Hoy es 15 de noviembre

VIENTO DE LEBECHE / OPINIÓN

España 2050: regreso al futuro

30/05/2021 - 

MURCIA. En 1876 un informe interno de la Western Union, la gigantesca empresa de correos y telégrafos de Estados Unidos, evaluaba el teléfono recientemente patentado por Alexander Graham Bell. En dicho informe concluyeron que el nuevo invento no sería capaz jamás de hacer llegar mensajes nítidos a distancias de kilómetros. ¿Para qué iba a querer nadie usar el teléfono cuando se puede ir a una oficina de telégrafos y hacer llegar un mensaje escrito a cualquier parte? Ni que decir tiene que el teléfono ha sido uno de los inventos que más cambió las vidas de la gente.

"es inusual utilizar estos estudios de prospectiva , que tienen un carácter más bien académico, en un ejercicio de propaganda política"

En 1962 cuatro jóvenes de Liverpool se dirigieron a la compañía discográfica Decca Records y en el estudio hicieron sonar algunas de sus composiciones. Los ejecutivos de la compañía rechazaron al grupo argumentando que los conjuntos de sonido basados en guitarras tenían los días contados y que el grupo no tenía ningún futuro en la música. Hoy en día, ese grupo, The Beatles, sigue siendo el que más discos han vendido en la historia de la música.

Un caso similar se produjo en 1955. La principal revista de tendencias musicales de la época, Variety, concluía a principios de ese año que ese nuevo sonido llamado Rock and Roll era algo tan pasajero  que para ese verano se habría olvidado y pasado a la historia. Bueno, pues la historia continúa 65 años después.

En 1977, Keneth Olsen, presidente de Digital Equipment Corporation, declaró con gran convencimiento que no existía ninguna razón para que alguien quisiera tener un ordenador en su casa. Y no lo dijo alguien ajeno al mundo de los computadores y la informática. Bueno, hoy no sólo tenemos más de uno en casa, sino que los llevamos en el bolsillo.

Estos son sólo algunos de muchos ejemplos de predicciones fallidas en distintos campos. Y son predicciones hechas por expertos que conocían su negocio y que, por tanto, debían estar al corriente de tendencias, prospecciones de mercado , estudios de avances tecnológicos o análisis sociológicos.  

Me vino todo esto a la cabeza cuando la semana pasada el Gobierno presentó con toda la parafernalia de la que que es capaz, que es mucha, el Plan España 2050.

No es nuevo que los gobiernos encarguen estudios de prospectiva y de tendencias que puedan ir anticipando algunas de sus actuaciones. También lo hacen las empresas para, en la medida de lo posible, vislumbrar los hipotéticos escenarios en los que se moverán a futuro.

Lo que a mi juicio es inusual es utilizar estos estudios de prospectiva , que tienen un carácter más bien académico, en un ejercicio de propaganda política para tratar de justificar según qué actuaciones. Trato de explicarlo con dos ejemplos:

"Prefiero que se hable de 2050 que de 1936. En eso avanzamos algo"

Dice ese análisis de prospectiva que, con la crisis demográfica que tenemos en donde cada vez se producen menos nacimientos en España, en el futuro habrá menos jóvenes estudiantes y por lo tanto con el presupuesto actual en educación se podrá de atender mejor la demanda ya que al haber menos estudiantes el gasto por estudiante será mayor que ahora y con ello se mejorará la educación. Es una manera de enfocar el problema. Pero, ¿es la correcta? Dejando al margen que no estoy de acuerdo cada vez que se dice que el problema de educación se resuelve sólo con más presupuesto , creo que esa lectura que se hace de la crisis demográfica es ventajista. Que cada vez haya menos nacimientos no es una buena noticia, aunque ello implique que tendré más dinero por estudiante. No puedo ignorar o tapar un gran problema a futuro como lo es  la crisis demográfica y envejecimiento subsiguiente de la población, con una mini ventaja que de ese problema se pueda derivar.

M. FERNÁNDEZ. POOL (EP)

Entre otras cosas, la prospectiva se emplea no sólo para tratar de adaptarme a un supuesto futuro, sino para tratar de cambiar, si es posible, esa tendencia a futuro sin no es buena para mis intereses. En este caso podría concluir que lo primero que había que hacer es apoyar la natalidad, crear el entorno apropiado para que esto se produzca, apoyar la familia en cualquiera de sus variantes, incentivar fiscal o económicamente  o cualquier otro incentivo que se nos pueda ocurrir. Claro, que eso es mucho más difícil y ahí entran muchas variables como el crecimiento económico o la creación de empleo de calidad y bien retribuido y otras muchas.

Cambiar el futuro que se vislumbra y que no nos gusta es lo difícil.

Por otro lado, tampoco parece de recibo el hecho de utilizar un estudio de prospectiva para justificar decisiones que ya se han tomado y que, independientemente de lo que diga el análisis teórico de prospectiva, voy a utilizar ese informe para volver a incidir en ello. Así, desde hace muchos meses , mucho antes de que este estudio estuviera hecho, se viene insistiendo en la necesidad de subir los impuestos en general  y "armonizar", o sea subir, algunos como patrimonio, sucesiones o donaciones. Ahora, aprovechando la presentación del estudio se vuelve a incidir en ello. Dudo mucho que esto último se base en ninguna de las prospectivas realizadas.

En definitiva, se ha convertido un estimable ejercicio académico en objeto de acción política o de propaganda política. Sin más. Nada nuevo bajo el sol.

En cualquier caso, yo le veo una gran bondad a este documento y las discusiones que está generando o generará. Prefiero que se hable de 2050 que de 1936. En eso avanzamos algo.

Si conseguimos que en las reuniones familiares se hable de sí en 2050 vamos a comer menos chuletón de ternera o más pescado y se hable menos de política del pasado, habremos ganado por lo menos en tranquilidad.

Y una sugerencia gratis. Ya que tenemos la Ley de Memoria Histórica y una Vicepresidencia del Gobierno dedicada a ello, ¿por qué no crean un Ministerio del Futuro para mirar adelante? Total, uno más no importa.

Les prometo que seguiremos hablando de este España 2050. No sé cuándo aún. Da igual, tenemos treinta años para hacerlo.

Noticias relacionadas

next