MURCIA. Existe un perfil muy interesante del que cada vez veo menos gente joven y eso me preocupa. A la hora de montar un equipo es importante tener perfiles de todos los tipos, desde la persona más tímida al tiburón más violento; siempre será necesario para plantar cara a una amenaza externa. Los Tracker Musicales son gente de una rama del software muy muy antigua, una rama que utiliza determinados muestreos digitales o samples, que son utilizados en diferentes tonalidades para conseguir una escala musical con la que hacer música. Es esta fusión entre la fría lógica y el arte lo que aporta su valor y no, no nos sirve la gente que sabiendo mucho de arte flojea con ecuaciones diferenciales. Los tiros van un poco más por perfiles del tipo caloret.
"en medio de la batalla entre diseñadores web y arquitectos del software, queda una pequeña aldea de irreductibles galos, que disfrutan de la vida mientras otros se desgastan inútilmente"
Recuerdo cómo en esa era ya oscura, donde no había internet y la gente cuando quedaba a una hora tenía que aparecer… con gran ilusión ir a comprar CD’s de demos en el kiosko para conseguir las últimas novedades de software (y sobre todo videojuegos). Había un poco de todo… Pero entre la cal y la arena siempre había una carpeta de música muy misteriosa.
Investigando bastante y con gran paciencia descubrí a Chris Hülsbeck, el cual se convirtió en uno de mis primeros referentes junto a Nobuo Uematsu. El primero es ingeniero de sonido, programador y músico arrastrando a sus espaldas varios temas destacables para videojuegos del añorado Amiga y Comodore 64 ¿Informático y músico? ¿Qué conexión existe entre tan aparentemente dispares sectores?
Mucho se habla del gran desarrollo cerebral que se produce a la hora de adquirir la capacidad de tocar un piano. Mejora la coordinación al tener que ejecutar tu mano izquierda y derecha movimientos totalmente diferentes. Se mejora la capacidad lectora y mejora la destreza con las matemáticas. La programación contiene mucha parte metódica, pero en multitud de ocasiones gran parte de inspiración a la hora de recorrer un tipo de dato o estructura. Así como muchos defienden una parte 'poética' a la hora de redacción del código y nombrado de variables. Los 'bucles creativos', como se denominan muchas veces a los trozos de código más selectos, pueden ser desde una maravilla hasta un infierno.
Pero cuando la programación se cruza con la capa de lo visual empieza la aventura, nunca hay que evaluar un software totalmente por lo que se ve, puesto que un gran diseño puede no hacer nada y un mal diseño puede ser el software quinielístico que más acierte resultados de la década. Así pues, en medio de la batalla entre diseñadores web y arquitectos del software, queda una pequeña aldea de irreductibles galos, que de forma bohemia disfrutan de la vida mientras otros se desgastan inútilmente. Son los Trackers, gente que sabe que un pixel puede esconderse al ojo humano pero una nota desacertada puede condenar una sinfonía.
Y es que es así, así como un albañil puede poner un pegote de cemento en un ladrillo roto, musicalmente es un poco más complejo parchear una melodía. Los que somos de la escuela de Gates (MS-DOS) empezamos con Fasttracker II y sobre todo con nuestro amado Impulse Tracker pero es fácil abrir Wikipedia para encontrar todas las versiones que han existido para cada plataforma y conocer un poco más de este mundillo oculto.
Extraño con una sonrisa cada vez más las conversaciones sobre entrevistas de trabajo elitistas con preguntas del tipo ¿Cuántos céntimos caben en un autobús? Mucha gente se ríe de estas cuestiones, pero lo que no entienden es el propósito de la pregunta. Cualquier pregunta razonada es correcta y no es necesario clavar la cantidad sino más bien demostrar capacidad de razonamiento.
Pues bien, sin lugar a dudas, la próxima entrevista de trabajo si eres empleador no dudes en preguntar por algún trabajo como Tracker (a ver por dónde sale el interesado) o si eres entrevistado no dudes en comentar tus capacidades melómanas. Tan importante es levantar una catedral como el órgano que crea el ambiente de dentro.