CARTAGENA. Un siglo y medio guiando el camino de los navegantes que atraviesan las costas de la Región, pero poco más un año y medio enseñando sus misterios, sus entrañas y sus secretos a los visitantes. El faro de Cabo de Palos se ha convertido en un fantástico destino para este verano, gracias a la propuesta de la empresa Planout.
Allí, Daniel, Almudena y Sergio, los guías de esta empresa especialista en tours y visitas, alimentan el interés del visitante con historias cargadas con un halo de misterio, leyenda y realidad, que hacen que este espectacular edificio gane en interés y atracción.
Las visitas concertadas de no más de ocho personas -a partir de los 16 años-, y después de comprobar la temperatura de cada una de ellas, desinfectar las manos con hidroalcohol y mantener en todo momento las medidas sanitarias de obligado cumplimiento, arrancan a los pies del faro. Es el único visitable de la Región, gracias a la autorización de la Autoridad Portuaria de Cartagena. En este tiempo, ya lo han podido disfrutar cerca de cinco mil personas. Hasta cuatro mil fueron las solicitudes que recibieron en 2018, su primera jornada de puertas abiertas.
Las espectaculares vistas en su punto más alto dan una precisa idea de la magnitud de este edificio. ¡Qué mejor lugar para demostrar el amor a tu pareja!, ha dicho más de uno que allí, en este pequeño balcón donde se otea el Mediterráneo, ha pedido en matrimonio a su novia en plena visita.
Doscientos setenta y ocho escalones en espiral para alcanzar los 80 metros de altura, del que ha sido denominado como ‘faro de faros’ y escuela donde se formaron los futuros aspirantes a esta profesión.
Los guías cuentan la presencia de un templete en el cabo en honor a Baal Hammon, divinidad fenicia y púnica, o cómo los romanos decidieron llamar a esta zona Capus Paludis 'Cabo de la laguna, en alusión al cercano Mar Menor y al estancamiento de sus aguas.
La piratería, relatan, puso en peligro la supervivencia de los habitantes de la zona en el siglo XV y XVI, lo que hizo que Carlos I y Felipe II ordenaran la construcción de torres vigía. Así en 1578, se terminó la Torre de San Antonio, levantada incluso más cerca del agua que el actual faro.
Mientras subimos con lentitud las escaleras del edificio, los guías nos explican que una Comisión Nacional de Faros aprueba el proyecto de Leonardo de Tejada para que el faro comience a funcionar el 31 de enero de 1865. Se iluminó por primera vez gracias a una lámpara que utilizaba aceite de oliva, ya que la luz no llegó hasta mediados de los sesenta del pasado siglo. Durante casi 40 años se convirtió en la escuela donde se formaron los futuros aspirantes a esta profesión.
Domina una amplia área marítima y dirige las navegaciones a más de 20 millas a la redonda, pero eso no ha evitado, tal y como nos relatan en la visita, que debido a una sucesión de arrecifes sumergidos, que forman una peligrosa barrera para la navegación, el faro de Cabo de Palos haya presenciado numerosos naufragios a lo largo de los años.
El más celebre, por su trágica y dramática historia, fue el hundimiento del trasatlántico italiano Sirio, en 1906, en el que murieron 550 personas de las 1.000 que viajaban a bordo. El mayor accidente de la navegación civil ocurrido en las costas españolas.
Nos cuentan los guías que los pescadores de la zona se lanzaron con sus embarcaciones al agua para rescatar a cientos de tripulantes. Una placa a los pies del faro recuerda a Vicente Buigues, un marinero afincado en Cabo de Palos y de origen valenciano que, junto a la tripulación del Joven Miguel, logró salvar aquella tarde a más de 250 personas.
Este entretenido 'tour' por el faro tiene su punto culminante en la balaustrada de piedra, donde los 360 grados de esta panorámica nos permiten ver las cristalinas aguas de Cabo de Palos, a los buceadores rumbo a Islas Hormigas o La Manga del Mar Menor con toda su espectacularidad. Tras las pertinentes fotos y la callada contemplación de una imagen única, se procede al descenso.
La cabina, donde está el foco, el alma de este faro, está cerrada, pero nos explican una curiosidad: la frecuencia de su iluminación es la siguiente 7-1-3-1, o lo que es lo mismo, siete segundos de oscuridad, uno de luz, tres de oscuridad y uno de luz. Este código secuencia permite identificar una determinada señal luminosa en las cartas náuticas de una forma rápida y sencilla.
Nos explican los guías que en el faro de Cabo de Palos, residen dos familias de sendos técnicos en señalización marítima. El encendido, 30 minutos antes del ocaso, el control del correcto funcionamiento de los faros y el mantenimiento están entre las principales tareas de este oficio, que siempre ha tenido una connotación tan especial por el hecho de vivir en zonas remotas y aisladas del mundo.
El faro ha perdido el miedo a los visitantes. Turistas y residentes han logrado cumplir el sueño de ver, descubrir y disfrutar de esta construcción tan apreciada como desconocida.
La visita cuesta seis euros por persona y las reservas se pueden hacer a través de la web de planout.es o visitaelfaro.com.