MURCIA. En la huerta de Murcia existen desde hace varios siglos hermandades religiosas bajo la advocación del Rosario, Carmen o Aurora, transmisoras de un legado patrimonial inmaterial, simbólico, sonoro y religioso. Los auroros son hombres y en las últimas décadas también mujeres, encargados de realizar el rezo cantado a través de sus salves.
Dispuestos en dos grupos en forma circular, la campana es el instrumento encargado de marcar el ritmo, de dar la entrada a la salve y de llevar la velocidad y cadencia de la misma. Los auroros de la Huerta portan un farol, encargado de alumbrar durante las noches de los diferentes ciclos del año; y un estandarte, el cual representa la advocación de la agrupación religiosa antes mencionada. Los hermanos cantores de estas hermandades de auroros, se ajustan como ninguna otra entidad religiosa al año litúrgico dividido principalmente en cuatro periodos: Pasión, Ordinario, Difuntos y Navidad.
La presencia de las campanas de auroros durante el mes de octubre en la huerta de Murcia forma parte del ciclo vital de huertanos y huertanas. Con la llegada del décimo mes del año, conocido popularmente como el 'mes del Rosario', hombres y mujeres se organizan para rezar los tradicionales Rosarios de la Aurora.
En torno a ellos, las campanas de auroros, hacen su Despierta por los caminos, carriles y veredas en sus respectivas poblaciones, ritual ancestral en el que de madrugada salen rezando el canto de salves por aquellos puntos marcos en la pedanía. Durante el trayecto, algunos hermanos o hermanas de dicha institución religiosa, obsequian a los presentes con un chocolate, buñuelos o monas, sin olvidar la copica de anís o mistela, con la intención de seguir hasta el alba, momento elegido para sentir el rugir de los cohetes y los aromas, obsequio del territorio.
Tras el Rosario, llega el momento de la Eucaristía, poniendo punto y final a los actos que, durante todo el mes de octubre, en los pueblos de Santa Cruz, Rincón de Seca, Javalí Viejo, Javalí Nuevo o El Palmar, organizan las cofradías o hermandades de la aurora.
A partir del 2 de octubre, en los pueblos de la Huerta, volverán a sentirse el lejano repiqueteo de la campana y las voces polifónicas de los auroros, señal de que todo vuelve poco a poco a la normalidad.