MADRID. ¿Qué podemos esperar de ómicron, la nueva variante del coronavirus detectada en el sur de África hace unas semanas? Lo cierto es que aún es demasiado pronto para conocer sus implicaciones para la salud. Pasarán semanas, o incluso más tiempo, antes de que podamos saber si las numerosas mutaciones que presenta ómicron influyen en su transmisibilidad, en el riesgo de mortalidad y en su capacidad para evadir la inmunidad en diversas poblaciones y subgrupos. O, haciendo referencia al titular de uno de nuestros comentarios de hace unos días: 'Ómicron podría, quizás, es posible: hacen falta más datos'.
Sin embargo, esta incertidumbre no ha impedido que los mercados se posicionen rápidamente. Como muestra nuestro Gráfico de la Semana, las acciones de las aerolíneas han vuelto a caer, mientras que las de biotecnología han recibido cierto impulso. A punto de empezar el tercer año de pandemia, la mayoría de los inversores ya han decidido cómo reaccionarán a las noticias sobre nuevas variantes, lo que ofrece oportunidades para aquellos con más capacidad de discernir que, aunque también sigan su propio guion, se planteen cómo influyen estas noticias en la probabilidad de que se materialicen distintos escenarios.
En nuestro caso, pensamos que estamos viviendo una transición hacia unas tasas de inflación más altas que las registradas en la década previa a la pandemia. En ese caso, será esencial acertar con la selección de valores que se beneficiarán de la recuperación. Seleccionar empresas con apalancamiento operativo y poder de fijación de precios resultará clave en 2022. Esto podría incluir acciones o sectores que lo han pasado mal últimamente.
Por ejemplo, las aerolíneas podrían beneficiarse de los menores precios del combustible. Dejando de lado la energía, es probable que la nueva variante intensifique las presiones inflacionarias a corto plazo al retrasar el paso de los bienes (donde la oferta sigue tensionada) a los servicios, como viajes y turismo (que presentan exceso de capacidad). Además, ómicron podría elevar el riesgo de que las cadenas de suministro sufran nuevas interrupciones (o se prolonguen las existentes), así como de que se impongan nuevas restricciones. Esto último depende tanto de las reacciones políticas como de los datos médicos.
Sin embargo, y contrariamente a lo que afirman algunos, los mercados de valores no suelen destacar por su capacidad para identificar los grandes puntos de inflexión históricos. Todos los escenarios que, hipotéticamente, podrían haber ocurrido, hasta aquellos con una probabilidad tan alta o, incluso, más alta que los que acabaron ocurriendo, se ignoran. En vez de eso, un enfoque disciplinado y probabilístico puede identificar oportunidades en el momento y el lugar más insospechados.
Thomas Bucher es Head of Investment Strategy Equity en DWS