VALENCIA. Siguen llegando sin parar los hechos relevantes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de sicavs que anuncian la convocatoria de juntas de accionistas para cerrarlas. Si hace dos días este diario publicaba que eran ya un tercio las que habían optado por bajar la persiana, ayer por la tarde la cifra ya superaba bastante más de la mitad -unas 1.500- de las 2.307 que circulaban por España al cierre de 2021. Así lo ha constatado este diario de la base de datos pública del organismo supervisor presidido por Rodrigo Buenaventura... y todavía quedan comunicaciones por llegar.
"Las sicavs están muertas" manifestaba hace unos días Francisco González, director de Asesoramiento Patrimonial de A&G Banca Privada. A su juicio, y tras la entrada en vigor de los nuevos regulatorios a estas sociedades de inversión de capital variable, prevé que en el plazo de 24 meses queden apenas 200. O lo que es lo mismo: la liquidación del 90% de estos vehículos financieros. "Creemos que la cifra puede rondar estos parámetros porque conocemos muy bien al mercado. Muchas de ellas se corresponden con un grupo familiar muy vinculado que fue cumpliendo con todos los requisitos, que fue pagando sus 'fees', cumplió con la ley y de pronto el legislador lo saca del juego y rompe su confianza legítima. Eso le genera una aprensión a seguir en el mismo vehículo", manifestó González. Y no le falta razón.
¿Y qué va a pasar con la bolsa de las sicavs? Hablamos del segmento específico dentro de BME Growth, el otrora Mercado Alternativo Bursátil (MAB). "Imagino que estarán esperando a ver cuántas quedan en pie y luego tomar una decisión: bien cerrarlo o reconvertirlo en otro, pero el futuro no es nada halagüeño". Así respondía ayer a la llamada de este diario un veterano gestor de inversiones. Lo hacía en la línea que expresaba recientemente Rafael Juan y Seva, presidente de Finletic y socio director de Wealth Solutions. "También existen figuras perjudicadas en la disolución. En mi opinión, uno de los principales damnificados será BME Growth donde este tipo de instrumentos cotizaban".
Este diario contactó ayer con fuentes oficiales de Bolsas y Mercados Españoles (BME) para preguntar si se habían planteado cerrar el segmento específico donde cotizan estos vehículos financieros, así como los cálculos que barajan sobre las sociedades que van a quedar en pie. Pero el operador español declinó hacer cualquier tipo de declaración a la llamada de Valencia Plaza.
El segmento de las sicavs fue el primero que entró en funcionamiento de BME MTF Equity a finales de mayo de 2006. En dicho mercado cotizan también hoy en día -dentro de sus respectivos modelos- las sociedades de libre inversión (SIL), las entidades de capital riesgo (ECR) y BME Fondos, es decir, el segmento de fondos de inversión que Bolsas y Mercados Españoles pone a disposición de inversores y gestoras.
Las sociedades de inversión de capital variable tenían -o mejor dicho tienen de momento- dos alternativas alternativas para negociar:
Las sociedades tienen hasta el 31 de diciembre de 2022 para acordar su disolución y hasta el 30 de junio de 2023 para realizar los actos y negocios jurídicos necesarios para liquidar la sociedad hasta su cancelación registral, pudiendo prorrogar hasta el 31 de julio de 2023 la reinversión de las cuotas si se acogen al régimen transitorio.
Sin embargo, la CNMV notificó a los gestores de sicavs que debían comunicar, vía hecho relevante remitido al supervisor, la decisión que pensaban adoptar ante el nuevo marco regulatorio, tanto si decidían disolverse o transformarse como si optaban por continuar en el régimen actual, debiendo informar en este último caso sobre las implicaciones fiscales de su decisión.
Mientras tanto el final de estas sociedades en España, tal y como se han conocido desde su lanzamiento allá por 1983 con Miguel Boyer como ministro de Economía, está cada vez más cerca. Habrá que ver cómo queda la criba final y lo que pasará con el segmento de estos vehículos financieros de BME Growth, cuyo futuro está cada vez más en el aire ante el aluvión de cierres.
Y con ello miles de millones de euros en juego (a 31 de diciembre pasado eran 29.247 millones de euros), que buscarán otros acomodos en países como Irlanda y/o Luxemburgo. Por no hablar de los puestos de trabajo en la banca privada pendiendo de un hilo.