Christine Lagarde considera que podríamos llegar a ver nuevas subidas en las materias primas como consecuencia del conflicto bélico en Oriente Próximo
MADRID. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), arrancaba la rueda de prensa del 26 de octubre -posterior a la revisión de tipos de interés que dejó sin cambios- habiendo logrado dos objetivos históricamente inamovibles, que habían generado tensión en anteriores reuniones. Por un lado, la prima de riesgo con respecto a los países del sur de Europa está en niveles aceptables; y, por otro, se está logrando por fin que el dato de inflación subyacente interanual remita a un ritmo similar al de la general, y que se pueda hablar ya de convergencia en ambas referencias.
No obstante, esta reunión venía marcada por los 15 meses consecutivos vividos en Europa de ciclo de incrementos en los tipos de interés, desde el 0% hasta el 4,5% con hasta 10 subidas consecutivas. Una vez que se ha hecho mella en el empleo, el consumo y sobre todo en el acceso al crédito, el consenso de mercado casi por unanimidad demandaba una pausa, de la que, una vez producida, nos falta por ver su extensión en el tiempo.
El endurecimiento crediticio está logrando un claro desinterés en la solicitud de préstamos. Pese a que el ratio de morosidad que muestran los bancos en sus resultados no está sufriendo grandes variaciones, las peticiones de créditos corporativos, personales y familiares están en caída libre. En este escenario, Lagarde nos ha confirmado que los principales tipos de interés de referencia en Europa permanecen sin cambios tras esta última reunión, y los dejan en las mismas cotas que se fijaron el pasado 14 de septiembre: 4,5% para el tipo de referencia de préstamo, 4,75% para el tipo de interés de la facilidad marginal de crédito y 4% para la facilidad de depósito.
Con respecto a los activos que mantiene en balance, la nota del BCE muestra que se sigue reduciendo el programa de compra de activos (APP), puesto que da continuidad a la política de no reinvertir las emisiones que llegan a vencimiento. En lo que corresponde al programa de compras de emergencia pandémica (PEPP), únicamente espera reinvertir sus vencimientos hasta finales de 2024.
Christine Lagarde mostró su preocupación por el freno en el sector servicios y, en especial, en advertir que la inflación interanual todavía está alta y podría permanecer en dicha cota demasiado tiempo. De hecho estiman que habrá que esperar hasta 2025 para verla en el 2%, el objetivo del BCE. La inflación interanual en la zona euro marcó un registro del 4,3% en el mes de septiembre, lo que supone el dato más bajo desde finales de 2021. Queda lejos de los máximos del pasado mes de noviembre de 2022 del 10,6%.
Por tanto, se podría concluir que el BCE al fin está logrando su objetivo, pero en esta ocasión en absoluto ha querido congratularse por ello. Todo lo contrario. Lagarde ha querido poner el acento en los riesgos inflacionarios con los que convivimos. La presidenta del BCE considera que podríamos llegar a ver nuevas subidas en las materias primas a consecuencia del conflicto en Oriente Próximo y, en consecuencia, una deriva también alcista en distintos sectores entre los que ha querido destacar como preocupante el sector alimentario.
Con todo este caldo de cultivo, tuvimos una rueda de prensa posterior a la decisión de tipos en la que Christine buscó no mojarse demasiado al responder las distintas cuestiones que le preguntaron. Lagarde se siente más cómoda comentando el impacto que estaría ocasionando esta política en el sector bancario, pero la realidad es que el BCE tiene por delante un 2024 con demasiadas incertidumbres que les tienen intranquilos. Reformular el objetivo de inflación (del 2 al 4%) sería el camino más accesible, pero supondría un giro severo en la política fijada hace más de una década y claudicar ante la realidad de un mercado que no han logrado dominar.
Otra gran preocupación es la enorme inestabilidad geopolítica fruto de la guerra que ha estallado en Oriente Próximo. Esta zona del mundo es clave para los suministros a nivel mundial; además, nos ha permitido confirmar de nuevo la fragilidad de las relaciones internacionales. Hay un porcentaje elevado del total de los costes de producción de los bienes de primera necesidad sobre los que el máximo organismo supranacional en términos financieros de Europa no tiene incidencia alguna.
Pese a todo ello, creemos que Lagarde ha conseguido aportar más calma a los mercados que en anteriores reuniones. Activos como el par euro/dólar y los principales índices bursátiles europeos han logrado cortar, al menos momentáneamente, la tónica bajista que venían arrastrando durante este mes de octubre.
Adrián Hostaled es analista de XTB