MURCIA. Las obras de rehabilitación y puesta en valor del Molino de la Polvora, ubicado en el paraje de Los Canalaos de Murcia, ya han finalizado, permitiendo disfrutar a los murcianos de esta "joya patrimonial de la Huerta", según ha destacado el alcalde, José Ballesta, tras visitar la intervención llevada a cabo en estos restos arqueológicos de una fábrica del siglo XVIII, cuyos vestigios ya se pueden contemplar desde un nuevo mirador sobre el cauce de la Acequia Mayor Aljufía.
"La Huerta de Murcia ha recuperado uno de los elementos más importantes de su patrimonio, los vestigios del Molino de la Pólvora, cuyo origen se remonta a las primeras décadas del siglo XVIII y al que le precedió un molino harinero", señaló Ballesta, quien añadió que "se trata de un hito en la recuperación del patrimonio que además supone una reivindicación de nuestras raíces: la huerta de Murcia, nuestro legado histórico, cultural y ecológico más valioso, que forma parte de nuestra identidad colectiva".
La rehabilitación de los restos arqueológicos del Molino de la Pólvora se enmarca en el Plan de Acción de la Huerta, que también ha supuesto la recuperación de los Molinos del Amor y del Batán. Para descubrir estos lugares históricos, el Ayuntamiento ha desarrollado un conjunto de 20 rutas turísticas -para recorrer a pie y en bicicleta- por la Huerta de Murcia. De esta forma, el Molino de la Pólvora se ha convertido en uno de los rincones más interesantes para realizar una parada y contemplar el paisaje, incluyéndose en la Ruta 1. La Aljufía: Murcia-Azud de la Contraparada.
Para hacerlo posible, el Ayuntamiento ha acondicionado este monumento, del que quedaban sus vestigios, diseñando en este entorno una zona de descanso con un mirador ubicado sobre el cauce de la Alcequia Mayor Aljufía –una de las dos acequias mayores que vertebran la red de riego tradicional de la Huerta de Murcia, tomando sus aguas del río Segura–. El nuevo mirador también ofrece vistas a las parcelas colindantes, a las que estaba ligada tradicionalmente la explotación del molino.
Además, se han instalado paneles expositivos sobre la historia y antiguas funciones del Molino y la pasarela que cruzaba la acequia ha sido restaurada, pasando a ser un puente peatonal que permite el paso de grupos de forma segura y que ofrece una óptima vista al cauce del río.
En su conjunto, el proyecto de rehabilitación del Molino de la Pólvora, diseñado por Santa Cruz Arquitectos y por los arqueólogos de Arqueotec, y ejecutado bajo la dirección de la Oficina Municipal de Proyectos, ha contemplado la puesta en valor de los vestigios del propio molino, así como la restauración de los paños de piedra del entorno de la acequia Mayor Aljufía y la recuperación de sus quijeros. En concreto, los trabajos comenzaron en octubre de 2019 y que han finalizado en julio de 2020.
La arqueología ha estado integrada en todas las fases del proyecto. En este sentido, los arqueólogos han formado parte del equipo de redacción no solo aportando información histórica, sino también arqueológica, realizando excavaciones para verificar la existencia de restos de la antigua fábrica de pólvora. Así, los trabajos de investigación y excavación arqueológica, desarrollados en los años 2017 y 2018, han permitido desvelar la evolución histórica de este paraje natural, donde solo se conservaban las ruinas de canales de obra, que dieron lugar al nombre, bautizándose como el paraje de Los Canalaos.
Las primeras excavaciones han puesto al descubierto alguna de las antiguas instalaciones y numerosos morteros de caliza gris, empleados para mezclar los componentes de la pólvora (salitre, azufre y carbón). Hasta la reciente actuación, el Molino se ha empleado de forma exclusiva para regar, lo que ha permitido su conservación tras su abandono en el siglo XIX.
Por sus condiciones ambientales, en la acequia Mayor Aljufía se construyó un molino harinero en el siglo XI, al que se incorporó poco después un batán trapero. Así se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando el administrador de las fábricas del Rey puso en marcha el Molino de la Pólvora en este emplazamiento.
La primera noticia del molino harinero fue publicada en el año 1413, siendo este propiedad del matrimonio formado por Fernán Pérez Calvillo y Juana Carrillo, familia en la que permaneció hasta el siglo XVIII y de la que algunos descendientes viven aún en el entorno de este paraje. Inicialmente se construyó como un molino harinero, pero pronto se transformó también en batán (máquina destinada a transformar tejidos).
En 1719, el por entonces administrador General de las reales Fábricas de Pólvora, Francisco Zoco, comenzó a construir una nueva fábrica junto al molino de Juan Carrillo. A finales del siglo XVIII la fábrica alcanzó su máximo desarrollo. Más tarde, en el año 1802, la Ordenanza del Real Cuerpo de Artillería decreta el futuro cierre de la Fábrica baja (Los Canalaos). En 1805, el Molino de la Pólvora dejó de producir definitivamente, concentrándose la producción en el la Fábrica Militar de Pólvoras de Murcia en Javalí Viejo. Aunque la fábrica se intentó vender, el inmueble quedó en manos del Cuerpo de Artillería hasta que fue permutada cinco décadas más tarde.