La ligera sorpresa al alza de las cifras de inflación de septiembre en EEUU se sumó a la presión alcista sobre los rendimientos a largo plazo, que está favoreciendo el repunte del dólar.
El panorama de la economía estadounidense, que crece con fuerza con su mercado laboral aún en pleno empleo y unos niveles de inflación por ahora modestos pero con tendencia al alza, hace difícil que otras divisas del G10 repunten frente al billete verde, y la semana pasada no fue una excepción. Sin embargo, el rally fue más moderado, ya que la mayoría de las divisas terminaron la semana dentro del 1% de donde la iniciaron, lo que indica que los buenos resultados económicos de EEUU ya están totalmente asumidos y que será difícil que el dólar suba mucho más a corto plazo.
Esta semana el foco vuelve a Europa. La actualidad estará protagonizada por la reunión de octubre del BCE (jueves), en la que se esperan recortes de 25 puntos básicos más ante los signos de estancamiento económico en la zona euro. Hay más incertidumbre en torno al tono de las comunicaciones del BCE, sobre todo en cuanto al grado de preocupación del banco central por el notable debilitamiento de los principales indicadores económicos. También tendremos una serie de datos clave procedentes de Reino Unido, empezando por los de empleo correspondientes a los meses de agosto y septiembre (mañana martes), y después la inflación del IPC de septiembre (miércoles). En Estados Unidos, sin embargo, será una semana relativamente tranquila.
Los malos datos de la economía de la Eurozona siguen pesando sobre la moneda común, aunque el anuncio de agresivas medidas de estímulo en China ha contrarrestado en cierta medida el pesimismo.
Los mercados estarán pendientes del tono de los comunicados de la reunión de octubre del BCE, que se celebrará el jueves. El banco central suele ser reacio a comunicar más de la cuenta, sobre todo en reuniones como la de esta semana, en la que no se actualizarán las previsiones de los miembros. La falta de compromiso con un calendario agresivo de recortes de tipos de interés podría poner finalmente un suelo bajo la moneda común.
Los tipos de interés a largo plazo, y con ellos el dólar, no han dejado de subir desde que tocaron fondo justo después del recorte de 50 pb de la Fed. Las cifras de inflación de la semana pasada alimentaron aún más esta tendencia.
La inflación subyacente de septiembre fue más alta de lo esperado, y nuestro indicador de inflación favorito, la media móvil de tres meses de este índice, ha subido durante tres meses consecutivos a un nivel anualizado más cercano al 4% que al 3%. Esto aún no es suficiente para desbaratar el compromiso de la Reserva Federal de realizar un recorte en cada una de sus reuniones restantes en 2024, pero con la economía de EEUU creciendo al 3% y el mercado laboral en pleno empleo, sugiere que el mínimo de los tipos de interés de EEUU está más cerca de lo que los mercados están valorando actualmente.
La libra esterlina ha perdido parte de su fulgurante subida de 2024 en las dos últimas semanas, un retroceso provocado inicialmente por los comentarios de tono ‘dovish’ del gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey. Sin embargo, creemos que la libra sigue manteniendo una tendencia alcista, respaldada por una valoración atractiva, unos tipos relativamente altos y una economía resistente.
Esta semana, los diversos datos de empleo y, sobre todo, la inflación, pondrán esto a prueba. La mayoría de los economistas esperan datos laborales en consonancia con una economía de pleno empleo y cifras de inflación con tendencia a la baja -pero aún considerablemente por encima de los objetivos del Banco de Inglaterra- que deberían favorecer a la libra.