El sentimiento de mercado actual es negativo en general y parece que no podrá seguir contando con el apoyo de los resultados por mucho más tiempo
MADRID. Después de unas campañas de publicación de resultados muy consistentes a lo largo de todo 2021 -dando soporte a la renta variable-, muchos pensamos que la correspondiente al cuarto trimestre de 2021 podría dar una pista del impacto, que sobre las cuentas de las empresas tendrían las dos grandes amenazas que entonces se cernían tanto sobre la macro, como sobre la micro: los cuellos de botella en las cadenas de suministro y el proceso inflacionario que se estaba generando.
Con atención y por qué no decirlo, un poco de sorpresa, vimos que no, mostrando tanto resultados como previsiones vigorosas a pesar de que, ya a finales de febrero, la guerra de Ucrania y los anuncios de subidas de tipos por parte de los bancos centrales se unían a las amenazas. La campaña del primer trimestre de 2022, que ya está terminando, tampoco ha supuesto un punto de inflexión, mostrándose -una vez más- las compañías muy resistentes y los analistas muy reticentes a rebajar sus previsiones.
Sin embargo, y con la campaña ya prácticamente terminada, pueden haber cambiado las cosas después de intensificarse las dudas sobre el crecimiento, tras conocerse los resultados de empresas de distribución minorista como Walmart o Target, más teniendo en cuenta que el consumo privado supone unos dos tercios de la generación del PIB norteamericano. Quizás por primera vez en estos meses, el mercado ha pasado a ser consciente de que la inflación, además de influir negativamente en los márgenes empresariales, puede empezar a afectar también en los hábitos de consumo de los estadounidenses.
Con la idea en la cabeza de que los daños pueden ser más evidentes en los resultados a publicar en la campaña del segundo trimestre y de que los analistas pueden haber comenzado a poner en marcha un fuerte proceso de recortes de estimaciones de resultados, cabría pensar que perdiendo la referencia de los resultados el riesgo para la renta variable sea mayor.
Hasta ahora, en buena parte el incremento de los beneficios por acción estimados se debe a los sectores energía, materias primas e industriales tanto en el S&P 500 como en el Euro Stoxx50, aunque en el caso de éste también destaca el crecimiento estimado en los sectores de consumo cíclico.
Si bien hasta ahora la campaña de resultados ha continuado mostrando fortaleza en sectores, que en principio deberían haber sido ya castigados por los subidas de precios de materias primas, de energía y por los problemas en las cadenas de suministro, la persistencia de estos, así como el deterioro de las condiciones económicas o de las condiciones de financiación, se dejará notar en la próxima campaña con más fuerza y, por tanto, en las revisiones que hagan los analistas de los beneficios por acción.
Como aspectos positivos, destacamos las ganas que están mostrando los consumidores de gastar, disfrutar y viajar, pese al debilitamiento que muestran las encuestas en la confianza del consumidor. En el caso de Europa, en el crecimiento de ingresos y beneficios ha sido fundamental el debilitamiento del euro.
Esta ventaja, que podría seguir vigente en el próximo trimestre y durante la próxima campaña, podría volverse en contra según avance el deterioro económico en mercados emergentes (Latinoamérica, por su exposición a los tipos de interés al alza en Estados Unidos y al fortalecimiento del dólar, y en el caso de Asia, por los confinamientos en China). Para las grandes compañías americanas, el fortalecimiento del dólar podría funcionar en negativo, aunque la exposición exterior en el caso del S&P 500 es menor que en el caso del Euro Stoxx50.
En cualquier caso, vemos que se acumulan señales de riesgo económico y en Estados Unidos, donde el ahorro acumulado de las familias por las medidas de choque contra la pandemia parecía poder contener los riesgos recesivos, los recientes mensajes de compañías minoristas -como Walmart o Target- subrayan que tampoco el consumidor estadounidense está siendo inmune al aumento de los costes, lo que se reflejará en los resultados.
Además, las recientes declaraciones desde la Reserva Federal estadounidense (FED) subrayando que por el momento su determinación para atajar la inflación con alzas de tipos contundentes se mantiene intacta, ha llevado a un reciente repunte en las expectativas de subidas de tipos oficiales, que se habían relajado sobre todo en el horizonte de 2023.
El sentimiento de mercado actual es negativo en general y parece que no podrá seguir contando con el apoyo de los resultados empresariales por mucho más tiempo.
Antonio Castelo es analista de iBroker