Elige tu vida. Elige el personaje que quieres ser. Elige un trabajo, uno que no sea de verdad, un trabajo-no-trabajo. Elige siglas, siglas en inglés, unas siglas que no entienda nadie. Elige tu cantante favorito (preferiblemente reguetón), tu outfit, tu Outlook, tu ética (no estética, por favor), elige ser un tigre o un león, elige el drama, la cerveza de mentira, los conciertos no-conciertos y el espíritu o desidia de los viajes que haces solo, las semanas de descanso, tu modelo de familia, la esperanza de los otros, el catálogo de adioses, tus manías, prejuicios y tus odios, la actitud de despreciar lo que otros dicen, tu manera de escupir y así firmar sobre lo etéreo la declaración de auto extinción de tu persona. Elige ahora otro personaje. Elige tu pareja o su pareja, elige condición, patrón y ascesis, elige el dónde, el a partir de cuándo, el cómo o el espejo, los problemas, el contrato y el tratado de resolución del diferendo que encontrasteis. Elige la cultura (invéntala), el viaje, el filtro, la postura o inclinación desde donde vas a hacer las fotos, elige el ángulo, el desecho, el pie, la rotación o boomerang. Elige el recuerdo y la memoria, por supuesto. Eres libre. Elige mesa para estar pegado a la otra mesa, a la izquierda, a la derecha, elige así conversación, la tuya o la ajena, igual que ellos, los voyeurs, entrometidos o curiosos. Elige el mar, el campo, las sandalias de cordones, conjunciones disyuntivas. Elige marca y arma, la vergüenza, el argumento, el motivo de tu ira, el compañero de cuadrilla, munición, la hora, el sitio y si va a llover o no en base a predicciones no científicas. Elige el no a la ciencia (mola), el no a la espera, el no a los gritos, el no a sufrir, el no a decir lo que te gusta, el no a los libros que te ayudan a pensar, el no a pensar ni maldecir, ni agradecer, ni suponer que sí, en el fondo, ese otro es como tú. Elige no ser, no hacer, no ver, vivir como aparece en manuales de instrucciones y llorar como el mariachi de la esquina con guitarra XL. Elige el marco, el corazón y tu transporte. Elige el no a la combustión, ni a las recetas complicadas, ni a los abrazos con sentido o a no contar el tiempo de los besos. Elige apuesta, pérdida e indulto. Elige lo que nunca querrás ser y elige serlo en otra vida, elige droga, peli y bota que te quitarás en el control del aeropuerto. Elige viaje y modo off, y carga el móvil porque no sabrás comunicarte con palabras. Elige frase y frases hechas, y las citas que no entiendes, y al autor que no has leído, y el paraguas para sol y para lluvia y para el día en el que no querrás que nadie reconozca tus deseos. Elige té o café o kombucha. Elige lettering y pose, y el carrito de los quesos que no eliges, ni el de postres que te obligan a elegir, ni la opción de trufa, chándal o caviar. Elige i-phone, Android o la masa de la pizza.
Elige si eres libre o no eres libre, aunque en el fondo tengas clara tu respuesta. Elige el ritmo, la cadencia y la estructura del jardín, elige cuántos y las formas y colores, y el cristal de la cubertería de los días señalados. En el fondo ya lo sabes, ya conoces la respuesta. Elige siempre no elegir, elige siempre la opción D: "Ninguna de las anteriores". Elige echar de menos o empezar a construir desde el momento en que termines de leer. Elige ahora. Elige YA.