MURCIA. Apenas unos minutos después de que la Asamblea Regional recuente los votos de sus señorías, el presidente Fernando López Miras no puede esperar al final del pleno. Agarra su móvil y escribe un tuit: "PSOE y Podemos acaban de votar en contra de una ley para que se prohíban todos los vertidos al Mar Menor. Acaba de suceder en la Asamblea Regional de Murcia". El mensaje, claro, no pasó inadvertido y rápidamente recibió la respuesta de otros partidos políticos. La lucha fratricida estaba servida: en la arena del Parlamento y también en las redes sociales.
De nuevo la política evidenció sus divisiones en un tema profundamente delicado, como es el Mar Menor, azotado por la enésima crisis tras el duro episodio de peces muertos registrado en agosto. La Asamblea Regional trató este lunes varias propuestas para la laguna que, finalmente, salieron adelante, sí, pero fueron validadas únicamente con el apoyo de las fuerzas parlamentarias que sujetan al Gobierno regional. Es decir, sin el consenso de la oposición.
El Ejecutivo precisamente quería modificar una de las pocas leyes que han sido aprobadas esta legislatura con un amplio respaldo: la llamada Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor, que en su día -en julio de 2020, un año antes del último capítulo de agresión a la laguna- salió con el apoyo de 39 diputados (PP, Cs y PSOE). En esta ocasión, el PP pretendía endurecerla para restringir la entrada de nitratos en la laguna.
Obtuvo, como era de esperar, el plácet de los diputados expulsados de Ciudadanos y Vox, aliados de López Miras; sin embargo, el PSOE, Podemos, los dos parlamentarios oficiales de Ciudadanos y el único reconocido por Vox rechazaron la propuesta. "Votamos en contra porque no queremos ser cómplices del PP y porque no quieren cambiar el modelo de agroindustria que está matando al Mar Menor", aducía la socialista Carmina Fernández. "Estamos a favor de la supresión de los vertidos a la laguna, que es algo que llevamos pidiendo años", indicaba por su parte María Marín, de Podemos, aclarando: "Pero no estamos de acuerdo en esta engañifa, porque se va a limitar a un plazo de dos años, creando inseguridad jurídica para los agricultores. Es una amnistía a los regadíos ilegales".
El PP replicaba: "Es desolador ver cómo la izquierda se siente cómoda atacando al sector agroalimentario; se siente cómoda viendo cómo el Mar Menor agoniza cuando su única contribución es ponerse una camiseta, hacer ruido y engañar a la sociedad", esgrimía Jesús Cano. La proposición de ley modifica artículos basados "en la prohibición de vertidos al Mar Menor, de vertidos de aguas pluviales y de aguas freáticas y vertido fortuito de las infraestructuras de recogida de aguas para evitar la entrada de nutrientes". Tal y como acordó en su momento la Junta de Portavoces, la tramitación se ejecutó por el modo de lectura única, lo que ha impedido a los grupos presentar enmiendas.
Además, el pleno de la Cámara también abordó convalidar el decreto que ordenó López Miras para prohibir el uso de fertilizantes nitrogenados en la franja de 1.500 metros del Mar Menor. Esta norma, asimismo, acorta a la mitad los tiempos para resolver los expedientes en las plantaciones irregulares y prevé sanciones por infracción que oscilarán entre los 5.001 y los 50.000 euros. La oposición tampoco la ha apoyado.
Para los socialistas, esta iniciativa "solo conllevarán la judicialización de los procedimientos" y significaría que "todo siga igual y no eliminar los regadíos ilegales". Para Podemos, la idea "llega tarde y mal y aporta medidas que solo benefician a la industria agroalimentaria". En cambio, los portavoces de los grupos de Ciudadanos y Vox han defendido la convalidación de este decreto: "El importe íntegro de las multas será repercutido en la protección y conservación del propio Mar Menor", dijo Francisco Álvarez. El decreto no va de castigar a nadie, sino de limitar el uso de determinados fertilizantes", adujo por su parte Juan José Liarte.
La laguna sufre y los políticos que rigen a esta Región se afanan en proponer soluciones para salvar el Mar Menor. Pero no hay manera de ponerse de acuerdo.