmente se solían ubicar en la entrada, para facilitar su acceso desde la calle a familiares, vecinos o amigos). Este espacio sacro cuenta con un sencillo altar de mármol, en el cual se encuentra esculpido 'Ave María' como lema en relieve. Flanqueando el altar, encontramos vidrieras dedicadas a Santa Elena y Santa Teresa, en homenaje a la madre y la primera esposa del propietario, Francisco Albalat. El suelo del oratorio está revestido de mármol, mientras que las paredes están adornadas con un zócalo alto de mosaico que imita una cortina. Esta ‘cortina’ está embellecida con flores de lis doradas, asemejándose su reflejo al oro.
El fumador es una sala con una marcada función social. Este espacio está diseñado para ser un lugar de encuentro y relajación, especialmente destinado para los momentos posteriores a las comidas, donde los comensales varones se retiraban para disfrutar de un café y un cigarro. Una característica notable de esta sala es la vidriera que adorna una de sus ventanas, en la cual se representa a Francisco Albalat en ropas bizantinas, proyectando una imagen de nobleza y estatus a sus invitados.