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análisis

¿Estamos ante un buen escenario para el crédito emergente?

Foto: ANNA NEKRASEVICH/PEXELS
19/12/2024 - 

Los bonos corporativos emergente se encuentran en un momento idóneo. Por un lado, están bien diversificados por regiones, con un rating promedio de BBB, situado en la categoría de grado de inversión. Desde 2010, esta clase de activos ha crecido un 250%, hasta rebasar los 2,5 billones de dólares, y supera ya a los mercados de deuda soberana de los países emergentes y a los de deuda de alto rendimiento de Estados Unidos.

La clase de activos también se ha diversificado cada vez más por países, regiones, sectores y capitalización bursátil.

En los últimos años, la ampliación de los vencimientos de las empresas de los mercados emergentes ha sido un factor técnico positivo, que ha reducido los riesgos de refinanciación.

Los fundamentales de la deuda corporativa emergente suelen ser favorables. En la categoría BB (es decir, high yield), el apalancamiento neto de las empresas de estos países es de 2,3 veces, frente a las 3,6 veces de los bonos high yield estadounidenses y las 4,5 veces de los europeos. Normalmente, un apalancamiento más bajo debería equivaler a unos diferenciales más estrechos. Sin embargo, en estos momentos no es así.

Por supuesto, cabe argumentar que los riesgos macroeconómicos y políticos suelen ser mayores en los mercados emergentes que en Estados Unidos. Sin embargo, esto no se refleja en unas tasas de impago más elevadas. En lo que queda de 2024 y en 2025, esperamos que los ciclos de reducción de tipos ayuden a contener los riesgos de impago.

En términos de riesgo-rentabilidad a largo plazo, la comparación de los bonos corporativos emergentes es favorable con respecto a la mayoría de los demás segmentos del mercado de renta fija mundial. Mientras tanto, la clase de activo tiene una duración relativamente baja, lo que puede reducir el riesgo de tipos de interés.

Además, los bonos corporativos emergentes han ofrecido históricamente algunas ventajas defensivas. Por ejemplo, las caídas fueron relativamente inferiores a las de otros segmentos de deuda emergente durante los principales episodios de aversión al riesgo, como el «taper tantrum», la pandemia y la invasión rusa de Ucrania.

El índice JPM de bonos corporativos de mercados emergentes arroja actualmente un rendimiento superior al 6,5% (en USD). Esta cifra es superior a la media de 10 años del 5,7% y ofrece cierta amortiguación potencial frente a movimientos adversos de los precios. En combinación con los buenos fundamentales de los bonos corporativos de los mercados emergentes y los factores técnicos favorables, quizá no sorprenda que esta clase de activos esté ganando popularidad entre los inversores institucionales.

Álvaro Antón es Country Head y director de distribución de abrdn para Iberia

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