MURCIA. Objeto de deseo, de desvelos y añoranzas, de frustraciones y alegrías, de éxtasis y decepción. Simple y complejo. Te hace sufrir, te lleva a lo más alto, lo mismo el día que lo conoces te pone mirando a Cuenca, que un mes más tarde piensas que lo han abducido los extraterrestres.
Son así, sin más, sin vuelta, sin maldad. Minimalistas. La complejidad viene del cristal-ino que lo mira, normalmente el femenino. ¿Conocen ustedes la función del cristalino? La función de acomodación. Tiene la habilidad de cambiar el punto de enfoque de forma rápida e involuntaria… Vamos, lo que vendría siendo una mujer.
Aunque a nosotras nos cueste entenderlo, el hombre es el hombre y punto. Amigos, cerveza y fútbol, en ese orden de prelación. ¿Y dónde estoy yo? Se preguntará usted. Sencillamente…, no está. Pero no sufra, no es nada personal. Al igual que en los monos, las relaciones de los hombres son fuertes y duraderas en torno a un macho que lidera el grupo. Por lo tanto, si el líder convoca a quintos, dese por jodida, el planazo que se iba a marcar con su churri este fin de semana se va a tomar por el culo ante la llamada de la selva.
"Esa simpleza de pensamientos sólo puede emanar de un manantial de paz interior"
Nosotras ansiamos un empotrador cuando estamos ovulando y un hombre tierno y romántico el resto del ciclo. Como ha dicho una actriz en Cannes, somos sapiosexuales (vaaaaale, al menos algunas). Buscamos un hombre que nos estimule intelectualmente y que nos ponga berracas con su conversación. Pura entelequia, ya se lo digo yo. O mejor, como diría un hombre: nena, lo que ves es lo que hay.
Así que si lo que busca es un revolcón, no sea tonta, no se ponga ciega a gin tonics y se pase la noche haciéndole ojitos esperando que le entre. No se va a enterar de nada. Dígale directamente y sin sutilezas que quiere que la lleve al catre o mejor, métale el morro hasta el higadillo. Aun así, posiblemente todavía no le quede claro qué es lo que le está "insinuando".
Algunos siguen pensando que nosotras identificamos la virilidad con en el pelo. Correcto, pero siempre y cuando esté en la cabeza. Respecto a los demás ¡depílense, por Dios! No queremos encontrarnos con algún pelo… en plena faena que venga a romper el hechizo.
Admiro y envidio a los hombres a partes iguales. No voy a negar que muchas veces hubiera querido ser hombre. Muchas. Esa simpleza de pensamientos sólo puede emanar de un manantial de paz interior. No como nosotras, que vivimos todo el día agitadas entre las rencillas y las elucubraciones. Cuando están callados no están pensando en nada. Y nada es ¡NADA! ¡Si pudiera ahogar al loro que vive en mi cabeza! Nunca tienen prisa por llegar a ningún sitio (excepto al fútbol). Siempre confiados en su GPS biológico. Pues no, dirección a Almería no se llega Madrid. ¡Qué animadversión a preguntar! ¡que no va a salir Predator de la boca del lugareño!
Los mejores consejos ante un problema que para mí era inabarcable, me los ha dado un hombre y lo ha convertido en una pelota de frontón lista para lanzar. ¡Maravilloso! Sencillo y eficaz. También muchas decepciones, porque su simpleza les impide sopesar la repercusión de sus actos en los demás. Pero a pesar de todo, les adoro y más ahora que soy madre de dos.
Gracias por su lectura.