CARTAGENA. 'Perdió la silla' termina el popular refrán y comienza esta columna sobre la tan necesaria como postergada solución al recorrido de nuestras procesiones, su dignificación y su paso a una gestión del siglo XXI propia del evento más popular que se celebra en Cartagena: nuestra Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.
Se trata, por tanto, de nuestra tradición más arraigada pero también de un atractivo producto turístico por lo que debe ser cuidado, respetado y potenciado para obtener un mejor aprovechamiento de la vía pública y de los recursos que genera la explotación del recorrido.
En la línea de abandonar la cutrez y mediocridad tras la Semana Santa de 2017 el alcalde José López recogió el guante de la asociación `Tertulia La Vara´ que trajo a Cartagena a los responsables en Málaga del conocido como 'Proyecto Procesionista', denominación que recibe la propuesta de gestión del recorrido.
En aquel encuentro convocamos, como no podía ser de otra manera, a los Hermanos Mayores para que tomaran ideas de cara a asumir la gestión de los recorridos como parte ineludible de la ese `sacar las procesiones a la calle´ que cada año llevamos a cabo con el esplendor por todos conocidos en un marco -no tan- incomparable.
Aquel día alguno de ellos afirmó 'no somos silleros' –no es momento de preguntarnos qué es la Junta- para justificar su negativa a asumir esta parte esencial de nuestros cortejos procesionales.
Urge una modernización en la gestión, en la reserva y adquisición de localidades, como también en la mejora estética del entorno directo de los desfiles para hacerlo –aún- más atractivo
Desde entonces ha llovido mucho -incluso aquí- y es ahora a poco más de dos meses de las procesiones que tras nuestra insistencia a través de múltiples iniciativas plenarias se anuncia en la web municipal 'la gestión directa de las sillas por la Junta de Cofradías'. Un nueva que no por esperada deja de ser sorprendente.
No sabemos si por convicción, desesperación o asumiendo que, en estos tiempos, es lo que procede la Junta de Cofradías parece haber dado el paso que tantos esperábamos hace años, ¡Bienvenido sea! Si bien todo hay que decirlo, llega con escaso margen de tiempo.
En estos 6 años sólo Hostecar –para muchos paradójicamente- ha mostrado y propuesto públicamente una modernización del sistema. Ni tan siquiera se ha aprovechado el obligado paréntesis sin desfiles por parte de Ayuntamiento y la Junta de Cofradías para afrontar esta cuestión que ahora se anuncia.
Así que esta propuesta de 'las bases' procesionistas, que desde MC hemos defendido en la esfera política, podría hacerse realidad. Ahora se anuncia que la Junta asumirá la gestión pero no se conoce el modelo con que lo hará ni el marco legal del convenio.
La primera cuestión de cómo se van a convertir en 'silleros' los que no lo eran doy por hecho que debe estar resuelta (D.m.) porque resultaría inverosímil pensar que la Junta de Cofradías asume este reto sin un plan, así que pasaré a la segunda ¿Cómo puede ceder el Ayuntamiento el espacio de forma gratuita?
Para ello hay que conjugar las leyes de Patrimonio Administraciones Públicas, de Contratos, de tasas y precios públicos y de Subvenciones, a lo que hay que sumar nuestras propias ordenanzas municipales.
Como no nos han mostrado el convenio aprobado hemos de pensar que se ajusta a la legalidad, pero ¿Cómo se hace para que las Cofradías no paguen por ese espacio? Para eso no tengo dudas de que es necesario modificar la Ordenanza fiscal reguladora de la tasa por la utilización privativa del aprovechamiento especial del dominio público local y eso no se ha hecho.
Es por ello que espero que el Gobierno local no haya actuado con esa mala fe poniendo 'el caramelo' para nada y que los tiempos y trámites permitan a la Junta de Cofradías implementar esa gestión, porque si las sillas vuelven a ser las mismas y en las mismas circunstancias alguien tendrá que explicar por qué.
Porque ciertamente parece más sensato preparar con un año por delante que experimentar en pocos meses; firmar un convenio cuando ya hay marco legal que lo ampare y no una modificación normativa de por medio; y tener en cuenta otro refrán “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar…” y no es que más allá del puerto de la Cadena cada desfile entre en la crónica de sucesos, sino que en la cabalgata de Reyes 2022 ya tuvieron las de La Trinca que buscar quien pagara las sillas y regalarlas a los asistentes porque llegaron tarde a licitarlas.
Lo dicho, ansioso por conocer la nueva fórmula de gestión, espero y deseo que el que perdió la silla se quedara en Sevilla porque urge una modernización en la gestión, en la reserva y adquisición de localidades, como también en la mejora estética del entorno directo de los desfiles para hacerlo –aún- más atractivo.