VALENCIA. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hará pública este lunes su decisión después del proceso reflexivo anunciado días atrás respecto a su continuidad. El pasado miércoles, el dirigente socialista emitió una carta a la ciudadanía en la que mostraba su necesidad de "parar y reflexionar". Una misiva en la que explicaba su decisión ante la "estrategia de acoso y derribo" que, a su juicio, es un intento de hacerle "desfallecer en lo político y en lo personal", en referencia a la denuncia de "la organización "ultraderechista" Manos Limpias para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios de su mujer, Begoña Gómez.
Tal y como informó este diario, los escenarios ante los que se enfrenta Sánchez ante su decisión son diversos. En las últimas horas, dentro de la formación socialista las opiniones mayoritarias se dirigen a la presentación de una moción de confianza o al anuncio de una dimisión en diferido, es decir, la proclamación de que esta legislatura será la última del actual presidente del Gobierno. Eso sí, la posibilidad de que Sánchez diga adiós de forma inmediata tampoco se descarta ni mucho menos, la opción que más preocupa en el partido.
Y es que la decisión del líder del PSOE va mucho más allá de su propia decisión personal. Su dimisión inmediata causaría una profunda crisis institucional pero también a su partido por diversos motivos: para empezar, regresaría al Gobierno a un estado postelectoral donde debería reiniciarse el proceso de investidura, con todas las dificultades que ello conlleva, dada la ajustada aritmética entre bloques izquierda/derecha y a las complicaciones que puede contraer la renovación de una mayoría suficiente para los socialistas con un nuevo aspirante que, para muchos, sería la vicepresidenta María Jesús Montero. Todo ello a las puertas de dos elecciones fundamentales: las catalanas y las europeas.
En la propia veneración y aliento que ha vivido Sánchez estos días se encuentra la clave para explicar otro problema grave del PSOE en estos últimos años. El liderazgo personalista, casi mesiánico, ejercido por el presidente del Gobierno en estos últimos años, ha dejado tras de sí un abanico más bien poco claro de referentes para la sucesión. "Si se va, el partido se abrirá en canal", vaticina un veterano dirigente a este diario.
De hecho, una marcha inmediata de Sánchez también afectaría y mucho a la nueva secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant. Aunque la dirigente fue elegida sin oposición en el reciente congreso extraordinario de los socialistas valencianos, un adiós del presidente la dejaría sin su principal apoyo en Ferraz y, además, con su cargo de ministra pendiente de los siguientes pasos de la sucesión.
Un escenario complejo que podría complicar su labor en la oposición al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, puesto que una de sus principales potencialidades, ser ministra en el Gobierno de España, quedaría en entredicho. Más aún, la estabilidad del propio PSPV podría quedar comprometida con la ausencia del paraguas de Sánchez que, indudablemente, ha generado y genera una cohesión en la federación valenciana.
Con estos mimbres, este lunes, de forma repentina e inopinada, se ha convertido en una jornada clave e incluso histórica para el PSOE e incluso para España. En unas horas, todas las respuestas.