MURCIA. Lo sé, dije que el anterior sería el último de la temporada y no va a ser así, porque no puedo evitarlo. Siempre que tenga algo que decir, que contar… y hoy es ese día.
A veces tienes que decidir a qué lugar te irás de vacaciones, en qué invertirás tu tiempo, de trabajo o descanso. Pero en realidad tu mayor inversión será en quién eres, en quién quieres ser. En qué vas a convertirte hoy y qué persona hay dentro de ti, qué quieres por fin sacar a la luz.
Y cómo quieres comunicarlo al mundo, si eres blanca, europea, católica, madre, trabajadora de mil ocupaciones, o si acaso, eres negra y musulmana proveniente de una zona de Níger del que ni tan siquiera encuentran diccionario para aprender una nueva lengua, la del talento.
Quiero decir, qué punto de partida tenemos cada uno de nosotros, y hacia donde queremos mirar, girar, y hasta qué punto somos capaces de cambiar las circunstancias que nos rodean, ir contracorriente, o si somos el caldo de cultivo para ese cambio.
Para que mis hijos un día sepan que da igual quien ponga la lavadora, o a qué se dedique o gane sus progenitores, o si realmente nos preocupamos de ser sostenibles o si matamos al planeta con nuestras palabras, compras diarias, o de si lo único que nos importa es llegar a fin de mes y nos importa un cero el vecino.
Hoy quiero referirme a quiénes somos hoy, para mañana poder decir, esa mujer que un día pensé SOY.
Comunicar es mi vida, ha sido al mismo tiempo mi cuchillo, mi filo de la cara A y la B. Este fin de semana, recordaba viendo a mi hija hablando en la barra del restaurante cómo mi padre me obligaba a pedir mi refresco, cuando yo solo quería esconderme bajo la mesa. O cómo fue mi madre quien me ayudó en mis elecciones al Consejo Escolar, y pensaron como no salga será su fracaso. Me encanta expresar que el mundo puede cambiar, que no me gustan las injusticias, que conmigo nadie se queda atrás. Que si depende de mi, lo daré todo por ti. Aunque eso suponga dejarme la piel por el camino, para darte mis joyas pieles y logros a ti, Dios mío. Sin duda, saber qué quiero ser, quién quiero ser, y qué valor tan fuerte me impulsa a mejorar cada día, me hace levantarme incesantemente cada vez que me caigo de la nube en la que suelo estar subida al más estilo Dragon Ball.
Decir lo que una piensa, siempre y en todo lugar, mola, pero has probado alguna vez a guardar silencio, a sonreís para acoger el pensamiento contrario, lo he visto hacer, y es muy difícil. A los que nos gusta hablar, oírnos y esas sandeces, ESCUCHAR ATENTAMENTE es casi milagroso, descubres más allá de tus narices lo que quieren las personas, lo que sientes, y porqué quieren acompañarte.
La comunicación no es mi vida, la JUSTICIA lo es, porque no hay mayor causa que cambiar el mundo injusto que mueva mi vida. Seguramente por eso trabajo siempre en el Derecho, por eso no puedo desvincularme de este mundo, ni de la actualidad ni de la política, ni de las actividades sociales, porque todas estas acciones que hago y que yo soy, hacen de mi propósito vital, el gran reto, cambiar aquello que odio, la injusticia.
Así que es tan sencillo como tienes una injusticia en tu vida y no sabes qué hacer, compártela conmigo, y si realmente eres inconforme yo también lucharé junto a ti por esas ideas, si es que podemos encontrar un punto de encuentro no entre nosotros, sino con el contrincante porque solo el amor destruye y construye el puente que derriba ese mismo odio. Ese punto en común que podremos encontrar, será aquél que nos hará más grandes, generosos, y justos.
Siempre termino con el reto de si te unes y tal y cual, pero esta vez, no. Esta vez digo: "yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré, solo pido tu respeto".
Te respeto, encontremos la justicia que genera la paz, y dejemos de luchar para aprender a disfrutar del camino de la vida.
Os deseo un feliz descanso.
Macarena Perona
Abogada y Consultora estratégica